La Jornada 26 de febrero de 1997

Cetemistas que no voten por el PRI serán expulsados, advierte Fidel

Andrea Becerril Ť Ratificado en su liderazgo vitalicio, Fidel Velázquez advirtió ayer que aquellos trabajadores y dirigentes que no voten por el PRI, saldrán de la CTM. ``Preferimos quedarnos con un grupo reducido de compañeros'' porque en ``la central no tienen cabida traidores ni cobardes''.

Parecía haber regresado a la década de los cuarenta y cincuenta, cuando perseguía implacable a sus enemigos.

Pero no. Fue ayer, al clausurar la 121 Asamblea General Ordinaria del Consejo Nacional de la Confederación de Trabajadores de México, la misma que aprobó el resolutivo de que el viejo dirigente permanezca como secretario general, para frenar las ``divisiones, discrepancias, ambiciones personales y militancia precaria'' que se dan en esa confederación.

Ya con el respaldo de su comité ejecutivo --después de la participación del presidente del PRI, Humberto Roque Villanueva, al que ofreció que ``los miembros de la CTM están dispuestos a luchar brazo con brazo con nuestro partido, el Revolucionario Institucional''--, Fidel Velázquez se lanzó a fondo, en especial contra los trabajadores del estado de México a quienes responsabilizó de las derrotas priístas.

No es amenaza, aclaró, pero decidió que los cetemistas del estado de México no asistan al congreso de febrero de 1998 y luego pidió a dirigentes de federaciones estatales y sindicatos de industria y de empresa ``controlar'' a sus huestes para que no voten en contra del PRI.

De entrada, criticó a Cuauhtémoc Cárdenas, a quien comparó con un señor de apellido Miranda, quien en la época del porfiriato --explicó-- se postulaba como candidato en forma persistente. ``Era un señor desgarbado, que siempre andaba con levita, bastón y sombrero alto, y que siempre se presentaba en la palestra y don Porfirio lo alentaba porque sabía que no iba a salir''.

Cuando se cansó, dejó en paz a Cárdenas y aclaró que el siguiente problema que habría de tratar era sumamente delicado:

``Los compañeros nuestros no han entendido hasta ahora que votando por otro partido que no sea el PRI a veces logran que ganen los enemigos, y otros que nuestros cuadros no tengan la oportunidad de llegar a los puestos que aspiran. Tanto lo uno como lo otro no puede admitirse ya en la CTM''.

Alzó entonces su voz de nonagenario: ``Ni los traidores ni los cobardes tienen asiento en la CTM. Y si nos quedamos con un número reducido de compañeros, lo preferimos a tener gente que distorsiona toda acción política y los triunfos que debía tener el partido los convierten en derrotas''.

Los delegados que colmaron el auditorio Fernando Amilpa, de la CTM, aplaudían sin parar ante su intervención. ``Tan malo es no votar en las elecciones como votar por partidos ajenos, y hay compañeros como los hubo en el estado de México, donde el 40 por ciento de los compañeros no concurrió a las urnas, creyendo que le pegaban al PRI. Le pegaron a México, a la organización, a todos los que nos empeñamos en sacar avante las elecciones en el estado de México''.

La algarabía iba en aumento y la arenga de Fidel Velázquez en contra de sus representados era festejada con aplausos por la mayoría de los delegados, no así por los integrantes del comité ejecutivo.

Algunas caras denotaban preocupación por el tono del discurso del recién vuelto a reelegir líder.

Fidel proseguía, procurando enderezar la cabeza: ``Debemos ser estrictos en esto y luchar porque en cada federación y sindicato no haya quien cometa estos errores y todos concurran a lo que hemos acordado aquí, que su lugar está en el PRI, que es al que pertenecemos desde hace casi 60 años. Creo que la CTM no se merece esa actitud de esos compañeros. Absolutamente no, porque la CTM responde siempre a las demandas de los trabajadores''.

Para concluir, insistió en que la dirigencia controle a los trabajadores a fin de que no vuelvan a votar contra el Revolucionario Institucional. ``Y aquél que no esté de acuerdo, repito, que se vaya a su casa. En la CTM ya no caben''.

Luego explicó que habrá problemas para la realización del congreso de febrero de 1998, toda vez que el número de sindicatos aumentó en los últimos seis años de 11 mil a 15 mil y el Palacio de los Deportes no será suficiente. A lo mejor, dijo, se requerirá reducir el número de delegados.

Y como su enojo contra los integrantes de la Federación de Trabajadores del Estado de México seguía, aprovechó para plantear: ``Pensamos por ejemplo, en no admitir en ese congreso a los compañeros del Edomex que no votaron''.

Los delegados rubricaron con sonoras porras y aplausos la propuesta. El líder de esa federación, Armando Neyra, ya no estaba en el Auditorio.

Líder por siempre

El punto sobre la sucesión en la dirigencia cetemista fue tratado de manera vertiginosa. Apenas se pasó lista de asistencia, poco después de las nueve horas, Leonardo Rodríguez Alcaine pidió licencia para leer un proyecto de resolutivo propuesto por el comité ejecutivo nacional.

--No es tema de este consejo --le respondió Fidel Velázquez.

--Sí que lo es --terció Joaquín Gamboa Pascoe.

Y el líder de los electricistas leyó un documento de ocho cuartillas donde la dirigencia propone la permanencia de Velázquez al frente de la secretaría general otros seis años, a partir de 1998, en que vence su actual periodo.

Argumenta que es la solución más apropiada al proceso de sucesión, dada la difícil situación política y los problemas internos de la CTM, entre ellos divisiones, discrepancias, ambiciones personales y militancia precaria, además de la disputa de representatividad externa.

Por ello, ``aun en contra del tiempo y quizá por ello'', la propuesta fue que en el congreso de 1998 la secretaría general ``será para el compañero Fidel Velázquez, quien a su vez determinará a las personas que ocupen el resto de las carteras del comité nacional, lo que le permitirá comandar, una vez más, a la central obrera más importante de América Latina''.

Las manos de todos los delegados se alzaron para aprobar la propuesta. Leonardo Rodríguez Alcaine estaba feliz y no lo ocultaba. El, José Ramírez Gamero y Juan S. Millán, considerados como los principales aspirantes, comentaron que fue la mejor decisión, ya que frena pugnas y unifica a la dirigencia.