La Jornada 12 de abril de 1997

El analfabetismo en Hispanoamérica, desafío mayor del español: Limón

Rosa Elvira Vargas, enviada, Zacatecas, Zac., 11 de abril Ť Más allá de las responsabilidades que se adjudiquen las academias y los medios de comunicación sobre cómo usan y difunden el español, lo real es que mientras existan hombres y mujeres que no sepan leer ni escribir nuestra lengua, el proyecto de cultura hispanoamericana quedará inconcluso y la modernidad será sólo una promesa inalcanzable y vacía.

En la ceremonia formal de cierre del Primer Congreso Internacional de la Lengua Española y luego de cuatro días de discusiones, Miguel Limón Rojas, secretario de Educación Pública estableció lo anterior y asumió además que los índices de analfabetismo en Hispanoamérica son todavía el desafío más importante para el español.

Ahí mismo, y no obstante la coincidencia expresada aquí de que el español es una lengua americana, el funcionario de Educación destacó la importancia de que el encuentro de comunicadores y lingüistas se haya realizado en México, donde millones de mexicanos continúan hablando sus lenguas indígenas pues, ``desde el dolor y las realizaciones de nuestra historia hemos asumido que esa coexistencia es fuente de fortaleza y esperanza; que el aprendizaje del español en las comunidades indígenas sólo puede darse en un ambiente de respeto a la lengua madre de cada pueblo''.

También promotor del Congreso, el director del Instituto Cervantes, Santiago de Mora-Figueroa, marqués de Tamarón, planteó que si bien el español es un idioma que recorre casi todo el continente americano sin solución de continuidad, esa cohesión no hay que darla por hecha ni por definitiva, pues a todas las grandes lenguas les acecha el peligro de la disgregación.

El riesgo, alertó, está en la avalancha de barbarismos y tecnicismos que introducimos en la lengua de manera desigual. No se trata de actitudes puristas o de rechazo absoluto hacia los extranjerismos, sino de adaptarlos a la fonética y la morfología del español e impedir que penetren dos o tres versiones del mismo término, hasta el punto de hacerlas irreconocibles.

Durante la ceremonia realizada en el mismo escenario de la inauguración, el ex templo de San Agustín, la única información confirmada en relación con esta convención, es que tendrá otras ediciones. Ni fecha ni sede probables fueron anunciadas, aunque el ex presidente colombiano Belisario Betancur sutilmente planteó su invitación a realizarlo en Cartagena de Indias.

Asimismo, tras el anuncio de que el Instituto Cervantes incorporará en Internet un Centro Virtual para ser usado como un foro de discusión acerca de innovaciones terminológicas, en el capítulo de conclusiones se ofreció que en la próxima Cumbre Iberoamericana, a celebrarse en Caracas este año, se presentará la iniciativa del ex presidente Betancur para establecer un sistema libre de circulación del libro y la respectiva rebaja de los fletes en los correos de los países del área.

Precisamente el ex mandatario de Colombia, al intervenir en la clausura, recordó la definición repetida aquí de que el español es el idioma de la paz, pero resaltó que en el movimiento perpetuo del idioma, las academias desempeñan un papel normativo no represivo, al regular la adopción de neologismos, el empleo de tecnolectos y el uso de dialectismos.

De Mora-Figueroa asumiría también al respecto, que quizá se ha cometido demasiado a menudo el error de insistir exclusivamente en las reponsabilidades del periodista para con la lengua, sin poner de relieve las ventajas que ella le ofrece. Las relaciones entre las academias y los medios, dijo, no se circunscriben a las habituales admoniciones sobre corrección lingüística.

Recordó entonces que el idioma no es para el periodista un fin en sí mismo, sino un instrumento de comunicación y así, ``las obligaciones del periodista para con la lengua empiezan y terminan con el buen conocimiento y el manejo eficaz''.

En su turno, Agustín Redondo, presidente de la Asociación Internacional de Hispanistas, destacó encuentros como el de Zacatecas, al afirmar que el español está en plena expansión y que al ser hablado ya por unos 400 millones de personas, aparece como la lengua unificadora por excelencia, trasciende nacionalismos y particularismos y permite a muchos hombres sentirse unidos por los mismos vínculos culturales.

Sin embargo, puso focos de alerta, al señalar que, como otras lenguas, el español está pasando por una fase difícil. Se halla contaminado, mencionó, en la prensa, en la radio, en la televisión, por una serie de extravagancias y de barbarismos, siendo los más graves tal vez, los que corresponden a la inserción de construcciones y de términos ingleses que ni siquiera se traducen. No hay que impedir el fenómeno, dijo, pero sí de canalizarlo sin adulterar la lengua.

Hay que defender entonces, planteó Redondo, las normas lingüísticas de la enseñanza y transmitir a los estudiantes el amor por una lengua no adulterada a los estudiantes, pues la educación a todos los niveles ha de ser el factor fundamental del armónico desarrollo de la lengua.

El primer soporte del español es el libro y debe seguir siéndolo, porque en él está lo mejor del patrimonio de ese idioma y es así como se le ha protegido y en muchas ocasiones se han ganado nuevos adeptos al hispanismo, afirmó el hispanista, aunque no desdeñó el que los estudiosos trabajen a partir de soportes como periódicos, revistas o las emisiones de los medios electrónicos.

José Manuel Blecua había planteado también en la sección de conclusiones que la lengua española, nuestro bien más preciado, se ha convertido en la actualidad en un bien económico de alto valor estratégico. Para que su futuro en estos aspectos sea brillante, dijo, resulta imprescindible que se realicen todos los trabajos que lleven a su mejor empleo en el mundo técnico actual.

Limón Rojas también definió así lo que implica el idioma: a finales del siglo veinte, la libertad de la lengua española es nuestra propia libertad, la defensa de su soberanía es la defensa de nuestra soberanía cultural.

Este congreso, aseguró, es el reinicio de nuestra conciencia y pasión por el idioma español.

Y sobre los medios de comunicación, aseveró que son una fuente de educación y de cultura accesible a las grandes masas, aun a las analfabetas, de ahí su enorme responsabilidad y la imperiosa necesidad de hacer compatibles los intereses que en ellos participan con su obligación de servir al desarrollo humano.