La Jornada 17 de abril de 1997

Exigen AN y PRD a Zedillo rectificar; rompe la equidad electoral, señalan

Andrea Becerril Ť Legisladores de los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Acción Nacional (PAN) exigieron ayer en el pleno del Senado, que el presidente Ernesto Zedillo actúe como jefe de Estado y no como jefe de un partido, el PRI, ya que ello rompe la equidad en el proceso electoral y dificulta la transición democrática del país.

El senador perredista Auldárico Hernández inició la discusión al criticar la presencia del Ejecutivo, el sábado pasado, durante la toma de protesta de los candidatos priístas y su posterior aclaración televisada.

``El Presidente de la República ha agraviado a la nación, digámoslo sin rodeos'', señaló Hernández, y de ahí vino un largo debate protagonizado fundamentalmente por panistas y priístas e incluso salpicado por los insultos del priísta José Luis Lamadrid, que en un principio iban dirigidos a legisladores del partido blanquiazul, pero luego abarcaron a todos.

Por el Revolucionario Institucional Eduardo Andrade, Salvador Rocha y Mauricio Valdés trataron de responder a los cuestionamientos, con el argumento de que el presidente Zedillo actuó en forma correcta porque no violó ninguna disposición legal y sólo hizo uso de sus derechos y garantías individuales.

Andrade sostuvo incluso que ``es normal'' que el Presidente busque mantener una mayoría legislativa que le permita ejecutar su programa de gobierno.

De inmediato, el panista Alfredo Ling Altamirano dijo: ``Qué pronto arrojó al cesto de la basura su discurso de toma de posesión. ¿A qué se refería con sana distancia?'', agregó el senador guanajuatense y preguntó también en qué momento el presidente Zedillo aclaró al electorado ``si estaba actuando como jefe de gobierno o arrastraba en esa intervención la investidura de un jefe de Estado''.

Ling Altamirano resaltó que el Partido Acción Nacional está en contra de que se debilite al Estado, confundiéndolo con un partido. Además, añadió, ``para que un estadista pueda apoyar a su partido necesita haber demostrado que puede con el paquete y no es el caso''.

Desde su escaño, Héctor Murguía Lardizábal y después en la tribuna, Salvador Rocha Díaz, pidieron definiciones a los panistas sobre su ``doble moral'' y dijeron: ``¿Cómo explicar la presencia de los gobernadores Francisco Barrio y Vicente Fox en actos de su partido?''.

En su turno, Juan de Dios Castro aclaró que no puede rebajarse, en cuanto a cargo, al titular del Ejecutivo con el de un estado de la república. Además, agregó, los gobernadores panistas ``no han utilizado el horario Triple A, para dar explicaciones al pueblo de México sobre su conducta''.

Sostuvo luego que los panistas nunca señalaron que la actitud de Ernesto Zedillo fuera violatoria de la Constitución. Lo que se discute, dijo, es la violación a la ética. ``No decimos que fue ilegal, sino que rompió la prudencia el titular del Ejecutivo'', señaló.

Defensa priísta

En nombre del PRI, Eduardo Andrade pidió se aclarara a cuál norma ética se refería el panista y éste trató de meterlo en problemas, al preguntarle si consideraba equitativa la elección de Zedillo. ``Yo creo que sí....'', respondía apenas el priísta, cuando Juan de Dios Castro le repreguntó: ``¿El Presidente dijo en Londres que no había sido equitativa; usted no coincide con él?''.

También de la fracción parlamentaria del PAN, Luis Felipe Bravo Mena dijo al respecto que el problema de fondo es ético, pues el Presidente de México, jefe de Estado, ``debe tener la cautela, la prudencia, la elegancia y el aseo de no introducirse a la campaña política de frente, cargando la fuerza de la Presidencia, de la jefatura de Estado, a favor de uno de los partidos contendientes''.

La presencia del presidente Zedillo, ``argumentando ante todo el pueblo y ante toda la nación la necesidad de que su partido obtenga mayoría en las próximas elecciones es la prueba de que introduce un desbalance, una iniquidad brutal en la campaña. Y aún más, cuando recurre a la réplica en la televisión... mientras que a los candidatos y miembros de los demás partidos les dieron medio minuto para expresar su punto de vista, al Presidente de la República le otorgan 20 minutos''.

Queda demostrado entonces, añadió, que al introducirse en la campaña ``ha roto y ha hecho añicos las posibilidades de una competencia equitativa''.

Necesitamos, remarcó, ``jefe de Estado y necesitamos un modelo económico del Estado mexicano, no del PRI ni del Presidente solo. Ojalá el Presidente sea también el jefe del Estado mexicano y sea el estadista que los mexicanos necesitamos''.

Los panistas aplaudían, mientras el priísta José Luis Lamadrid iba a la tribuna, puro en mano y enojado. No paró en calificativos, dijo que el debate se caracterizó por un ``aldeanismo'', puso en duda el estado mental de Bravo Mena y al final arreó parejo. Dijo que las alusiones a la presencia de Zedillo en el PRI el sábado ``no muestran otra cosa que la ignorancia supina que campea en estos recintos, fuera de estos recintos''.

El senador Mauricio Valdés sostuvo que el Presidente de la República tiene los mismos derechos políticos que cualquier ciudadano. ``A los priístas, particularmente nos da gusto que quien triunfó ampliamente en la jornada electoral acuda a nuestro partido y brinde su respaldo a nuestros correligionarios''.