La Jornada 18 de abril de 1997

PLANTADAS POR EL DELEGADO

Alonso Urrutia y Miriam Posada Ť Micrófono en mano, en primera fila del auditorio repleto de mujeres que viven del sexo, la protesta invadió el ambiente: ``¿Por qué jijos de la madre no vino el delegado de Cuauhtémoc?''

Algunas con antifaces, otras con pañuelos o lentes oscuros, y las más con el rostro descubierto, desbordaron sus quejas en la sede alterna de la Asamblea de Representantes. Razzias, extorsiones, abusos sexuales, encarcelamientos injustificados, golpes y amenazas salieron a relucir.


Prostitutas de La Merced en la ARDF. Foto: Fabrizio
León Diez

--Es una insensibilidad de la autoridad -- les explicó Arturo Sáenz Ferral, presidente de la Comisión de Salud, antes de anunciarles que el próximo lunes tratarán este problema en el pleno de la Asamblea.

Su homólogo de la Comisión de Seguridad Pública, Pedro Peñaloza, terció: ``Las autoridades tienen un tácto paquidérmico. No podemos permitir que les falten al respeto a ustedes y a la Asamblea, sólo porque el secretario general de Gobierno dio instrucciones para que ningún funcionario acuda a negociaciones en la ARDF''.

Peñaloza anunció que harán un extrañamiento al secretario de Gobierno, Jesús Salazar Toledano, y harán un nuevo exhorto a los delegados para que acudan a la reunión del próximo martes para que enfrenten los problemas que hay en torno a la prostitución, ``porque su profesión no es el conflicto, sino los excesos de quienes están cerca de ustedes''.

El delegado Alejandro Carrillo Castro dijo a Peñaloza en comunicación telefónica que la Asamblea no era el lugar adecuado para discutir el problema, y les planteó recibirlas hoy a las 13:30 horas en la delegación.

Con un ``no'' a coro las mujeres rechazaron la propuesta. El petista Germán Aguilar Olvera acusó al delegado de ser ``informal y no atender ni a los asambleístas cuando los cita en sus oficinas''.

Sólo hizo falta que una de las mujeres se animara a hablar para que los asambleístas conocieran de viva voz los abusos de ``autoridades'' como un inspector y agresor reincidente de mujeres, identificado como Fermín Lozada; delegados como el de la Cuauhtémoc y Venustiano Carranza que necesitan pedir permiso al DDF para asistir a la asamblea; por policías que asaltan a los clientes y seudo líderes como Ana María Casimiro, Angélica Flores y Fernando Jaime, de la asociación Humanos del Mundo.

``A mí el Fermín me subió a la camioneta y me dijo que si no me acostaba con él no me iba a dejar salir''; ``yo no reconozco a Ana María Casimiro como mi representante porque yo no la elegí; ella se nombró solita''; ``queremos que le hagan una auditoría a Ana María para saber que hace con las cuotas que le dimos; ella dijo que era para los de las camionetas y de todos modos nos suben'', dijeron en diversos tonos, desde la timidez hasta la irritación.

La lista de quejas se hizo innumerable, y a pesar de que no hubo una autoridad que les respondiera a la también larga lista de preguntas, las mujeres expusieron las propuestas que elaboraron por hotel o por calle: ``Antes que nada, ¡queremos ser libres!, no queremos líderes que sólo sirven para hacerse ricos''.

Las propuestas fueron más allá: ``Que los aguacates (policías) no asalten a los clientes, porque piensan que estamos en combinación con ellos; que los condones sean gratis, porque Casimiro los vende a 2 pesos; que los hoteles estén limpios y den buena atención, queremos medicamentos para las mujeres infectadas y una casa hogar para que puedan envejecer tranquilas''.

Además, que se detengan las razzias, que no les cobren multas, que les permitan usar la falda cinco dedos arriba de la rodilla; las mujeres no quieren estar sujetas a horarios, y tampoco están dispuestas a dejar ``de circular un día a la semana porque cuando se presenta nuestra menstruación tenemos que descansar por lo menos cinco días al mes''.

Peñaloza anunció que el próximo martes habrá una nueva reunión con las mujeres, autoridades y representantes, y les advirtió que los límites de la negociación serían marcados por las propias prostitutas. ``Ustedes nos dicen hasta dónde negociamos''.