El reto de las ciencias sociales, una democracía universal no excluyente

Juan Carlos Villa Soto Ť ¿Cuál es el factor general que explica el fracaso de todos los proyectos anteriores de tipo humanista? El doctor Pablo González Casanova abordó esta pregunta durante la conferencia La Democracia Universal y las Ciencias Sociales. Legados y tendencias, dictada el 19 de febrero en el marco del seminario ``La Herencia y el Futuro de la Sociología en el Siglo XXI''. El doctor González Casanova señaló que existe un factor general en el liberalismo, la socialdemocracia, el socialismo y el nacionalismo revolucionario que determinó el fracaso de estos movimientos: ``En todos ellos hubo elementos de autoritarismo que no pudieron superar''. Empero, advirtió que existe otro elemento muy significativo: Todas las experiencias anteriores han sido excluyentes, con una limitación en la participación muy grande. ``Si vamos a hacer unas Ciencias Sociales que busquen el interés general o el bien común, vamos a tener que plantearnos una definición de la democracia no excluyente y universal''.

Esto parece, agregó, muy ambicioso cuando estamos en situaciones dramáticas. Sin embargo, ``ya decidimos que ni somos optimistas ni somos pesimistas, simplemente tenemos esperanza''.

En su ponencia, González Casanova señaló que quienes construyen la democracia definen y delimitan el concepto y la realidad. Los complejos trasnacionales de nuestro tiempo, por ejemplo, identifican la democracia con el libre mercado que dominan.

En este seminario, organizado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CIICH) y el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, el destacado sociólogo advirtió que plantear un proyecto universal de democracia, no excluyente, implica dos problemas: saber cuáles son las estructuras o relaciones alternativas capaces de alcanzar los objetivos y no sucumbir a la represión, cooptación y refuncionalización a que fueron sometidos sus predecesores. Este parece ser uno de los retos centrales de las ciencias sociales de la actualidad y del futuro.

El director del CIICH señaló que al plantear la democracia universal no excluyente, como un problema central de las ciencias sociales, se tiene que ir más allá del análisis sobre el legado y las tendencias de las ciencias sociales. Se requiere, dijo, analizar la construcción a un nivel de complejidad y articulación superior al de las teorias y experiencias anteriores. ``Los valores de libertad, justicia social, tolerancia, solidaridad y fraternidad se habrán de definir de acuerdo con las experiencias históricas desde un proyecto de democracia universal, no excluyente, con mediación alternativa a crearse desde la sociedad civil; entre variantes humanistas, religiosas, laicas, idealistas y materialistas que respeten esos valores y puedan crear redes de acción social y política en la sociedad civil y en los Estados; con entidades autónomas capaces de autorregulación, de autorreparación, de autopoyesis y capaces de enfrentar y vencer no sólo los intereses de clase (que determinan los fenómenos de depredación, parasitismo, explotación, marginación, exclusión, empobrecimiento y destrucción de los recursos naturales), sino también la mediatización y la cooptación''. Esta lucha, habrá de enfrentar en gran medida una Guerra de Baja Intensidad, que combina la destrucción física y la destrucción moral, apuntó.

El investigador señaló que hasta ahora sólo el movimiento radical democrático post-moderno de los indios mayas de México ha planteado el proyecto la Democracia Universal.

Finalmente, el doctor Pablo González Casanova señaló que ``la Democracia Universal no excluyente será el problema central de unas Ciencias Sociales que se apliquen al estudio del interés general''.

No veo, dijo, ningún otro problema que pueda constituir el legado y el futuro de las Ciencias Sociales.