Woldenberg: ni la CTM evitará la desaparición del sufragio corporativo
Humberto Ortiz Ť Ni Fidel Velázquez podrá revertir la tendencia a la baja en el voto corporativista que padeció México en pasados procesos electorales, garantizó José Woldenberg Karakowsky ante empresarios que le patentizaron su preocupación por la posibilidad de que los trabajadores sufraguen el 6 de julio manejados desde la organización obrera cetemista.
Y en respuesta al escepticismo del sector privado frente a una eventual caída del sistema de cómputo, el presidente del Consejo General del Instituto Federal Electoral dijo que no quería ni imaginarse lo que ocurriría, y prometió un manejo escrupuloso del programa de resultados preliminares, cuyas primeras cifras fluirán, incluso vía Internet y a todo el mundo, durante las primeras horas del 7 de julio, bajo mecanismos de máxima seguridad que garantizarán un conteo claro, transparente y confiable.
Señaló que la alternancia en el poder deberá ser costumbre entre los mexicanos para futuros procesos comiciales. La pluralidad política, externó, ``no puede ser exorcizada'' y sólo requiere un marco normativo e institucional para expresarse, recrearse y competir en condiciones de legalidad, paz y orden. En este contexto, aseveró, veremos que las mayorías se convierten en minorías y viceversa.
En cuanto al acceso a los medios de comunicación, informó que hay negociaciones para que la propaganda partidista entre en los mejores horarios y en los canales de mayor audiencia de las cadenas de televisión y radio.
Objeto de un acucioso y por momentos extraño interrogatorio de parte de miembros de la Confederación de Uniones Sociales de Empresarios de México (CUSEM), que encabeza Alfonso Lozano --alguno incluso llegó a preguntarle si las listas de electores están ``en venta''--, el titular del Instituto Federal Electoral garantizó que ni siquiera la Procuraduría General de la República ha tenido ni tendrá acceso al padrón, como ya lo ha solicitado sin éxito.
Afirmó que la estabilidad del país depende, en buena medida, de que seamos capaces de normalizar la vida democrática, que haya partidos políticos fuertes y arraigados, con elecciones equitativas y competitivas, como un objetivo de largo plazo.
Woldenberg Karakowsky fue conciso durante una amplia explicación de los avances que significa la reforma electoral impulsada por gobierno y partidos políticos entre 1995 y 1996, no sin antes considerarla ``un intento muy relevante'' para adecuar las reglas y las instituciones en la materia a los nuevos reclamos en el país.
``Se trataba, hasta donde yo entiendo, de lograr una legislación y unas instituciones electorales que dieran a las diferentes corrientes políticas la certeza de que los comicios, de que la electoral es una vía directa para producir la convivencia y la competencia interpartidista'', comentó.
Lamentó que en la desembocadura final de estos cambios no haya podido mantenerse el consenso entre las fuerzas políticas, en virtud de diferencias en cuanto al monto de financiamiento público y para establecer coaliciones que ``opacaron'' su contenido general, pero aclaró que el temario fundamental sí fue aprobado con el concurso de por lo menos cuatro institutos políticos representados en el Congreso.
Al explicar puntos sustanciales de la reforma, el presidente del Consejo General del IFE recordó la sobrerrepresentación que el PRI tenía en este órgano colegiado, con 16 asientos, lo que convertía al tricolor en árbitro, juez y parte, en detrimento de la confianza de los procesos.
Vislumbró que, a final de cuentas, el país no tiene otro horizonte que normalizar sus relaciones políticas en términos democráticos, con reglas de competencia y convivencia pacíficas, partidos más arraigados y votaciones reñidas, en el tránsito de un sistema cuasi monopartidista a uno auténtico de partidos.
En la reunión también participó el consejero Alonso Lujambio (PAN), quien aseguró a los empresarios que tras la jornada del próximo 6 de julio podrán irse a sus casas seguros de que su voto contará y será respetado.