La Jornada 15 de abril de 1997

Tolerancia y respeto, parte de la tradición panista, dice el líder

Roberto Garduño E. /I Ť El capital más importante del Partido Acción Nacional tras ejercer el poder es haber instaurado una nueva forma de hacer política y gobierno, ``que ha liberado la opinión y la participación de muchos ciudadanos, cuya fuerza había sido simplemente omitida con el paso del tiempo'', expone Felipe Calderón Hinojosa, presidente nacional del PAN.

En entrevista con La Jornada, el dirigente panista reconoce que su partido paga ``un costo terrible por no haber sabido responder a tiempo'' a las polémicas y escándalos que se han generado en torno a actitudes de gobiernos locales -el caso del anuncio de los brassieres Wonderbrá y las minifaldas en Guadalajara, o la censura en una exposición fotográfica en Aguascalientes.

Calderón Hinojosa se asume partidario de refrendar la tradición panista de formación de valores, como la tolerancia y el respeto; libertad de expresión; libertad de culto; de preferencias, y en todas las circunstancias de libertad posible.

La estancia en el poder para el PAN, asegura, ha dejado momentos de prueba sumamente difíciles: ``Porque el que no ejerce el poder, el que no gobierna, ciertamente no falla en el ejercicio del poder, y el gobernar también ha implicado aciertos y errores, y estos errores, en el caso de gobiernos panistas, precisamente por el hecho de ser diferentes y alternativos, tienen una resonancia y un escrutinio terriblemente mayor''. En cambio, ``casi se da por sentado que un acto de corrupción en un gobierno priísta es un hecho natural, consubstancial a la forma de gobernar''.

``Evidentemente, cuando se presenta un acto de corrupción en un gobierno panista, porque desde luego los debe haber y los hay, la magnitud y la repercusión es terriblemente nociva y generalizante''.

El poder, generador de ambiciones

Además, agrega, el poder para el PAN ha sido una prueba en otro sentido, porque en México no existe una tradición de administración pública, ``esta era simplemente la asignación de premios a la lealtad partidista'' y representaba en toda su expresión la cultura política mexicana.

``Cuando el PAN comienza a ganar y se convierte en factor de poder como elemento apetecible de cualquier ser humano, se transforma en un generador de ambiciones y de problemas que sólo se pueden detener mediante una vida institucional sólida, y frente a un ejercicio de formación ética que ha estado ausente en México durante décadas, y que es muy difícil de construir en las circunstancias en las que estamos''.

Al abordar el tema de la moral pública Calderón Hinojosa toma más tiempo para reflexionar, y es que ``desde su definición comienzan los problemas''. Asegura que ninguna autoridad panista ha prohibido o censurado las prácticas sociales. Trae a colación el tema de los anuncios de los brassieres Wonderbrá, cuyo publicista, dice, utilizó la ocasión ``astutamente'' para elevar su producción:

``Aprovechó para decir que acataba lo que le señalara el ayuntamiento -que nunca se pronunció porque no le correspondía-, cambia el anuncio y a horcajadas entre el sostén y la política, a horcajadas entre el brassiere y el PAN, pues vende más brassieres que cualquier otra marca en el mercado''.

-¿Pero no hubo respuesta del PAN?

-Hubo mucha distorsión y también falta de capacidad de respuesta oportuna del PAN. Lo que ha parecido terriblemente desafortunado es que no hayamos tenido la sensibilidad como autoridad para expresar este problema, que implica la definición de los límites de expresión, de vulnerar sentimientos de la sociedad.

En la conversación, Felipe Calderón prefiere definir y precisar las barreras que, dice, tratan de endilgarle a su partido, sobre todo en el tenor de la moral pública:

``En esta definición de conceptos en la vida pública, yo soy partidario de refrendar la tradición panista de formación de valores, entre esos valores manejamos el de tolerancia y respeto, el de la libertad de expresión, el de la libertad de culto, el de libertad de preferencias, en todas las circunstancias de libertad posible, me parece que eso es parte de la cultura del PAN''.

Expone en términos maniqueos el significado de la ética y la moral para el panismo: ``haz aquello que consideras bueno o te perfecciona como ser humano, y evita aquello que te degrada. Haz el bien y evita el mal''.

-¿Cuál es el elemento central de esa concepción?

-Me parece que la clave de gobernar es conciliar; conciliar derechos de unos y de otros, respeto entre diferentes. Yo puedo tener una concepción personal sobre la homosexualidad, por ejemplo. Puedo no compartirla y no practicarla, pero estoy claramente consciente que debo respetarla y como autoridad debo entender la diferencia entre respetarla y promoverla.

``Puedo tener mi propia concepción de la planificación familiar, y será problema mío y de mi esposa si usamos preservativos o no. Lo que sí es evidente es que no puedo imponer a los demás lo que yo considere. También puedo tener mi propio concepto de responsabilidad, de padre de familia, tener mi propia ilusión y emoción con mis hijos, pero como Estado yo no puedo ignorar un problema de explosión demográfica que requiere educación social, planificación familiar, etcétera.

``El respeto a la vida me parece un punto fundamental. Yo no puedo aspirar a una sociedad que prescinda de este valor fundamental de respeto a la vida, pero eso no implica que yo traslade esta posición a simplemente categorizar y anatematizar cualquier política de planificación familiar.

``Sí es un problema, y ha sido un problema complejo para el PAN en varios planos: Uno. Que no ha sabido responder oportunamente a lo que es falso, y que va concatenado a una campaña -que también existe- de anatematizar al PAN, de estigmatizarlo con ello, pero también nosotros debemos responder con mayor claridad.

``Dos. Hay un momento que está viviendo la sociedad mexicana, que es esta transformación de conceptos, de ideas y valores respecto de estos temas y que vive un momento de ajuste, de nuevas definiciones. Tres. También una expresión muy clara para el PAN -es la que yo busco-, que es desterrar cualquier idea de intolerancia o de confusión que pueda haber en este tenor.