En su declaración ministerial, escoltas del ex fiscal confirmaron las visitas de éste a La Paca y María Bernal Salió de su domicilio escondido en la cajuela de su auto, aseguraron
Ricardo Olayo Ť Las declaraciones ministeriales de la escolta del ex fiscal Pablo Chapa Bezanilla lo involucran directamente con la siembra de la osamenta en la finca El Encanto y revelan que el día que se dio a la fuga --el 31 de enero pasado-- salió de su domicilio escondido en la cajuela de su automóvil.
Tres escoltas y el chofer Raymundo Aldana Salinas --todos policías judiciales de la Procuraduría General de la República (PGR)-- coinciden en que el ex fiscal especial visitó la casa de Francisca Zetina, La Paca, por lo menos en diez ocasiones y que a ellos mismos se les utilizó como emisarios para entregar sobres con dinero a María Bernal y a la vidente. En ocasiones 500 pesos y en otras hasta 15 mil, específicamente a María Bernal, el mismo día en que se encontró la osamenta.
El personal de seguridad del ex fiscal declaró ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) que el primer día que se realizaron las excavaciones para encontrar la osamenta en El Encanto, Chapa desesperado mandó a Adolfo Eloy Peralta Mora a traer al responsable de la siembra, Joaquín Rodríguez Cortés, yerno de La Paca.
Chapa Bezanilla le dijo a Rodríguez que no encontraban los huesos y que ya se habían cansado de la búsqueda. Entonces, Joaquín le señaló el sitio exacto y se puso a escarbar hasta encontrar un hueso humano de aproximadamente 30 centímetros de largo. Cuando dio con los restos humanos de su padre --los cuales había desenterrado del panteón de Tláhuac cuatro días antes-- avisó a gritos a Chapa y a Cortés Osorio, quienes corrieron al lugar del hallazgo.
Posteriormente, el ex fiscal especial ordenó tapar la osamenta y que se instalara una guardia hasta el día siguiente que se anunció el rescate de los huesos con la presencia de reporteros.
Según los testimonios de los escoltas, mientras se hacían las excavaciones Chapa recibió cuatro llamadas del entonces procurador Fernando Antonio Lozano Gracia y otras del oficial mayor de la PGR, Juan Antonio Gándara Terrazas.
Asimismo, el chofer Aldana Salinas declaró que Chapa y Cortés Osorio --hasta diciembre pasado máximos responsables en el caso Ruiz Massieu-- fueron en marzo de 1996 a la casa de La Paca en dos automóviles. Llegaron a las 10 de la noche y salieron seis horas después, a las cuatro de la madrugada. Al día siguiente regresaron los mismos funcionarios con el agente del Ministerio Público, Facundo Santillán, quien tomó declaración a la vidente.
En las reuniones también estuvieron presentes María Bernal, la amante sevillana de Raúl Salinas de Gortari, y Patricia Zetina, hermana de La Paca.
En los meses siguientes, Chapa Bezanilla visitó con frecuencia a la familia. En esas entrevistas se comprometió a gestionar una plaza de trabajo en la Policía Judicial Federal a uno de los hijos de Francisca Zetina y contrató a otra de las hijas de La Paca.
Las investigaciones siguieron adelante y el 9 de octubre fue desenterrada la osamenta. Dos meses después, Chapa fue separado del cargo al mismo tiempo del cese del procurador Antonio Lozano Gracia. En enero sobrevino la consignación de La Paca y el 30 de ese mes fue la última ocasión que se vio a Chapa en su domicilio.
Aquel día, reporteros y agentes de la Policía Judicial del Distrito Federal se dirigieron a la casa de Pablo Chapa, sobre todo porque ya se sabía que para el lunes 3 de febrero tenía que presentarse a declarar a la PGJDF.
Pero al advertir la presencia de judiciales a las afueras de su domicilio, Chapa Bezanilla llamó por la noche a su chofer y le dijo vía telefónica que se dirigiera al domicilio porque tenía que salir a una cita. El agente judicial entró a la casa de Hidalgo 86, en el sur de la ciudad, y 10 minutos después salió conduciendo el automóvil particular de Chapa, un Spirit verde, placas 700-GVS. A pesar de que el chofer le había dicho que no había riesgo, Chapa decidió meterse en la cajuela del vehículo.
Unas calles adelante, a gritos, Chapa le preguntó a Aldana Salinas si los seguía alguien. La respuesta de su chofer fue negativa y entonces el ex fiscal salió de la cajuela en la calle Camino a Santa Teresa y se mantuvo agazapado en el asiento trasero, según la declaración ministerial.
Al día siguiente, 31 de enero, Raymundo Aldana se dirigió a un banco en el que supuestamente su jefe había dejado documentos importantes en una caja de seguridad. Aldana tenía su firma registrada y la llave con la que tuvo acceso, pero no encontró nada. No obstante, el escolta precisó que no tenía llave de acceso de otra caja, donde también se supone que había documentos.
Chapa le había dicho que esos papeles los tenía que entregar a un periódico ``por si algo le pasaba''. Según las declaraciones en poder de la PGJDF, Chapa le dijo: ``Mira Raymundo, en la caja de seguridad 384 tengo papeles muy importantes los cuales quiero que entregues si a mí me llegara a pasar algo. Así me muera por un accidente de tránsito o por una caída o una piedrita me mate''. Luego de darle ese mensaje, el ex funcionario mandó a Raymundo con el abogado Guillermo Handam y fue a una notaría a sacar 100 mil pesos. Según Raymundo, ese 31 de enero fue el último día que vio a Chapa, quien viajó a Jiutepec, Morelos.