Se reunió Tacho con observadores de EU y Canadá
Hermann Bellinghausen, enviado, La Realidad, Chis., 5 de abril Ť Después de asegurar que ``las señales que ha mandado el mal gobierno de este país son las de la guerra, de la muerte, la amenaza y el desalojo'', el comandante Tacho dijo a los observadores estadunidenses y canadienses que han recorrido estos días la zona de conflicto y visitado la selva Lacandona:
``Ustedes ven (que) en el norte de Chiapas, en los Altos, en la selva, es donde se han vivido los constantes desalojos. Ustedes han vivido la difícil situación de nuestros hermanos en los pueblos''.
Rodeado por un centenar de hombres y mujeres de Guadalupe Tepeyac y La Realidad, con sus rostros cubiertos, el comandante Tacho afirmó: ``El Ejército federal, junto con la Seguridad Pública, la Policía Judicial y las guardias blancas, han provocado el desalojo de compañeros en el norte y en los Altos. Ultimamente dejaron muertos cuatro hermanos de San Pedro Nixtalucum, dejando viudas y sus casas destruidas''.
``Eso es lo que ha demostrado el gobierno durante el tiempo del diálogo y la negociación'', señaló, y no parecía ironía. En referencia a los zapatistas de la zona norte aún presos (y cuya liberación es una de las cinco condiciones del EZLN para recomenzar el diálogo), el comandante Tacho indicó: ``Actualmente compañeros están en la cárcel porque ha querido el mal gobierno someterlos a la dominación. Nosotros, los del EZLN, hemos demostrado señales claras de querer una paz que sea justa y digna''.
El grupo de visitantes en días pasados ya conoció directamente la situación en San Pedro Nixtalucum, en la zona tzotzil de los Altos, y supo de las recientes presiones militares sobre Oventic, donde los soldados se han apostado a menos de 100 metros del pueblo y el Aguascalientes. La comitiva de observadores también fue hostigada por los agentes de Gobernación en la garita de Migración, en Zaragoza, a la salida de Las Margaritas.
Ahora, en el Aguascalientes de La Realidad, después de presenciar el paso de 25 vehículos del Ejército Mexicano por el centro del poblado, escuchan los testimonios de dos hombres y dos mujeres de Guadalupe Tepeyac y de este pueblo. Todos reconstruyen los hechos del 9 de febrero de 1995, lo que la gente de Tepeyac sigue llamando ``la traición'' del gobierno, mientras, como dice un hombre, ``se estaba en espera de ver cómo se agarraba el camino del diálogo''.
Desde un exilio que ya dura dos años, la señora Esperanza relata: ``Seguimos con la resistencia. No hemos querido regresar porque ya vimos cómo nos traicionó''.
Su pueblo es hoy un gran cuartel militar, bien instalado, con un camino de plátanos jóvenes y estacas recién pintadas, como maqueta de Modelorama. Las instalaciones están ocultas con muros de hojas secas y sólo destacan las torres de observación, hechas como palafitos.
``Aquí nosotros mandamos, es nuestro pueblo, dijimos a los soldados nosotras, las mujeres de este pueblo de La Realidad. Ustedes vienen para terminar, no para apoyar'', recuerda doña Esther que les comentaron. ``Somos mujeres luchadoras indígenas, no lo hacemos por dinero. Ustedes van a dar sus muertes por el dinero. No van a dar sus vidas por una lucha. Pero ustedes y nosotros somos igual de pobres''. Según Esther, los soldados les dijeron entonces: ``De por sí es cierto'', pero les siguieron (y siguen) apuntando.
En referencia a los patrullajes cotidianos, Esther menciona: ``Ya no es lo mismo como durante el tiempo. Ya no podemos salir a trabajar igual''. Fuerte y bien plantada como es, señala: ``No sabemos leer ni escribir, pero tenemos pensamiento y sabemos lo que queremos''.
Durante su intervención final ante los observadores, el comandante Tacho confirma: ``Esa es la manera como quieren dar la respuesta a las justas demandas de nuestros hermanos indígenas de todo el territorio nacional. Esa es la respuesta a los que luchan por sus derechos. Esto lo van a escuchar en otros lugares de Chiapas y de otros estados del país''.
Así habló el comandante tojolabal a los visitantes, a un centenar de metros de donde se construye la nueva escuela de La Realidad. Incluso a otro centenar de metros de donde pasaron pocas horas antes 175 soldados apuntando para acá y para allá.