MIRADAS Ť Santiago Ramírez
Las razones de un ajuste

A principios de este año, la editorial Océano reeditó un libro, aparecido originalmente en 1979, de Santiago Ramírez Ruiz, Ajuste de cuentas. La reedición, que incorpora las polémicas de entonces en el unomásuno, forma parte de una serie que intenta recopilar la casi totalidad de los trabajos de mi padre. Cuando tuvo lugar el inevitable ritual de la ``presentación'', mi hermana y yo fuimos requeridos por los ``medios'' para que explicáramos las razones de dicha reedición. A mi modo de ver, las razones fueron, y siguen siendo, dos; ambas reiteradas hasta el cansancio y que mi padre, lejos de concebir como ``razones'', las pensaba como ``pasiones'': México y Freud, lo mexicano y lo psicoanalítico, la identidad y el deseo. Hoy, más que nunca, a 150 años de la guerra con Estados Unidos que nos despojó de buena parte del territorio, tras la muerte de Heberto, es urgente e indispensable repensar México. Es indispensable y es urgente volvernos a plantear el problema de la identidad nacional. Hubo un tiempo en que México era un tema en torno del que se bordaban ensayos, poemas y novelas; en torno del que se congregaban las mejores mentes: el seminario y la publicación de México y lo mexicano, nunca reeditados; Samuel Ramos y Octavio Paz, el gripo Hyperion, Juan Rulfo y Reyes, hoy, como proyecto, como actividad sustancial, han perdido todo interés. En la literatura y en la investigación científica, como en todo lo demás, la pérdida de lo poco que quedó de la nación es ya casi un hecho. La propuesta de volver a pensar México, para saber quiénes somos, qué podemos esperar y de dónde venimos, la propuesta que nos permitiría reencontrar una identidad colectiva y sentir como si fueran nuestros los agravios a los indocumentados, los agravios a los marginados. Sólo entonces, los agravios a esos niños de la calle que hoy son tema de la pornografía hipócrita de Televisa no quedarían impunes, como no quedarían impunes los que sí sufrimos cotidianamente porque no queremos reconocernos unos en los otros.

Entonces, cuando la nación se desvanece entre los reportes financieros y recurrimos a las soluciones individuales, creemos que encontraremos lo que somos en alguna teoría extravagante. Con esto se relaciona la segunda pasión de mi padre: el psicoanálisis.