La Jornada 15 de abril de 1997

BAJO EL TERROR DE GUARDIAS PRIVADOS

Los niños que viven en las coladeras del camellón de la avenida Cien Metros relataron cómo han sido golpeados y humillados por elementos de seguridad privada de la Central Camionera del Norte, quienes apoyados por perros rotweiller agreden a los menores.

``Los caninos (personal de seguridad) mataron a La Pajarita, llegó todavía viva al hospital hace casi dos años, ellos tuvieron que pagar hasta la caja de muerto'', indican sus testimonios.

Agregaron que todas las noches son carne de cañón para los elementos de seguridad. Estos empleados les arrojan en la madrugada agua, los sacan y los luego los llevan a un basurero donde los golpean y desnudan.

En una de las coladera que habitan y donde hoy estaban todos, El Ponchis afirmó: ``Viviana murió hace tres meses a causa de un derrame cerebral provocado por la ingestión de activo'' (sustancia hecha con pegamento para tubos PVC y thinner).

``Deverás señorita, no tenemos apoyo ni de casas hogar ni de la delegación ni de nadie. Los de Casa Alianza vienen nomás cuando quieren una entrevista con niños de la calle'', señala mientras acomoda su cabeza sobre las rodillas y confiesa su dolor por la pérdida de Erika, otra de las niñas de la coladera ``con la que estuve a punto de casarme. Ella y otros seis niños murieron calcinados en una fábrica abandonada cerca de La Raza'' que también utilizaban para dormir.

Carmen, otra de las Ponis, agrega: ``Esa vez se salvó El Munra, La Morena, El Grande, El Rata y La Guaruma'', ésta última fallecida por conflictos pasionales.

El líder de Los Ponis narra: ``Allí en el basurero hay una llave de agua que usan los caninos para mojarnos, nos quitan la ropa y después nos pegan, a una chava que se llama Rebeca le dicen qué onda, móchate (con el cuerpo)''. Además, agrega El Ponchis, ``esto no sólo pasa con nosotros sino con todos los chavos que se acaban de salir de su casa y vienen a dar aquí''.

Entre un fuerte malestar por las secuelas de un intento de suicidio, el menor recordó: ``cuando es época de lluvia se hacen charcos de lodo allá en el basurero. Los utilizan para revolcarnos''.

El Taquechi indicó: ``hace una semana nos llevaron a tres chavos para allá (al basurero), estábamos jugando a las maquinitas y de repente nos agarraron para luego darnos de patadas''.

Por su parte, el gerente general de la Central Camionera del Norte, Fernando de Alba, afirmó que el personal de seguridad ``sólo se defendió con las manos'' y en ningún momento se utilizó gas lacrimógeno ni toletes.

De Alba agredió verbalmente a la reportera cuando se le preguntó por los golpes y pruebas de la agresión publicadas en este diario; aseguró que ``los niños fueron los que empezaron a agredir'' a los elementos de seguridad de más de 1.80 de estatura y quienes no pueden dar un paso sin sus perros.

Luego, señaló que ``todo comenzó porque uno de ellos le robó la maleta a una señora'' de la que no recordó el nombre. Tampoco quiso proporcionar el nombre del responsable de seguridad, ``sólo hay un señor Sánchez como encargado en toda la terminal''.

Posteriormente, el señor Sánchez afirmó que ``muchas veces nosotros mismos les damos el dinero a los indigentes que llegan de otros estados para que regresen a sus casas porque sabemos que si se quedan aquí les vamos a hacer un mal''. Explicó que ``si en el enfrentamiento resulta que un niño tuvo un golpe contuso, sabemos que eso no es una agresión''.

``No dejamos que se mueran (los niños) porque de alguna manera son humanos'', concluyó De Alba.

Por otra parte, el encargado de la agencia 13 del Ministerio Público, Gregorio Montaño Martínez, quien está al frente de las investigaciones de los cargos a Julián Jesús Monter López, uno de los adolescentes detenidos el sábado, señaló que ``está prácticamente integrada la averiguación; si logramos reunir los requisitos al cumplirse las 48 horas se determinará si lo consignamos o no''.

Sin embargo, Julián afirmó que al rendir su declaración ``el joven que apuntaba escribió que tenía un martillo, pero yo no dije eso, yo acepté que aventé una botella a otros chavos de una banda que me querían robar el puesto que me habían encargado''. Aseguró que en el momento en que los policías lo metieron a la patrulla ``me pegaron, me aventaron solvente en los testículos, me jalaron de las greñas y todavía me patearon porque ponía las manos para que no me pegaran. Les dije que le iba a decir a los de derechos humanos y dijeron que chinguen a su madre''.

Por su parte, los menores Gerardo Juan González y Gerardo Leal, El Pantera, fueron remitidos a la agencia 59 del MP y este martes se determinará si liberados o llevados al Consejo Tutelar.

(Karina Avilés)