Pidió Cárdenas al gobierno desterrar la idea de ``otro fraude''
Alberto Nájar Ť Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano reinició ayer sus actividades de campaña con una advertencia al gobierno para que destierre toda intención de repetir la experiencia de 1988, y un llamado a sus compañeros para evitar creer ``que todo está ganado''.
Fue un arranque que contrastó con las visitas públicas que realizan sus contendientes, pues a diferencia de ellos al abanderado perredista lo acompañaron cientos de vecinos de la colonia Pensil, en la delegación Miguel Hidalgo, y decenas más se unieron de forma espontánea durante un recorrido que efectuó por la zona.
Cárdenas Solórzano reconoció que ve con optimismo el actual proceso electoral, pero al mismo tiempo subrayó que ``el arranque de la campaña no debe hacernos pensar que está todo ganado'', pero sí, en cambio, fortalece la convicción de que el mensaje del PRD ``está empezando a atraer a los sectores amplios de la ciudadanía''.
En esta colonia donde en 1988 ``se empezó a sentir la fuerza del Movimiento Urbano Popular que después fue determinante para la victoria'', el candidato perredista lanzó una advertencia a las autoridades: que dejen de lado cualquier intención de repetir el fraude del 6 de julio de aquel año, pues ``ahora estamos bien preparados, hoy la gente entiende que cualquier atropello no se comete contra un partido o un candidato, sino contra el conjunto de la ciudadanía y ésta sólo va a aceptar los resultados legales''.
También el PRD aceptará cualquier resultado, si es legítimo, ``porque lo que estamos buscando es la transformación democrática del régimen político del país''. Respecto de las 400 mil credenciales de elector que no se recogieron en la capital, afirmó que es obligación de las autoridades entregar las micas a los ciudadanos, pues quien más interés debiera tener en que todos voten es el Estado mismo. Interrumpió varias veces su discurso debido a los aplausos y porras de cientos de vecinos de la Pensil y otras colonias aledañas, muchos de los cuales lo acompañaron en la campaña de 1988. A ellos reiteró su oferta de conquistar la ciudad entre todos y para todos, de combatir la corrupción y las decisiones verticales.
De hecho la gritería empezó con el primer discurso, cuando Javier Hidalgo, de la Asamblea de Barrios, presentó al ingeniero Cárdenas: nos da mucho gusto, dijo, ``que usted no esté desesperado, cantando en mercados públicos o trepado en la montaña rusa, porque no tiene necesidad de cambiar su forma de ser, como aquél, que es un soberbio y petulante''.
Hidalgo continuó su embestida contra Carlos Castillo y Alfredo del Mazo. Del primero recordó que, como dirigente panista, negoció la legitimación de Carlos Salinas a cambio de dos gubernaturas, y hasta se dio el lujo de presumir que le habían robado su propuesta económica.
Del abanderado priísta señaló que forma parte del grupo político causante del desempleo de millones de personas y cuyo mensaje desde el poder ``es que todo se vale, no importa a quien haya que aplastar''.
Tras el mitin en la explanada de la estación Río San Joaquín del Metro, Cárdenas caminó por algunas calles de la Pensil, acompañado por los asistentes al primer acto. Respondió el saludo a decenas de personas que se asomaron a las ventanas y puertas, muchas de las cuales se incorporaron espontáneamente a la numerosa comitiva; por momentos el candidato tenía una cauda de personas que abarcaron hasta 200 metros.
En la calle de Lago Naur pasó por un mercado pero no tuvo necesidad de entrar, pues los comerciantes que aún trabajaban salieron a saludarlo.
Visitó algunas vecindades que hasta principios de año tenían renta congelada y donde las trabas burocráticas impiden su reconstrucción, e incluso recibió apoyo de un conjunto habitacional construido a instancias del PRI.