La Jornada 17 de abril de 1997

Diferí en su forma de hacer tv, pero fue hombre de valía: Fuentes

Emilio Azcárraga Milmo ``marcó una huella profunda en el modo de ser de los mexicanos contemporáneos''. Más allá de las diferencias que provocaron los contenidos de sus programas de televisión, de la deformación que causaron en la identidad nacional, se reconoce su personalidad.

``Fue, ante todo, un hombre de negocios, honrado, a quien no se le pueden atribuir pillerías propias de la vida política.''

En éstos y otros comentarios coincidieron ayer intelectuales y artistas, luego de conocerse en la ciudad de México el fallecimiento del principal accionista de Televisa.

Carlos Fuentes: Más que decir qué significó su muerte, es necesario hablar de qué significó su vida. Fue un gran empresario, un hombre inteligente, de gran visión, virtudes a las que hoy quisiera rendir homenaje a pesar de las diferencias que tuve con el contenido de sus trabajos de televisión, con ciertas orientaciones políticas y de entretenimiento.

Más allá de esos reparos, reconozco su personalidad. Fue un empresario de gran visión, un hombre de gran valía, un hombre honrado al que no se le pueden atribuir pillerías propias de la vida política y económica mexicana. Mantuvo una línea recta de honradez en cuanto a sus procedimientos y objetivos.

Con él o sin él la televisión mexicana, incluyendo a Televisa, va a tener que adaptarse a nuevos tiempos. Si se pudo hablar de monopolio o seudomonopolio de Azcárraga en la televisión mexicana, eso ya no es cierto.

La televisión mexicana, al igual que el resto de los medios de comunicación, tendrá que reflejar dos cosas: el pluralismo de nuestra sociedad y el ritmo de una plena transición hacia la democracia en México. Creo que son dos imperativos a los que no se podrá sustraer ningún medio mexicano, y quienes lo hagan quedarán rezagados.

Fernando Benítez: Era un hombre extraordinario. Nunca criticó al PRI, nunca criticó a un presidente. Hizo un imperio de la televisión. Era un genio, un genio industrial, tenía el genio de gran empresario. (Con su muerte) puede ser que cambie la televisión pública y que sea crítica cuando sea necesario.

Carlos Bracho: Considero que, dada la proyección que logró en su trabajo y el dinamismo que le dio al consorcio industrial mexicano de televisión y de los medios de comunicación, evidentemente significa una gran ausencia. Va a hacer falta para seguir en estos tiempos difíciles y duros, por el empuje que él tenía.

Estoy en la empresa desde hace 30 años. Yo vi el cambio de una empresa que tenía una cobertura específica y vi cómo fue creciendo, fui palpando ese cambio. Cuando viajo a Rusia, a París o a otra parte del mundo, constato que estamos allí los actores mexicanos. Nos internacionalizamos gracias a Televisa.

Depende en qué sentido tomemos la cultura. Si es con mayúsculas, ésa de los intelectuales, en ese sentido podría haber una crítica hacia Televisa; pero en lo particular, considero que resulta que la que pasa cine mexicano es Televisa; la que hace una enorme cantidad de programas de la vida diaria, que hablan de lo que somos, es Televisa.

Ninguna otra empresa pasa tantas horas al aire esas manifestaciones de la vida del mexicano; pasa lo que somos nosotros como sociedad; mantiene viva la tradición, las costumbres de lo que somos los mexicanos. Es la empresa que nos sostiene.

En ese sentido, eso es cultura, yo la viví allí. No creo que vaya a haber un cambio en la mentalidad de la empresa.

Alejandro Aura: Salvo lo que diga la historia, ha sido un hombre que ha marcado una huella profunda en el modo de ser de los mexicanos contemporáneos. Trataré de interpretar mis propias palabras a partir de este momento, pero la sorpresa de la muerte es un plomo que cae sobre la propia conciencia.

José Agustín: Emilio Azcárraga fue parte intrínseca del sistema político mexicano, un personaje cuya presencia ciertamente se hizo sentir y fue esencial para los gobiernos priístas.

Sin duda, logró crear un imperio televisivo impresionante y penetró profundamente en Latinoamérica; pero su manera de hacer televisión, especialmente para el pueblo (``los jodidos siempre estarán jodidos'') fue devastadora: deformó la identidad nacional; impulsó estereotipos; exprimió los mitos populares; propició el autoritarismo y la prepotencia; alentó el machismo, el sexismo, el racismo y el analfabetismo funcional; fomentó ideales de una materialidad elemental, pero sobre todas las cosas se esforzó por manipular al público para que fuera menor de edad ad eternum.

Es una pena su muerte, por supuesto, pero esperemos que ésta signifique también el fin de los viejos moldes de hacer televisión en México.

Jesusa Rodríguez: La muerte de una gente es sólo una y de ninguna manera tienen importancia sus efectos políticos. A estas alturas nadie puede ser su enemigo, y ojalá que su muerte sea un ejemplo para sus hijos y empleados, y que tengamos con esa muerte la esperanza de que mejore la televisión en México.

Estoy tranquila porque sé que se fue al cielo, pero nosotros somos los que aquí seguimos. Si no se aprende de la muerte de un ser querido, estamos mal. Tengo un enemigo menos.

Carmen Salinas: No hay poder ni dinero que pueda vencer al cáncer, y es una pena que gente tan valiosa como el señor Azcárraga muera. Era un hombresote, un hombre tan cálido y sencillo. Su muerte es algo muy lamentable para todos nosotros, entre la gente del show bussines.

No creo que vaya a cambiar la línea en Televisa, hay gente muy capacitada para seguir al frente. Su hijo, y los del señor Guillermo Cañedo, son gente preparada y les debe haber dado instrucciones para mantenerla.

Fue alguien que dio mucho a la comunidad artística. La televisión es un negocio en el que se vive del arte, de la gente que nos dedicamos a esto.

Pedrito, mi hijo, me dijo cuando fuimos al velorio de Cantinflas: ``En abril muere gente famosa y bonita''. Una vez más se está comprobando... (Angel Vargas, Pablo Espinosa, Mónica Mateos, Renato Ravelo y Ericka Montaño)