La Jornada 17 de abril de 1997

Hoy llegan los restos de Emilio Azcárraga

Arturo García Hernández Ť Emilio Azcárraga Milmo, ex presidente de Televisa, murió ayer en Miami, Florida, víctima de cáncer. Sus restos serán trasladados a México en las próximas horas.

En un comunicado, el Presidente de la República, Ernesto Zedillo, lamentó el fallecimiento de ``un gran empresario con una trayectoria en el mundo de la comunicación y el entretenimiento artístico y deportivo que dio prestigio internacional a México''.

Por sus grandes realizaciones empresariales y sus dotes personales, agrega el comunicado, ``a Emilio Azcárraga se le recordará siempre'', al tiempo que en su nombre y el de su esposa, Nilda Patricia Velasco, expresó sus más sinceras condolencias a toda la familia Azcárraga y a los colaboradores de Televisa.


Emilio Azcárraga Milmo acompaña a Manuel
Camacho Solís y a Carlos Salinas de Gortari
durante una gira de trabajo en el proyecto
Santa Fe.
Foto: Archivo de La Jornada

Por la noche, en el noticiero 24 Horas, el periodista Jacobo Zabludovsky anunció el deceso e hizo una semblanza de quien ocupó hasta el pasado 3 de marzo la presidencia de Televisa. ``En México he visto muchas cosas, pero nunca un radio o un aparato de televisión en la basura. Nadie puede vivir sin entretenimiento''. Frases como esta, con la que definió la importancia de los medios electrónicos, fueron reproducidas.

Emilio Azcárraga nació el mismo mes y año en que nació la XEW. Tras su muerte, queda una historia por contarse.

Esa historia que habrá de seguir la vida y obra de un hombre todopoderoso como pocos, controvertido, atrabiliario, empecinado, ambicioso, temido, odiado y también admirado; ``un hombre sin complejos'' --como lo definió Ricardo Rocha-- al que incluso hay quienes recuerdan como ``leal y generoso'', pero de cuya vida falta saber más, mucho más de lo que sus acciones públicas y su ``leyenda negra'' han dejado saber. Si la historia de su vida importa es porque, para bien y para mal, nadie ha tenido tanta influencia en tantos aspectos de la vida nacional como la tuvo Azcárraga Milmo durante los 25 años en que encabezó la empresa televisora de habla hispana más importante del mundo.

El 13 de febrero pasado, un inesperado comunicado de Televisa anunció que ``Emilio Azcárraga Milmo, presidente del Consejo de Administración, y presidente del Grupo, se ausentó de sus funciones para someterse a una revisión médica en la ciudad de Los Angeles (...)''. El 3 de marzo, se anunció su renuncia a los cargos directivos que ocupaba para dejarlos en manos de su hijo, Emilio Azcárraga Jean.

Todavía se hablaba de manera oficial de que era un ``chequeo rutinario de una vieja afección cardiaca'' al que se sometía el empresario. Sin embargo, el hermetismo pronto fue roto por la verdad: Azcárraga Milmo padecía cáncer.

Empezaba así a cerrarse el ciclo iniciado el 8 de enero de 1973, cuando nace formalmente Televisa con la fusión de Telesistema Mexicano y Televisión Independiente de México. La muerte del padre de Azcárraga Milmo, Emilio Azcárraga Vidaurreta, el 23 de septiembre de 1972, precipitó esa alianza que consolidó una forma de hacer televisión que ha sido motivo de severos cuestionamientos, pero que ha logrado aceptación masiva.

El 10 de febrero de 1993, Azcárraga Milmo expuso en una memorable conferencia de prensa los principios que animaron su forma de hacer televisión. Feliz por el éxito inusitado que había logrado Los ricos también lloran en 40 países, el empresario hizo un reconocimiento a los protagonistas de la telenovela que abriría caminos para que al poco tiempo el mundo se viera inundado de este tipo de producciones. Azcárraga dijo entonces: ``México es un país de una clase modesta muy jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil. La clase media, la media baja, la media alta, los ricos como yo, no somos clientes, porque los ricos no compramos ni madre. En pocas palabras, nuestro mercado en este país es muy claro: la clase media popular. La clase exquisita, muy respetable, puede leer libros o Proceso, para ver qué dice de Televisa...''.

En esa ocasión también hizo una defensa del género que se convirtió en la columna vertebral de su empresa y que hoy identifica, guste o no, a México en el mundo: las telenovelas. ``Históricamente se considera que la cultura existe nada más en los libros, que ésta significa muchas cosas excepto (tele)novelas, porque éstas carecen de calidad y hasta vergüenza da hablar de ellas. Lo importante en este caso es que la gente que enciende un aparato receptor lo hace de manera voluntaria. Entonces puede escoger lo que se le hinche la gana. La respuesta que tenga es mucho más importante y verdadera que cualquier reconocimiento cursi que pueda haber, sea el Oscar, los premios de Cannes y toda esa mierda que existe. Lo que vale es cuando uno se enfrenta a un auditorio de millones de personas y éstas deciden sintonizar algo que además de alegría les ofrece un entretenimiento sano y que les brinda satisfacción interna''.

En 1930, Azcárraga Vidaurreta fundó la que sería la primera transmisora del grupo Televisa. En 1952, Azcárraga llamó a su hijo, de entonces 21 años, para que trabajara en el área de ventas del nuevo Canal 2, que había iniciado transmisiones el 21 de marzo de 1951.

Hasta ese momento y desde los 17 años, Emilio Azcárraga Milmo se sostenía vendiendo la conocida Enciclopedia Británica. ``Ganaba mucho dinero, muchísimo'', le contó a Laura Castellot de Ballin, en una entrevista incluida en el libro Historia de la televisión en México (Narrada por sus protagonistas).

A Azcárraga Milmo no le gustaba trabajar con él (con su padre): ``Cuando abrió la televisión me pidió que me metiera al área de ventas y empecé porque no me quitaba mayor tiempo, trataba de vender televisión y, si no podía, vendía una enciclopedia. Así empecé, pero siempre es difícil la relación padre-hijo en el trabajo; siempre fui muy rebelde en mi vida''.

El 8 de enero de 1973, con Azcárraga Milmo a la cabeza, gradualmente Televisa empezó a adquirir fuerza económica, a tener enorme influencia política y a convertirse en la empresa del entretenimiento con una oferta variada para millones de consumidores en México y en el mundo, a través de televisión abierta, por cable, radio, cine, teatro, cabaret, restaurantes, medios impresos y, recientemente, la televisión directa vía satélite.

En la entrevista que Laura Castellot de Ballin le hizo a Azcárraga Milmo para su libro Historia de la televisión en México, ella pregunta al empresario:

--La televisión da un enorme poder a quien la maneja. ¿Qué piensa del poder?

--El poder es una cosa que nadie entiende. Hay muchas definiciones de poder pero ¿qué es en realidad? Se traduce quizá en responsabilidad. El poder es lo que permite tomar una decisión, alguien tiene que ser responsable de que las cosas salgan bien o mal. Ese alguien es quien en ese momento tiene el poder, porque tiene la responsabilidad y trata de hacerlo mejor. Pero no se siente nada. El poder nunca me ha hecho sentir nada. Tener un millón de pesos no creo que produzca absolutamente ningún sentimiento. Es decir, los sentimientos son provocados por otras razones. Al público hay que respetarlo, la gente es inteligente. Dicen que manipulamos a las masas... Eso es una mentira enorme, no puedes manipular a las masas, no son tontas, saben muy bien lo que quieren y tienen un sentido increíble de percepción de valores.