La Jornada 24 de febrero de 1997

Envía Carrillo Olea desmentido al NYT; Beltrones dice que lo hará

Francisco Guerrero Garro, corresponsal, Cuernavaca, Mor., 23 de febrero Ť El gobernador de Morelos, Jorge Carrillo Olea, aseguró este domingo que la supuesta información que lo vincula con el narcotráfico fue filtrada al diario The New York Times por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA), ``eternos enemigos del interés nacional'', para tratar de crear el peor de los escenarios en México.

Tales señalamientos los atribuyó al ``calentamiento'' que cada principio de año hacen los estadunidenses con motivo de la certificación que Estados Unidos otorga a los países latinoamericanos y, además, en el caso de México, por la visita que el presidente Bill Clinton hará el próximo mes a México.

En una carta enviada a Joseph Lelyveldo, editor del diario neoyorkino, el gobernador afirma que el único soporte para la grave acusación que se le hace es la frase ``fuentes altamente confiables, sin dar nombres de personas o dependencias''.

No precisan ninguna referencia y ningún elemento probatorio, dice y agrega que estos ataques son parte de una ofensiva para endurecer las relaciones bilaterales e influir en los comicios federales en nuestro país.

Durante sus 42 años de servicio público, asegura Jorge Carrillo Olea: ``no tiene absolutamente ninguna preocupación por la que tuviera que arrepentirse o avergonzarse'', pues toda su vida ha actuado con honestidad y nunca ha quebrantado las normas legales vigentes. Negó vehementemente los cargos que se le hacen en dicho diario y criticó la doble moral de Estados Unidos.

En contraste con la persistencia con que el ``principal consumidor de drogas en el mundo'', trata de presionar a otros gobiernos para que combatan el narcotrafico, en en Estados Unidos ni la DEA, ni la CIA, ni el Buró Federal de Investigaciones (FBI) tocan a los ``poderosos cárteles de la droga estadunidenses''. Citó sólo como muestra'', la existencia de los cárteles de Brooklin, en Nueva York, y los de Seattle y Miami, que mueven decenas y decenas de toneladas de drogas y centenares de millones de dólares cada año y ``nadie los toca''.

Yo preguntaría a los 250 millones de estadunidenses si alguna vez ``sus eficientísimas agencias para el combate a las drogas han detenido a un solo, un solo contrabandista de drogas, porque por la frontera pasan toneladas de drogas, ya sea por vía terrestre, aérea o por túneles.

``No'', se responde Carrillo, ``porque en Estados Unidos todo es belleza y bondad'', no hay consumidores, no hay traficantes al menudeo, no hay grandes traficantes y la DEA, el FBI y la CIA nunca han podido dar el nombre de una sola persona dedicada al narcotráfico en mediana o gran escala. Esa es la pureza de Estados Unidos, esa es la pureza del Capitolio.

Y para lograr esto trasladan las responsabilidades de este sucio negocio a los latinoamericanos y los asiáticos y este es el caso de México, el señor Clinton viene dentro de un mes y sus colaboradores, secretarios de Estado o lo que sea, le quieren tener la mesa puesta, creando el peor de los escenarios para esa entrevista y que supuestamente se encuentre a un Ejecutivo debilitado.

El mandatario advirtió que ``los ataques en contra de México van a seguir'', se buscarán otros blancos, otros nombres de funcionarios, ya sea del régimen actual o de anteriores, porque hay telón de fondo: tenemos la certificación en puerta y en Estados Unidos el Departamento de Estado tiene que quedar bien con el Capitolio, encabezado por una serie de halcones como los senadores Helms y Burton que quieren que no se certifique al mayor número de países para clasificarlos de ``malos'' y poder ejercer presión política y económica sobre ellos.

Acerca del señalamiento que The New York Times hace de que ``yo apagaba los radares cuando pasaban los aviones de los narcos'', quiero decir que esos radares no existían cuando yo dirigí el Instituto Nacional de Combate a las Drogas, dijo Carrillo Olea. Agregó que cuando los aviones ingresaban al espacio aéreo mexicano, supuestamente desde Colombia, ya habían sido detectados, ``eso sí'', por los radares estadunidenses''.