RECONOCIMIENTOS A DOS FOTOGRAFOS DE LA JORNADA
Merry Mac Masters Ť Los dos máximos galardones del Premio Fotoprensa México 1996, de la II Bienal de Fotoperiodismo, fueron --en la categoría de fotonoticia-- para la imagen, Triste regreso a casa para un mojado, de Darío López Mills, de la agencia Associated Press y -en la categoría de fotorreportaje o ensayo- para la serie Erase una vez, una noche, de Francisco Olvera Reyes, de La Jornada. Cada uno tiene un monto de 10 mil pesos.
Los ganadores de los primeros lugares de los premios especiales (2 mil pesos cada uno) fueron: Jorge Claro León (fotógrafo independiente), cultura; Ana Lorena Ochoa Schndube (Reforma), cultura/reportaje; Daniel O. Aguilar (Epoca), deportes; Jaime Boites Hernández (Reforma), deportes/reportaje; Arturo García Campos (El Nacional), policiaca; Carlos Taboada (Reforma), policiaca/reportaje; José Antonio López (La Jornada), política; Darío López Mills (Associated Press), política/reportaje; Guillermo Castrejón M. (Revista 7 Cambio), vida cotidiana; Víctor Mendiola (La Jornada), vida cotidiana/reportaje.
Asimismo hubo menciones honoríficas para Benjamín Chaires de Luna, Fernando Luna Arce, Francisco Olvera Reyes, Alfonso Carrillo Vázquez, Angeles Torrejón, Jaime Boites Hernández, Rodolfo Valtierra, Ernesto Ramírez y Jorge Suro Cedano. Este año el reconocimiento especial de trayectoria, Espejo de luz, fue para Enrique Metinides. Aún está por confirmarse el día de entrega de los premios.
Del 165 concursantes que participaron con mil 145 imágenes, 74 fueron seleccionados, con un equivalente de 215 fotografías, para integrar la exposición correspondiente que se efectuará del 15 de mayo al 29 de junio en el Centro de la Imagen. Hubo 214 imágenes finalistas. Francisco Mata, a nombre del jurado también integrado por Mariana Yampolsky, Aarón Sánchez, Marco Antonio Cruz y Alfonso Morales, leyó ayer el acta de la II Bienal en donde el mismo se declaró ``incompetente'' para otorgar el premio especial Hoy al medio ``que haya tenido el mejor manejo de la imagen fotográfica''. Eso, debido a ``la enorme cantidad de publicaciones e imágenes impresas que serían objeto de revisión, para lo cual se hubiese requerido un seguimiento más riguroso y puntal''.
Respecto de los dos géneros nuevos en el certamen, video y foto digital, un solo trabajo digital llegó, hecho que Enrique Villaseñor, organizador de la bienal, atribuyó a la falta de difusión.
Si en un principio el jurado temió que la II Bienal resultara floja, en relación con la primera que estuvo marcada por los acontecimientos del 94, pasó ``todo lo contrario''. Dijo Francisco Mata que el material reunido y premiado habla de un nivel ``mucho más elevado'', lo cual interpretó como una señal del momento en que se encuentra el fotoperiodismo mexicano. En su madurez una nueva generación de fotógrafos está trabajando de una manera personal, cruzando dentro de su trabajo ``la carga informativa con la carga expresiva''. Asimismo dio lectura a un texto enviado por Yampolsky, en donde afirma que ``mucha de la mejor fotografía que en estos momentos se hace en México es, precisamente, la foto periodística''.
Por su parte, Marco Antonio Cruz señaló la relevancia del reportaje en la II Bienal y acotó: ``pocos son los medios que reflejan lo que pasa en México'' y las mejores fotos que se hacen en este país no se publican por ``ese miedo que hay hacia la imagen''.
Alfonso Morales propuso una nueva catalogación del término fotoperiodismo, ``demasiado cerrado para todas las actividades y usos'' que implica el manejo de imágenes en los medios.