La Jornada 14 de abril de 1997

Flores Olea: el actual grupo en el poder, ``ineficaz y más degradado que el salinismo''

Blanche Petrich Ť Para Víctor Flores Olea los actuales dirigentes del gobierno y del partido oficial no son otra cosa que los ``ejecutores testamentarios'' del destino final --la crisis-- del modelo político y social del viejo régimen, el ancien regime.

El ex funcionario observa, ahora como analista independiente y como ``militante del pensamiento de izquierda'', como se autodefine, que el grupo del actual sexenio ha resultado ser ``tan cerrado, vertical y autoritario'' como lo fue el grupo del salinismo. Pero con un agravante: ``Sin eficacia, sin perspicacia''. En suma, ``más degradado''.

Perteneciente a aquella generación de servidores públicos ya desplazada, que durante décadas pudo formar parte de las instituciones gubernamentales en los sucesivos sexenios y que al mismo tiempo se identificaba como ``de izquierda'', Flores Olea es ahora autor de libros que pretenden ser testimonio y grano de arena en la transición democrática. Desde ahí, el escritor que recién publicó ¿Qué democracia para México? --¿contrapunto a la ``democracia sin adjetivos de Enrique Krauze?--, desmenuza los elementos que observa sobre la definitiva pérdida de legitimidad del actual poder. Y ya trabaja en otro libro que pretende cuestionar, explica, las ``falacias de la globalidad''.

En plena era del Tratado de Libre Comercio y otras consecuencias de la globalización, Flores Olea rechaza que esta sea, como se nos intenta convencer, ``una realidad inescapable''. El cree en las alternativas. Hija (la globalidad) de la era del fin de las ideologías, esta no es otra cosa que una nueva ideología de los grandes centros financieros.

Atrás quedó la época en la que Flores Olea era el hombre fuerte de las políticas culturales como presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. También quedó atrás su paso por el servicio exterior: embajador ante la UNESCO, subsecretario de Relaciones Exteriores, embajador ante la Organización de Naciones Unidas.

Por primera vez, vida partidaria

En charla con La Jornada, Víctor Flores Olea dice, acerca de los partidos políticos:

``Estamos empezando a vivir una vida de partidos políticos que no conocíamos. El éxito o fracaso de los partidos políticos dependerá de su vinculación real con las necesidades sociales y de su capacidad para hacer suyos los programas que salgan de la sociedad civil.''

Y en concreto: ``La vinculación orgánica del PRI con el Estado lo ha hecho seguir prácticamente hasta ahora el destino del propio Estado, la crisis. Por eso el PRI vive uno de sus momentos más bajos, que se expresa de muchas maneras pero simbólicamente en el carácter absolutamente elemental de sus actuales líderes. El dilema del PRI ya no es establecer una `sana distancia' del Estado sino una radical distancia del Estado, o bien realmente sus días están contados.''

--¿Percibe usted el germen de esta nueva cultura de la izquierda, de las nuevas propuestas de formaciones como el Partido de la Revolución Democrática? ¿O no se ha logrado?

--Diría que está en sus primeros pasos y no necesariamente esta elaboración de una visión de la izquierda para México depende de lo que se está dando dentro del PRD sino en una esfera más amplia, que es una cultura liberal, social, a veces socialista que no necesariamente está recogida en el PRD. Sí hay un comienzo de elaboración, pero tiene que ahondarse.

--¿Y en este contexto, cómo ve la aportación del zapatismo de Chiapas?

--Ha tenido tres virtudes fundamentales. Una, el haber planteado la abismal diferencia social entre las comunidades mexicanas; poner al país entero frente a un espejo que reflejaba distorsionada su imagen. El día que estamos entrando formalmente al Primer Mundo se nos recuerda que hay muchos millones pertenecientes a etnias y que son connacionales nuestros olvidados y abandonados. Y que no pertenecemos a ese Primer Mundo sino al Tercer Mundo. El zapatismo ha sido un factor nacional de concientización extraordinario.

``Otra virtud notable es la de vincular los temas de la reivindicación local, regional y de grupos y comunidades étnicas aisladas con los problemas mundiales. Parte de las falacias de la globalidad es que resuelve los problemas de toda la comunidad humana y el zapatismo le ha dicho a la globalidad que al contrario, es el origen del olvido de lo local y lo regional. Y le ha sacado las tripas a las contradicciones que esto tiene.''

--¿No es un espejismo pensar que entre las grandes líneas de cultura política que influyen en la sociedad mexicana pesa más el pensamiento de izquierda y no la cultura política de la derecha la que termina imponiéndose? Finalmente, los medios masivos, los electrónicos al menos, reflejan más esta últimaÉ

--No excluyo que tenga razón. Lo que pasa es que los militantes también vivimos de espejismos. Pero viendo esta cuestión con más distancia, en la historia de este país ha habido dos grandes corrientes del pensamiento, el conservador y el liberal radical, de hondas raíces populares. Y en los grandes momentos de la historia del país se ha impuesto este pensamiento de cultura liberal: la independencia, la reforma y la revolución.

--¿Qué le dice a usted el dato de cambio del mapa político mexicano; un 35 por ciento de la población gobernada por el Partido Acción Nacional, incluidas muchas capitales estatales importantes?

--Hay que decir que el PAN, de los partidos de oposición, es el que tiene un historial más amplio. Ahora está recibiendo el crédito de esa historia de 60 años. El PAN puede presentarse ante muchas sociedades como un partido de gobierno, con capacidad de dirigir la cosa pública.

``Y esto último no ocurre con el PRD, un partido nuevo, reciente, suma de muchos grupos políticos de izquierda, de distinta tradición, muy heterogéneo, con una falta de ajuste entre sus diversas líneas y sobre todo le ha faltado aparecer como un partido capaz de gobernar.

``Sin embargo creo que esta situación empieza a modificarse. Las elecciones internas en el PRD por la candidatura del Distrito Federal ya dieron otra sensación. No me cabe ninguna duda que el más alto nivel de todos los precandidatos de todos los partidos que vivieron ese proceso electoral interno fueron Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Pero por muchos codos arriba del resto. Y esto se ha reflejado ya en la opinión pública.''

Peor que con Salinas

--En su libro sistematiza su crítica al salinismo, el círculo cerrado de poder que degradó el ejercicio de la política. Después de Salinas ¿qué ha pasado?

--El poder político, en definitiva, sigue tan cerrado como en el sexenio anterior, con una degradaciónÉ hay menos eficacia, menos perspicacia y menos adiestramiento político que en el sexenio anterior, tanto en el Ejecutivo como en la dirección actual del PRI. Quiero decir, por cierto, que esta degradación se da en los últimos meses y que en Santiago Oñate hay que reconocer a un hombre de otra calidad.

``Se ha hecho patente esta ruptura entre el Estado y la sociedad, esta separación profunda entre el poder político y las exigencias sociales, y que es la expresión más acusada de la crisis política que estamos viviendo. Los actuales dirigentes del país en los niveles estratégicos fundamentales están haciendo el papel de ejecutores testamentarios de la crisis política que vive México, la historia elige a sus órganos más adecuados para llevar a sus últimas consecuencias su destino, en este caso de crisis.