La Jornada 24 de febrero de 1997

Los indígenas deben ser sujetos, no objetos: sínodo de San Cristóbal

Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 23 de febrero Ť En los primeros acuerdos de su tercer sínodo, la diócesis de San Cristóbal anunció que buscará caminos para que el gobierno, los partidos políticos y las organizaciones ``entiendan'' que las comunidades son dueñas de su existencia y tienen derecho a participar y manifestarse para asegurar una vida digna y justa en sus localidades, estado y país.

La diócesis, que desde hace 37 años encabeza el obispo guanajuatense Samuel Ruiz García, asumió en dichos acuerdos la pastoral indígena como opción preferencial en su trabajo, sin descuidar las de carácter campesina y urbana.

Estableció que en sus celebraciones los sacerdotes no harán distinción de partido, grupo ni trabajo y buscarán superar las divisiones. ``No podemos permitir que ningún acto religioso se aproveche para hacer campaña o para atraer gente a favor de algún partido u organización política,'' asentó, aunque aclaró que la construcción del reino de Dios pasa, en parte, a través de las mediaciones.

Los primeros acuerdos del tercer sínodo diocesano convocado por Ruiz García en enero de 1995 se refieren al tema número uno: Iglesia autóctona, y fueron promulgados en días pasados por Samuel Ruiz y su obispo coadjutor, Raúl Vera López. Según el sacerdote Gustavo Andrade, vicario de pastoral, ``el gran reto del sínodo es configurar el rostro de una Iglesia autóctona y liberadora, en la cual los indígenas sean sujetos no objetos ''.

Explicó que el sínodo consiste en la promulgación de un conjunto de normas y lineamientos para actualizar los métodos de evangelización, con el fin de adecuarlos a la realidad presente. Los cambios los propone la propia base desde todas las comunidades, mediante asambleas, y el obispo tiene la última palabra. Equivale a un constituyente, abundó.

Después de dos años de haber iniciado el sínodo y luego de integrar las sugerencias de los equipos pastorales de las 42 parroquias, la diócesis acordó que en las situaciones de conflicto y dificultad deberá promoverse la justicia y la reconciliación hasta conseguir la hermandad, por medio del diálogo, el consejo y la orientación.

También convino en fortalecer el modo de vida de las comunidades, con los valores culturales y cristianos: dignidad de la persona, igualdad del hombre y la mujer, derechos humanos, solidaridad con los pobres y autoridad como servicio. Reiteradamente acordó que los agentes de pastoral, los servidores y colaboradores no indígenas tendrán que caminar desde su propia cultura hacia la cultura indígena.

Acordó reconocer el derecho de las comunidades a organizarse social y políti-camente en formas nuevas en los muni- cipios, al tiempo que asentó la incoveniencia de que los agentes de pastoral y los animadores tengan cargos de dirigencia en partidos u organizaciones políticas mientras dure su trabajo y servicio en la Iglesia. En uno de los 210 puntos acordados, la diócesis se comprometió a apoyar a quienes busquen la unidad y la justicia por medios pacíficos.