La Jornada 26 de febrero de 1997

Buscará la CEM una reunión con gobierno y EZLN

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) pretende reunirse con los protagonistas del conflicto armado en Chiapas, para analizar el porqué no se reanuda el diálogo de San Andrés Larráinzar.

En conferencia de prensa los obispos Samuel Ruiz, Sergio Obeso y Raúl Vera, integrantes de la Comisión de Reconciliación y Paz de la CEM, explicaron que su propuesta es ``tener un conocimiento lo más exacto posible del proceso actual entre los dialogantes para alcanzar la reconciliación'' en aquel estado, en donde ``últimamente el diálogo de paz ha entrado en una etapa especial de dificultades; hasta podemos decir que se ha interrumpido''.

El presidente de la CEM, Sergio Obeso, explicó que los integrantes de dicha comisión se presentarán como pastores en la zona de conflicto. Por su parte Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal, dijo que el proceso evolutivo de las elecciones de 1997 puede hacer olvidar a Chiapas. A su vez el obispo coadjutor de dicha diócesis, Raúl Vera, señaló que con el aumento de de efectivos militares en la zona se incrementaron la prostitución, el alcoholismo, las drogas y el divisionismo.

De acuerdo con los líderes religiosos, la Iglesia puso su esperanza en el diálogo de San Andrés para destrabar el conflicto armado ``y siempre hemos insistido, si quieren hasta machaconamente, en que el camino no es el de las armas y la violencia sino el diálogo, pero ahora nos preocupa que éste se encuentre en dificultades''.

Ayer por la mañana, los tres obispos acordaron reunirse para buscar los mecanismos que emplearía su comisión como medida de ``acompañamiento'' a la sociedad civil que aún se enfrenta a conflictos violentos. De esta manera, plantearon como recurso indispensable la posibilidad de establecer reuniones como interlocutores de la sociedad civil --las comisiones de Concordia y Pacificación (Cocopa) y Nacional de Intermediación (Conai), además del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)-- para ``visualizar'' el alcance de la suspensión del diálogo.

Para el obispo Raúl Vera, existen intereses políticos de parte de los protagonistas del conflicto. ``Se está viendo que hay un sector que se quiere convertir en un grupo político. El hecho de que se concedan soluciones a quienes buscan tener presencia política, ya es un enfrentamiento de otra naturaleza y no hay derecho a sacrificar a la gente'', señaló.

Consideró que independientemente de buscar soluciones reales, en Chiapas se posterga la integración de los indígenas a la sociedad civil. ``La solución no es militar ni buscar una especie de botín político para nadie, porque en Chiapas lo que tenemos son seres humanos a los que se debe impulsar. Nosotros queremos que entiendan que el estado no es un lugar aislado sino un grupo humano que quiere vivir de un modo más justo, más equitativo. Por ello, es un sacrificio sujetar la solución de estos problemas a condiciones de intereses. Un verdadero sentido político es el que debería llevar de una manera constante, progresiva y sin tanta tardanza a la conclusión del asunto'', expresó.

En Chiapas, continúo el religioso, ``la gente está sometida a un juego de intereses políticos y económicos, porque entre más se tarda se beneficia sobre todo a los especuladores''.

Para Vera, la situación se deterioró con el aumento de la prostitución, el alcoholismo, la drogadicción y las divisiones, que ``desgraciadamente es un papel muy creado por el Ejército, porque los centros de vicio se multiplicaron y a la zona llegan mujeres de fuera también. Esto es lo que nosotros como obispos, estamos constatando pues si no hay solución a los problemas sociales y sigue la pobreza ¿a dónde vamos?''.

De acuerdo con los obispos, la manera de solucionar las cosas en Chiapas es ``enfrentar la marginación, pobreza y deterioro que orilló a los pobres a tomar el camino de las armas'' el primer día de 1994.

Samuel Ruiz opinó en este sentido que existe el riesgo de que el proceso electoral de 1997 haga ``olvidarse de Chiapas''. Consideró que el constante aumento de las tropas en la zona pone la situación en un estado de ``¿qué va a pasar?''.

El obispo de San Cristóbal reafirmó que no existe en Chiapas ``una invitación a la sociedad civil para que se arme'', pero en cambio señaló que parte de las peticiones para que intervenga la CEM en la zona ``sin afanes protagónicos'', se basa en la petición que hicieron mujeres de las diferentes regiones de la Selva Lacandona para que se investigue la presencia ``deteriorante'' del Ejército en las comunidades indígenas. Aclaró que esta no es una demanda del EZLN, sino de un grupo de mujeres que se reunieron en Patihuitz con 50 organizaciones civiles como parte del Primer Encuentro Nacional por la Paz con Democracia y Justicia.

Samuel Ruiz afirmó que el movimiento militar se percibe por el aumento de ``escaramuzas'' y los rondines que realizan los soldados ``ocho a diez veces al día y no uno cada 15 días, apuntándole a la población y amenazando''.

Sergio Obeso, por su parte, explicó que la CEM se mantuvo a la expectativa del desarrollo del diálogo en Chiapas, pero después de que éste entró en ``una etapa especial de dificultades'', como Iglesia católica ``hemos puesto una esperanza en que se reanude''.

Nos hemos reunido, agregó, para ver qué aporte puede dar nuestra comisión para la reconciliación en el estado, pero ``como acompañamiento, porque sabemos hasta dónde debe llegar nuestra presencia y no pretendemos desordenar nuestros límites. Es claro que no pretendemos ningún papel protagónico, queremos servir en algo tan serio y tan determinante para nuestra patria como es la paz''. (Alma E. Muñoz).