El hombre ronca tan frecuentemente que hasta tiempos muy recientes se ha reconocido este problema como una alteración respiratoria del dormir. No obstante, este es un fenómeno que no ocurre exclusivamente en seres humanos. Algunos animales como los perros buldog y al menos algunas especies de cerdos también roncan. La frecuencia con que se encuentra a personas roncadoras varía considerablemente, entre 3 y más del 80%, en diferentes grupos de la población. Parte de esta variabilidad pueder ser resultado de que los sujetos estudiados son los que se reportan a si mismos como roncadores o no. Muchas personas, especialmente mujeres, pueden negar que roncan por ser socialmente incómodo. Un estudio epidemiológico publicado recientemente, grabando ronquidos en los domicilios de los personas estudiadas, reveló que más del 80% de los hombres mayores de 40 años en Australia roncaban al menos un 10 por ciento de la noche. El roncar es mucho más frecuente en hombres que en mujeres, aumenta con la edad y se ha encontrado asociado a la obesidad, la ingesta de alcohol y consumo de tabaco.
Si bien, se ha avanzado mucho en el conocimiento de la epidemiología y de las consecuencias médicas del roncar, poco se sabe acerca de los mecanismos de generación de los ronquidos. El ruido producido durante los roquidos es resultado de turbulencia del aire y vibración de los tejidos de la faringe (garganta) y paladar al paso del aire a través de una vía aérea parcialmente obstruída durante el sueño. Esta obstrucción parcial es resultado de la posición corporal y la pérdida de la actividad de los músculos que mantienen permeable la faringe al paso del aire durante el sueño. Actualmente, se piensa que los ronquidos se producen muy probablemente en la mayoría de las personas, por vibración del paladar blando y de la úvula (parte posterior del paladar y campanilla). No obstante, otras estructuras de la vía aérea superior como las amígdalas, las paredes de la faringe, la lengua y la glotis pueden participar en la generación del sonido. Por otra parte, es posible que los ronquidos sean resultado de un reflejo protector que activa los músculos que mantienen abierta la faringe, evitando que esta se cierre totalmente y se produzca obstrucción respiratoria completa.
No todas las personas roncan de igual manera. Uno de cada tres o cuatro rocadores, además de roncar, también desarrollan obstrucciones completas y repetidas de la faringe. Cada obstrucción es una pausa respiratoria, llamada apnea, mayor a diez segundos y que puede llegar a repetirse varios cientos de veces en una sóla noche. Estas apneas con frecuencia terminan con alertamientos o despertares que fragmentan la arquitectura normal del sueño. Este transtorno ha sido llamado apnea del sueño. Los ronquidos que acompañan a la apnea del sueño son generalmente muy intensos y se presentan en series de tres a cinco. Cada serie de ronquidos se separa de la siguiente por una apnea. Las apneas son en realidad asfixias transitorias, donde con frecuencia cae la oxigenación y aumenta el bióxido de carbono en la sangre, además, puede bajar la frecuencia cardíaca y aumentar la presión de la arterias sistémicas y pulmonares.
Las personas que roncan, especialmente quienes sufren de apnea del sueño, tienen un riesgo mayor de desarrollar otras enfermedades, como hipertensión arterial, infarto al corazón, sordera y enfermedades vasculares cerebrales y periféricas. El roncar favorece que las personas sean socialmente rechazadas. Las parejas de personas roncadoras con frecuencia duermen en cuartos separados y los ronquidos pueden incluso ser causa de divorcio. Los roncadores con apnea del sueño sufren de un deterioro progresivo que afecta su desempeño diario. Estas personas presentan un sueño poco reparador, se levantan cansados, con dolor de cabeza, sufren de fatiga crónica y somnolencia diurna excesiva. Estos síntomas, particularmente la somnolencia excesiva, hace que se les catalogue de flojos y poco enficientes en labores profesionales y/o escolares; peor aún, pueden desarrollar tal grado de soñolencia que se quedan dormidos fácilmente en actividades sedentarias como viendo televisión e incluso conversando o manejando. Las personas con apnea del sueño tiene un riesgo tres veces superior a sufrir accidentes automovilísticos y probablemente de otro tipo de accidentes dependientes del estado de alerta. De no tratarse la apnea del sueño, la historia natural de la enfermedad apunta hacia la insuficiencia cardíaca y/o respiratoria con un desenlace potencialmente fatal.
El estudio de una persona roncadora está básicamente dirigida a determinar si es portadora de apnea del sueño. La historia de cada enfermo, en particular la de los ronquidos, la descripción de las apneas por los compañeros de habitación y el aspecto físico del enfermo (con frecuencia obeso y de cuello grueso) son datos que generan una gran sospecha de que existe la enfermedad.
El autor es estudiante de doctorado en Ciencias Médicas en la Universidad de Calgary, Alberta, Canadá.