Miguel Concha
Velas de coraje e inteligencia
Gran expectación e impacto suscitó espontáneamente en los medios la comparecencia del doctor Luis de la Barreda en la Asamblea de Representantes, en la que presentó su Informe de tres años y medio de labores al frente de la CDHDF, titulado El hilo de Ariadna, haciendo refencia poéticamente a la función correctiva de las recomendaciones, el arma más poderosa del ombudsman, para ayudar al sector público ``a escapar del intrincado laberinto del poder'', y poner remedio a sus negligencias o tropelías.
Auxiliados por la eficiente Dirección General de Comunicación Social de la CDHDF, pudimos contabilizar entre el 7 y el 9 de abril al menos 108 notas informativas en periódicos, todas ellas positivas, 57 en radio y 17 en televisión, lo que incluso bate el récord de comunicación logrado en la presentación de los informes anuales. La noticia mereció además 18 notas de primera plana, cuatro de contraportada y diez artículos de opinión, de los cuales sólo dos fueron negativos. Este acontecimiento de opinión pública, que por sí solo acredita la aceptación que ha conquistado la CDHDF en la sociedad, ratifica el agradecimiento que Luis de la Barreda expresó a los medios de comunicación ``que comprenden la importancia que tiene ofrecer información y análisis objetivos acerca de los afanes orientados hacia lo que Ernst Bloch denomina la abolición de la humillación humana''. Y junto con el informe una vez más desmiente la ``hablilla'', el ``rumor fracasado'' de que la comisión es un lujo, que no cumple con sus funciones y, lo que es peor, que defiende a delincuentes. Como dijo con razón Luis de la Barreda al final de su informe y a nombre de todos sus compañeros de la comisión, durante los más de mil 285 días que llevan de lucha, han contado ``con la simpatía de los mejores hombres y mujeres de nuestra ciudad, así como con la confianza de los quejosos, que entendieron que la resignación resentida no es una buena opción para enfrentar atropellos y que para quien lucha bien, la vida es posible sin dejar de ser humana''.
Aunque en forma justificada, la corrupción y la ineficiencia en los reclusorios --sobre todo varoniles-- ha polarizado la atención en los días subsiguientes; fueron muchos los asuntos que el ombudsman capitalino abordó en su afán de triunfar con el derecho, la palabra lúcida y la razón sobre la fuerza bruta de la arbitrariedad.
De entre éstos destacamos su preocupación sobre las agresiones policiacas a los niños de la calle y su propuesta legítima de que no se sancione en la futura ley que regule la prostitución en el DF, a los menores de 18 años que ofrezcan ``servicios sexuales'', sino a quienes ``contraten'' esos servicios cuando la minoría de edad sea notoria.
De trascendental importancia nos parece su insistencia en rescatar cuanto antes y de manera descentralizada en cada uno de los sectores de adscripción de la policía preventiva, al Instituto Técnico de Formación Policial, para poder instaurar con eficiencia una verdadera carrera policial y garantizar la capacitación permanente de los agentes ya en activo, así como su reconocimiento de que el aleccionamiento que por segmentos están actualmente recibiendo los policías en el Campo Militar Número Uno, es notoriamente insuficiente para el objetivo planteado. ``A los que acuden a las lecciones --expresó-- los han sustituido miembros de la policía militar con licencia como tales y dados de alta en la Secretaría de Seguridad Pública, con lo que formalmente queda salvada la disposición del artículo 129 constitucional''.
Añadió: ``Hay que señalarlo con toda claridad, haciéndose eco de la preocupación de la inmensa mayoría de los habitantes de la ciudad, de acuerdo con este precepto, en tiempo de paz ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan estricta conexión con la disciplina militar, por lo que sería absolutamente inaceptable que el Ejército Mexicano patrullara las calles o ejerciera funciones policiacas''. Tendríamos que subrayar también su insistencia en que por fin se tome en cuenta la propuesta que la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal hizo desde hace más de año y medio para mejorar las condiciones salariales y de trabajo de los defensores de oficio, y su propuesta de que la situación laboral de los agentes de la Secretaría de Seguridad Pública se iguale a la de los de la Policía Judicial.
No menos importante resultó la invitación de De la Barreda al delegado en Iztapalapa para que mude su proceder ante la CDHDF.