¿Quién era Marcello Mastroianni, muerto el jueves 19 de diciembre de 1996, a causa de un cáncer en el páncreas? ¿Quién era aquel fascinante, tranquilo y sofisticado actor italiano cuya presencia física era comparable a la de legendarias figuras de la mitología literaria como Romeo y Casanova? ¿Quién era aquel que ocupó un lugar privilegiado del sex-symbol, donde aún brillan estrellas estadunidenses como Humphrey Bogart, Steve McQueen, Clint Eastwood y Jean Gabin; Yves Montand y Jean-Louis Trintignant (luminarias francesas). ¿Quién era, pues, aquel ser humano de suaves maneras que se conducía en las pantallas y más allá de ellas como auténtico gentleman?
Aquel hombre memorable nació en Fontana Liri, cerca de Frosinone, a medio camino entre Roma y Nápoles, el año 22, aunque otros historiadores afirman que su nacimiento ocurrió en 1924. Su niñez y adolescencia trascurrieron en Turín y en la ciudad eterna. Durante la Segunda Guerra fue recluido por el ejército alemán en un campo de concentración del cual escapó en días nunca precisados. Sin embargo, dos fechas de su bio-filmografía, años 40 y 42, cuando trabaja para Blassetti (La corona de hierro), Camerini (Una storia d'amore) y De Sica (I bambini ci guardano) tal vez ayuden a ubicar definitivamente aquel tiempo; el caso es que hacia 1945 reaparece en Venecia y pocos meses después en Roma, donde consigue trabajo en Eagle Lion Film, empresa subsidiaria de la Rank International.
Interesado en la actuación, Mastroianni se inscribe en un club dramático que le servirá de trampolín para ingresar en la compañía teatral de Luchino Visconti, quien lo ayudará a reincorporarse al cine por conducto de Ricardo Freda (I miserabili, 1948). A partir de entonces actuará en una treintena de filmes, entre otros Vita da cani, de Monicelli; París es siempre París de Emmer; Crónica de los pobres amantes de Lizzani, que le otorgaron cierta fama que se acrecentó hacia 1957 cuando Visconti lo incorpora de manera estelar al lado de María Schell y Jean Marais, en Le notti Bianche, en cuyo contexto encarnará a un hombre solitario en la búsqueda perpetua del amor. Pero fue hasta 1959 cuando logra ingresar en las altas esferas del star system con su actuación en La dolce vita, el clásico filme de Fellini. En ese tiempo tenía 37 años y había participado en 59 películas. Pronto daría aliento a otro intenso personaje: un noble siciliano incestuosamente enamorado de su sobrina en Divorzio all'italiana (Pietro Germi, 1961). Trabajo actoral que le valió el Best Foreign Actor Award que otorga anualmente la Bristish Film Academy.
Asimismo realizó en la sexta década, en 1963, la que vendría a ser su encarnación estelar, Guido Anselmi --alter ego de Fellini-- en 8 1/2. Antes había actuado de manera magistral en La notte (Antonioni) con Jean Moreau y en El bello Antonio (Bolognini) al lado de Claudia Cardinale. Entre sus actuaciones más estremecedoras durante la séptima, octava y novena décadas destaca en los setenta su presencia en: La grande bouffe (Marco Ferreri), como el protagonista que engullirá hasta morir suntuosos platillos; Allonsanfan (hermanos Taviani) como Fluvio, el irredento revolucionario; Adiós macho (Fererri) como Luigi Nocello, el habitante de una agresiva Nueva York, en cuyas playas cercanas yace todavía King Kong; Una giornata particolare (Ettore Scola) como Gabrielle, homosexual en perpetua confrontación con Sophia Loren (Antonietta). La cittá delle done (Fellini, 1980), su filme 110 es su labor inicial de los ochenta. Acerca de aquellos trabajos (alrededor de 26) me interesan: La noche de Varennes (Scola) en cuyo contexto encarna a un caduco Casanova; Ginger e Fred (Fellini) sobre todo cuando baila tap con Julieta Massina; Intervista (Fellini) y Ojos negros (Mijalkov). Porque ¿cómo olvidarlo entrevistando a Anita Ekberg, aquella sirena que fatigó años atrás la fuente de Trevi, o resucitando personajes axiales de Chejov?
En las postrimerías de su vida --novena década-- Mastroianni actuó en 14 cintas, tres de las cuales hemos visto en México: Pret-a-porter (Altman), Más allá de las nubes (Antonioni y Wenders) y Sostiene Pereira (Faenza). Aún no llega a nuestras pantallas su último filme, el número 148, Viagem ao principio do mundo (Manoel de Oliveira, 1996). ¡Adiós maestro Mastroianni, siempre te recordaremos como Pereira redactando impuntuales obituarios como éste!.