EN TILA, MULTITUDINARIA PEREGRINACION POR LA PAZ
Juan Balboa, corresponsal, Tila, Chis., 13 de abril Ť Ramón Sánchez, el tulel -diácono o ministro indígena de la Iglesia católica-, está convencido, y así lo afirma, que el Señor de Tila, el Cristo Negro de los chiapanecos, se apareció hoy en tres ocasiones ante los más de 20 mil peregrinos para ``detener la guerra y abrir el camino de la paz''.
Y muchos de los 20 mil indígenas y ladinos que recorrieron la brecha del Cerro de San Antonio creen también que la imagen del Cristo Negro de Tila, descubierta hace 500 años, estuvo presente en la primera Peregrinación a Tila por la Unidad, la Reconciliación y la Paz en Chiapas.
Las afirmaciones del tulel y los peregrinos tienen mucho de verdad: la figura del Señor de Tila apareció a las 11 de la mañana de este día nublado entre una multidud de peregrinos venidos de todas las latitudes del gobierno diócesano de Samuel Ruiz que lo cargaba, acariciaba y besaba entonando canciones religiosas y gritando consignas en favor de la reconciliación y la paz.
Provocó que ocho kilómetros de automóviles, camiones y autobuses lo siguieran hasta su santuario, invadieran la carretera que comunica a la principal zona del grupo paramilitar Paz y Justicia y se posara frente a la parroquia. Con orgullo dice el tulel, Ramón Sánchez, para emanar su ``poder a la multitud que busca la paz'', y así evangalizar a los siete obispos.
Numerosas mantas escritas por los peregrinos de las 42 parroquias y las ocho zonas pastorales del gobierno diocesano de Samuel Ruiz García, también presidente de la Comisión Nacional de Intermediación, dejaron grabadas las cinco demandas fundamentales de la marcha religiosa: alto a la guerra de baja intensidad que lleva a cabo el Ejército Mexicano, desintegración y desaparición del grupo paramilitar Paz y Justicia, regreso de los sacer- dotes extranjeros expulsados, paz con justicia y dignidad.
Dos kilómetros de pereginos y ocho más de vehículos invadieron durante cinco horas la principal carretera que comunica Tila con Yajalón. Una culebra humana portando banderas rojas, azules, celestes, rosadas, amarillas, con la imagen de Virgen de la Misericordia, de María Auxiliadora, de la del Carmen, de Nuestra Señora de la Concepción, pero sobre todo banderas tricolor -pero con la imagen Guadalupana en lugar de la del águila devorando la serpiente- se multiplicaban, aparecían de repente, encabezaban la marcha, se diluían entre la multitud.
Fue un reencuentro masivo en donde convivieron las lamentaciones y el violín de los choles, el tambor y los cantos de los tzotziles y tzeltales y el pito de carrizo de los tojolabales.
Fue también una oración masiva por la paz en la iglesia del Cristo Negro de Tila. Una concelebración litúrgica en la que participaron dos arzobispos -Sergio Obeso, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y Héctor González- y cinco obipos -Carlos Talavera, Felipe Arizmendi, Felipe Aguirre, Samuel Ruiz y Raúl Vera- y 24 sacerdotes de la diócesis de San Cristóbal de las Casas.
La impunidad en la zona Norte de Chiapas
La historia de esta región fue descrita hoy por los catequistas indígenas de la región Norte de Chiapas. Trazaron un panorama de violencia e impunidad:
Rosa es una de las catequistas de esta región que fue agredida sexualmente por miembros del grupo paramilitar Paz y Justicia; su caso se encuentra archivado. El atrio de la Iglesia católica de Limar lo ocupan unos 200 miembros del Ejército Mexicano, sin que exista orden de desalojarlo. Más de mil indígenas choles aún permanecen refugiados en municipios aledaños, con pocas posibilidades de regresar.
Cerca de 100 indígenas, la mayoría de estos simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), han sido asesinados en los últimos dos años en los cuatro principales municipios -Tila, Sabanilla, Tumbalá y Salto de Agua- de la zona chol.
Ninguno de los autores materiales e intelectuales ha sido aprehendido.
Media docena de comunidades en los que habitan unos 3 mil indígenas opositores al grupo paramilitar Paz y Justicia, la mayoría de sus integrantes militantes del Partido Revolucionario Institucional, viven sitiados sin poder transitar libremente por las carreteras. Lo peor es que tampoco pueden sembrar en sus tierras.
Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 13 de abril Ť El Ejército Mexicano instalará en los próximos días por lo menos cuatro nuevos campamentos militares en diversos puntos estratégicos de Chiapas para tratar de ``contener'' la emergencia o el ``endurecimiento'' de movimientos sociales indígenas y campesinos, informaron fuentes oficiales.
Agregaron que las nuevas bases militares serán instaladas en el municipio de Tenejapa, cercano a San Cristóbal; Venustiano Carranza, en el centro del estado; Salto de Agua, en el norte, y en la región conocida como El Ixcán, colindante con Guatemala y municipio de Ocosingo.
La instalación de los cuatro nuevos campamentos forma parte de la denominada Operación Cine que ha puesto en marcha el Ejército Mexicano en diversas regiones de la entidad para tratar de ``disuadir con su presencia'' a los grupos indígenas y campesinos ``radicales'', principalmente durante el proceso electoral y en los meses previos a su realización, el 6 de julio, comentaron los informantes.
El relevo del primer batallón Santa Lucía y la llegada de dos en su lugar han generado una amplia movilización en los últimos cuatro días en diversas carreteras de la entidad. Se sabe que los contingentes militares viajan preferentemente por las noches en grupos reducidos, para evitar llamar la atención.
En los operativos de traslado, de San Cristóbal a Tuxtla Gutiérrez, y viceversa, principalmente, participan también las policías de Seguridad Pública estatal y Judicial Federal, como si se tratara de los recorridos que cotidianamente realiza desde hace más de un año la Operación Triángulo, la cual tiene la misión de combatir el narcotráfico en la entidad.
Simultáneamente a la retirada del primer batallón, comenzaron a arribar a la 31 Zona Militar -con sede en Rancho Nuevo, a unos diez kilómetros de esta ciudad- los 800 efectivos que integran el segundo batallón, y en los próximos días harán lo propio los miembros de otro batallón, cuyo número no fue propor-cionado.
El más reciente puesto militar fue instalado por el Ejército federal el 31 de marzo en la cabecera municipal de El Bosque, a raíz de los hechos sangrientos del 14 de marzo, en los cuales murieron cuatro indígenas zapatistas.
Juan Balboa, corresponsal, Tila, Chis., 13 de abril Ť El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Sergio Obeso, exhortó a los principales actores del diálogo de San Andrés Larráinzar --el gobierno federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional-- a buscar la reconciliación para lograr la paz en Chiapas, y se opuso tajantemente a que el conflicto se resuelva por el camino de las armas.
Al concelebrar una misa en el atrio de la parroquia de Tila, ubicada en la conflictiva región Norte del estado, el arzobispo llamó a los beligerantes a optar por ``la paz de Cristo'', y pidió a los más de 20 mil indígenas allí reunidos a perdonar y desechar la venganza.
Acompañado del arzobispo de Oaxaca, Héctor González, y de los obispos Samuel Ruiz García y Raúl Vera, de San Cristóbal de las Casas; Felipe Arizmendi, de Tapachula; Felipe Aguirre Franco, de Tuxtla Gutiérrez, y Carlos Talavera, de Coatzacoalcos, Veracruz, Obeso expresó su esperanza de que pronto ``la paz plena'' sea una realidad en Chiapas.
``Todos los cristianos de México queremos la paz. Queremos que el conflicto en Chiapas se resuelva, no por el camino de las armas, sino con la paz de Cristo'', afirmó el sacerdote en una misa que duró dos horas y media.
Puede haber una paz de cementerio, dijo, pero no la queremos. Pidió a los miles de indígenas choles, tzeltales, tzotziles y tojolabales que participen en la construcción de la reconciliación y la paz en la entidad. ``Es necesario que seamos artífices de esa paz'', insistió en su homilía.
Después de la eucaristía, el presidente de la CEM escuchó los testimonios de catequistas, ministros y diáconos de la zona Norte. Durante 20 minutos conoció de los asesinatos en el municipio de Sabanilla, de los desalojos y agresiones en Tila, de los graves problemas políticos y religiosos que se viven en Tumbalá, y de la situación imperante en Salto de Agua y Venustiano Carranza.
A ellos y a los miles de católicos concentrados en el atrio, quienes habían participado en una peregrinación, les dijo que la presencia de los obispos que forman la Comisión Episcopal ``es un signo de paz'', pues aseguró que la paz es un requisito indispensable para la reconciliación de los pueblos indígenas del estado.
Por su parte, el obispo de San Cristóbal de las Casas y presidente de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), Samuel Ruiz García, destacó la importancia que tiene para la distensión y la reactivación del diálogo de San Andrés Larráinzar la presencia de los siete obispos en la parroquia de Tila.