La Jornada 5 de abril de 1997

Terrorismo y narco azotan a México y España: Juan Carlos

Andrea Becerril Ť El rey Juan Carlos I de España agradeció ayer, en el Senado de la República, el apoyo de México a ``la lucha que las autoridades españolas llevan a cabo contra los terroristas, que han convertido la prolongación de su actividad asesina en su única razón de ser''.

Expresó asimismo que los poderes legislativos españoles, al igual que los mexicanos, están inspirados ``por un idéntico espíritu de colaboración para que estos delincuentes internacionales no encuentren cobijo en ninguno de nuestros dos países y sean puestos cuanto antes a disposición de la justicia''.


Andrés Manuel López Obrador (de espalda)
saluda al rey Juan Carlos en Palacio Nacional.
Foto: Rodolfo Valtierra/Cuartoscuro

En ésta, que es la primera visita de un rey al Senado de la República, Juan Carlos I remarcó asimismo que el terrorismo y el narcotráfico son dos problemas que causan especial sufrimiento a las poblaciones de España y México. A la supresión de las mismas ``se orienta una buena parte del esfuerzo de nuestras autoridades''.

Los monarcas españoles fueron recibidos ayer por la tarde en sesión solemne del Senado de la República, donde el presidente de la mesa directiva, Jesús Orozco Alfaro, expresó el rechazo de México y España a las pretensiones de aquellos países que intentan proteger sus intereses mediante actos contrarios a derecho.

``No puede justificarse una vocación que intenta la transformación democrática socavando el derecho internacional mediante la extraterritorialidad de sus leyes o ejerciendo actos que, al violentar el orden jurídico, ponen en riesgo los derechos humanos y alteran la estabilidad en la convivencia''.

El legislador priísta hizo notar que los nuevos fenómenos derivados de la globalización, como el narcotráfico, el terrorismo, la violación a los derechos humanos y los flujos migratorios masivos, deben ``abordarse con una gran audacia moral''. Luego, el rey quiso expresar también un mensaje y leyó un texto de siete cuartillas en el que, además de los temas de combate al narcotráfico y el terrorismo, habló del intercambio comercial y la globalización.

Mientras una senadora priísta rompió el protocolo y se sentó en la curul dejada por el monarca para intentar conversar con la reina Sofía, el rey resaltó que ambas naciones participan en sendos proyectos de integración económica, por lo que no se debe relegar a un segundo plano la relación bilateral.

``Sería un error histórico y así nos los recordarán nuestros pueblos'', añadió.

Dijo también que España ha trabajado con insistencia para lograr que México y la Unión Europea revisen el tratado que regula su relación, con miras a uno nuevo que establezca las vías para conseguir un marco libre de comercio, una relación política institucionalizada al más alto nivel y esquemas de cooperación paritaria que se extiendan a todos los campos relevantes''

Antes de esta ceremonia, los reyes fueron recibidos en el salón Juárez, donde el presidente de la Gran Comisión, Genovevo Figueroa, y los coordinadores parlamentarios del PRD y el PAN, Héctor Sánchez López y Gabriel Jiménez Remus, respectivamente, les dieron la bienvenida y hubo intercambio de obsequios.

Ya en la sesión, mientras intervenían el rey y el senador Orozco Alfaro, la reina Sofía ocupó un escaño junto a Figueroa, Jiménez Remus y Sánchez López.


Elena Gallegos Ť La democracia política y el progreso económico son inseparables y la vida de los países de la comunidad iberoamericana debe seguirse guiando por esos principios, dijo anoche el rey Juan Carlos de España, luego de externar su satisfacción por el hecho de que, tras un periodo de peligroso estancamiento, los pueblos de la región han encontrado ya una orientación definida para hacer posible el crecimiento.

El presidente Ernesto Zedillo reiteró, a su vez, que México siente gratitud y plena confianza de contar con el decidido apoyo de España para negociar y suscribir un acuerdo de asociación económica y concertación política con la Unión Europea (UE).

A los brindis de la cena que el mandatario mexicano ofreció a sus invitados y en la que la presencia de los líderes de las dos principales fuerzas de oposición en México, Andrés Manuel López Obrador, del PRD, y Felipe Calderón, del PAN, motivó que un miembro del protocolo exclamara ``¡Esta es civilidad!'', Zedillo explicó:

``El reconocimiento y la creciente participación de España en Europa nunca han sido vistos por nuestro país como un alejamiento respecto a Iberoamérica, sino como aliciente para estrechar los lazos entre Europa y América Latina''.

En respuesta, el rey Juan Carlos refrendó que España seguirá esforzándose cerca de sus socios europeos para que las relaciones políticas, comerciales y de cooperación de la UE con México ``se reflejen en un acuerdo de gran alcance, satisfactorio para las dos partes'' y ''tan amplio y concreto como conviene a las necesidades de nuestros dos países''.

Juntos nos complementamos --insistió--; separados nos disminuímos. Nuestra cooperación será tanto más fructífera cuanto más conscientes seamos de esta realidad.

El rey señaló también que el protocolo modificativo del Tratado de Extradición será una valiosa ayuda en la tarea de defender a los pueblos de azotes y amenazas contemporáneas que rebasan fronteras y que sólo se pueden combatir con una coordinación internacional seria y eficaz.

Al brindar por la salud y el bienestar de los reyes, el presidente Zedillo insistió en el tema del acuerdo con la UE y señaló que para lograr su firma ``nos anima la certeza de que la liberalización gradual, progresiva y recíproca de nuestros intercambios contribuirá a forjar una relación más provechosa para ambas naciones y para ambos continentes''.

También homenajeó a los ``transterrados españoles'' que tanto bien hicieron a México y resaltó que los sentimientos que unen a los dos pueblos hayan dejado constancia de su fraternal solidaridad auxiliando, unas veces, a las víctimas de la intolerancia y, otras, dando hogar a quienes más lo necesitaban.

Sobre el vigésimo aniversario de la reanudación de las relaciones entre ambas naciones, Juan Carlos precisó que éstas se basan en un sustrato que nunca dejó de crecer y alimentarse, y que lejos de fiarlo todo al desarrollo espontáneo se ha creado una densa estructura para enriquecerlas.

Se refirió a la democracia y a cómo ésta se estableció en casi todos los países iberoamericanos. Se alegró de que los conflictos que había en algunas regiones, especialmente Centroamérica, fueran encontrando soluciones en el marco del diálogo y destacó especialmente la participación de México y España al auspiciarlo. Habló concretamente de Guatemala.

Esto ocurrió en el Salón de Recepciones. Antes, en el de Embajadores, durante la salutación de comitivas e invitados, fue especialmente deferente el trato que Zedillo dio a López Obrador y a Calderón. El primero en pasar, acompañado de su esposa Rocío, fue Andrés Manuel. ``Gracias por acompañarnos'', les dijo el anfitrión y de inmediato los presentó con los reyes.

Unos minutos después tocó el turno a Felipe Calderón. Zedillo le comentó al rey que acababa de ser papá. Estuvieron también los directores de El Universal, Juan Francisco Ealy; Excélsior, Regino Díaz Redondo; Novedades, Rómulo O'Farril, a quien el rey dio un fuerte abrazo, y Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego: ``hola mi Richard ¿cómo estás?, recibió el Presidente a este último.

Con Plácido Domingo los reyes se dieron tiempo para conversar unos minutos. Para Humberto Roque Villanueva, líder del PRI, un par de bromas, que rápido se quitó con un: ``qué quiere, a mí me gusta mucho la zarzuela'' y una cálida, especial introducción del secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes Aguirre. Luego comenzó la cena.

Texto completo del discurso del presidente Ernesto Zedillo durante la cena de Estado que hoy ofreció, en compañía de su esposa, la señora Nilda Patricia Velasco de Zedillo, en honor de sus majestades don Juan Carlos I y doña Sofía, reyes de España, en el salón de Recepciones de Palacio Nacional.

Sus majestades don Juan Carlos I y doña Sofía, reyes de España;

Señores presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión:

Señoras y señores:

Sean mis palabras primeras esta noche para expresar de nuevo la alegría que sentimos todos los mexicanos al recibir en nuestra capital a los reyes de España.

El inicio de la velada con que celebramos la presencia de los reyes de España en México nos ha recordado que nuestros pueblos están hermanados por la historia y la lengua, por sentimientos afines que se expresan en cantos estrañablemente cercanos.

Esos sentimientos de hermandad están fundados en el orgullo de culturas milenarias que se saben distintivamente originales y que se reconocen en un mestizaje fecundamente creativo.

Los sentimientos que unen a mexicanos y españoles han dejado constancia de su fraternal solidaridad, auxiliando unas veces a víctimas de la intolerancia, otras, ofreciendo hogar y oportunidad a quienes más lo necesitaban o anhelaban con interés sincero, siempre dando la mano a todo quien quisiera sumar su esfuerzo a la construcción de un más promisorio porvenir.

Nunca olvidaremos la contribución de tantos transterrados españoles, como los llamaba y se proclamaba Gaos, al florecimiento de las profesiones y las artes, las ciencias y las letras de México, y a su difusión en toda América.

Y tampoco habremos de olvidar nunca que por distintos motivos y en distintos momentos Justo Sierra y Alfonso Reyes, Antonio Caso y Samuel Ramos vivieron, enseñaron y escribieron en España.

Los sentimientos de hermandad enraizados entre mexicanos y españoles han sabido pervivir, incluso las vicisitudes de nuestras relaciones diplomáticas. De ahí que a 20 años del restablecimiento de esas relaciones sea tiempo de afianzarlas en amplitud y profundidad, para que en todas las esferas de nuestra vida productiva, social y cultural, correspondan a la fraternal amistad de nuestros pueblos.

Los mexicanos sabemos bien que esa amistad es la que sienten los reyes de España por nuestro país y que esa amistad ha inspirado el fortalecimiento de nuestros vínculos comerciales, jurídicos y técnicos, al tiempo que ha alentado nuevas iniciativas de intercambio científico y cultural.

En el fortalecimiento de nuestras relaciones con España los mexicanos apreciamos muy especialmente el interés y el respaldo permanentes del rey Juan Carlos I, y lo apreciamos más hondamente por tratarse del jefe de Estado que ha sabido honrar la grandeza cultural española y conjugarla con una clara visión de nuestro tiempo, para desempeñar un papel fundamental en el despliegue de la democracia en España, en su continuo progreso económico y en su integración a Europa.

El reconocimiento y la participación crecientes de España en Europa nunca han sido vistos en México como un alejamiento respecto a Iberoamérica, sino como un aliciente para estrechar los lazos entre México y España, entre Europa y Latinoamérica. Y por eso México siente una cabal gratitud y una plena confianza de contar con el decidido apoyo de España para negociar y suscribir un acuerdo de asociación económica y concertación política con la Unión Europea.

Nos anima la certeza de que la liberalización gradual, progresiva y recíproca de nuestros intercambios contribuirá a forjar una relación más provechosa para ambas naciones y para ambos continentes.

Majestades:

Alfonso Reyes, que supo vivir y amar a España tan intensamente como a México, y que supo hacer de la lengua española la patria de su inteligencia y sus sentimientos, decía que España debe tener siempre una ventana abierta hacia América y América una siempre abierta hacia la península.

Como pocos en nuestra historia común, el rey Juan Carlos ha abierto e iluminado esa ventana tanto en su franca amistad hacia México, como en su señalado impulso a las relaciones de la comunidad iberoamericana.

Ahora, que acabamos de cumplir 20 años de haber descorrido enteramente esa ventana entre México y España, quiero invitar a todos a brindar por la salud y el bienestar del rey Juan Carlos y la reina Sofía, por la prosperidad del pueblo español y por los lazos fraternales que unen a mexicanos y españoles.