Afore: costosa publicidad, desconfianza generalizada
Roberto González Amador/I Ť Un ejército de 49 mil hombres y mujeres recorre fábricas, calles, plazas y edificios de todo el país.
Desde hace 20 días es la punta de lanza que 12 empresas financieras han puesto en juego para hacerse con una parte del negocio con mayor potencial de crecimiento para la próxima década.
Es el primer contacto físico que 10 millones de trabajadores de todo el país tienen con un nuevo sistema de pensiones, aprobado en diciembre de 1995, y que cobrará plena vigencia a partir del primer día de julio próximo.
El recelo de la mayoría de los asalariados hacia un sistema financiero que en el pasado los marginó y ahora trata de atraerlos, rodea el arranque de la campaña de suscripción a las empresas administradoras de pensiones, que comenzó el 3 de febrero.
Pero no sólo existe la duda hacia un sistema cuyas bondades no se perciben claras. Una costosa campaña publicitaria, que ha incurrido en excesos y errores sancionados incluso por la autoridad, no ha logrado despejar del todo las dudas sobre el funcionamiento del nuevo sistema de seguridad social.
``Es necesario hacer llegar a la gente la mayor cantidad de información, crear confianza'', dijo recientemente Ralf Peters Castilla, director del sistema de ahorro para el retiro de Bancomer, el segundo banco mexicano.
Doce empresas privadas autorizadas por el gobierno federal a administrar los nuevos fondos de retiro han lanzado a la calle a su ejército de promotores, que tiene el objetivo de inscribir a cuando menos 10 millones de trabajadores que cotizan en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en un sistema de pensiones que comenzó a funcionar este año.
El nuevo sistema de pensiones entrará en vigor a partir de julio. Es producto de una reforma a la Ley del Seguro Social aprobada por el Congreso en diciembre de 1995 sólo con el voto del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y la oposición de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), Acción Nacional (PAN) y del Trabajo (PT).
La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), organismo gubernamental encargado de regular y supervisar el nuevo sistema de pensiones, explica:
``El objetivo de la reforma es garantizar una pensión digna a través de un sistema más justo, equitativo y viable financieramente. También se pretende respetar los derechos adquiridos por los trabajadores en el sistema anterior, y promover la administración transparente de los recursos de los trabajadores, que serán destinados a invertir en actividades productivas''.
Fernando Solís Soberón, presidente de la Consar, comenta que se trata de un sistema de pensiones de capitalización individual para que las contribuciones de los trabajadores, los patrones y el Estado se canalicen a cuentas individuales pertenecientes a cada trabajador, con el fin de acumular saldos que deberán ser destinados a la obtención de pensiones.
De acuerdo con la Consar, una de las principales características de la reforma consiste en que cada trabajador tendrá una cuenta individual de ahorro para el retiro en la que se depositarán las aportaciones del trabajador, de su patrón, las del gobierno y aquéllas que el trabajador realice de manera voluntaria.
En un documento elaborado por Solís Soberón, se explica que la nueva ley restructura los seguros que estarán comprendidos en el régimen obligatorio del seguro social, de la siguiente forma: riesgos de trabajo; enfermedades y maternidad; invalidez y vida; retiro, cesantía en edad avanzada y vejez; y guarderías y prestaciones sociales.
En la nueva estructura de pensiones aparecen dos nuevos renglones: el seguro de invalidez y vida, que sustituirá al actual de invalidez y muerte, y el seguro de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez, al cual se habrán de integrar las aportaciones patronales del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), es decir, del seguro de retiro y del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
Según la información proporcionada a este diario por la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, en la cuenta individual de los trabajadores se depositarán bimestralmente las aportaciones del trabajador, del patrón y del gobierno, de la siguiente manera: por cesantía en edad avanzada y vejez, 4.5 por ciento del salario base de cotización de cada trabajador; por retiro, 2 por ciento de ese salario; por vivienda, otro 5 por ciento; el gobierno aportará un peso por día trabajado; más las aportaciones voluntarias de cada trabajador.
De acuerdo con la distribución anterior de las aportaciones, la cuenta individual de ahorro para el retiro está compuesta por tres subcuentas: en la primera, llamada de ``retiro, cesantía en edad avanzada y vejez'', se depositan el 4.5 por ciento del salario base; 2 por ciento del SAR patronal y el peso aportado cada día por el gobierno.
En la subcuenta de vivienda se deposita el 5 por ciento de las aportaciones patronales, que seguirán siendo administradas por el Infonavit. Si un trabajador no obtiene un crédito del instituto, al final de su vida productiva estos recursos se sumarán a la subcuenta de retiro.
La tercera es la subcuenta de ``aportaciones voluntarias'', que se compone de las aportaciones adicionales hechas por el trabajador o las que, en su caso, realice el patrón.
Para las aportaciones realizadas en esta subcuenta, existe la posibilidad de efectuar retiros cada seis meses.
La Consar establece cuatro usos distintos para la cuenta individual. Se utilizarán en caso de que se otorgue una pensión por invalidez permanente o muerte, que será pagada por una institución de seguros contratada por el propio trabajador; el monto será calculado por el IMSS.
Un segundo uso es que, por una sola vez, el asegurado podrá retirar de su cuenta individual una cantidad equivalente a 30 días de salario mínimo como ayuda para gastos de matrimonio, siempre y cuando tenga un mínimo de 150 cotizaciones.
El tercer uso está relacionado con el desempleo. En este caso, el trabajador tiene la posibilidad de hacer retiros en caso de desempleo, por la cantidad que resulte menor entre 75 días de salario base de cotización de las 250 semanas previas, o 10 por ciento del saldo de la subcuenta de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez. Esto podrá hacerlo a partir del cuadragésimo sexto día natural transcurrido desde el día que quedó desempleado.
El cuarto uso posible de la cuenta individual consiste en un seguro de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez.
Este, dice la Consar, es el uso principal de la cuenta individual. Permite al final de la vida laboral del trabajador la adquisición de una pensión para el retiro, que será otorgada cuando cumpla con los requisitos de edad y cotizaciones establecidas en la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social: que tenga cumplidos 60 años para pensionarse por cesantía, o 65 años para hacerlo por vejez y mil 250 semanas de cotización en ambos casos.
Es posible que un trabajador que no haya cumplido con el requisito del periodo de cotización y tenga 60 años o más pueda retirar el saldo de su cuenta individual en una sola exhibición o seguir cotizando hasta cubrir las semanas necesarias para que opere su pensión.
Pero en caso de que un trabajador no acumule en su cuenta individual los recursos suficientes para contratar una renta vitalicia o seguro programado al final de su vida laboral, el gobierno garantiza una pensión al asegurado.
Esta pensión será la equivalente a un salario mínimo general para el Distrito Federal, que se actualizará durante el mes de febrero de cada año, de acuerdo con el comportamiento del Indice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), indicador elaborado por el Banco de México que mide el aumento de la inflación.
En el viejo esquema, las aportaciones por concepto del SAR representaban el 7 por ciento bimestral sobre el salario base de cotización.
Aquí es cuando aparecen en escena las Administradoras de Fondo para el Retiro (Afore), el vocablo más traído y llevado por la publicidad en las últimas semanas.