La Jornada viernes 18 de abril de 1997

Ricardo Rocha
Un mexicano sin complejos *

En esta circunstancia quisimos venir aquí, a la sede de la XEW en la calle de Ayuntamiento, porque estas instalaciones tienen un especial significado para nosotros. Aquí se empezó a escribir la historia de una empresa que, desde sus orígenes, desde su raíz, desde el primer segundo que empezó a transmitir, tuvo un compromiso gigantesco con el pueblo de México.

Aun los cronistas más severos y críticos han reconocido siempre que, gracias a la XEW, la primera estación, el primer medio de comunicación de este grupo, fue posible que el norte se identificara con el sur, y que las costas de México en ambos océanos convergieran en un punto: la nacionalidad mexicana. Fue así como la canción yucateca se escuchó en Monterrey, los huapangos en el sureste, La Bamba en Jalisco y los sones de mariachi en el resto del país.

Además del entretenimiento, esta empresa ha tenido una función muy clara en lo que se refiere a comunicar la información, las noticias y la cultura. Durante las más de dos décadas en que dirigió esta empresa, Emilio Azcárraga Milmo supo transmitirnos su compromiso en este sentido a todos los que trabajamos aquí, en esta empresa mexicana, que aun en los momentos más difíciles, de severas crisis económicas, supo resistir las tentaciones de la inversión extranjera para reforzarla.

Emilio Azcárraga fue un hombre que siempre supo estar con todos nosotros, desde el empleado más humilde hasta los artistas más conocidos o los comunicadores más habituales. Siempre con una palabra de aliento y siempre con el tiempo suficiente para destinarnos y preguntarnos por nuestras familias, por nuestros hijos.

Además de este aspecto que es profundamente humano, el señor Emilio Azcárraga Milmo ha desarrollado por México y para México una labor que seguramente le reconocerá la historia: la de proyectar a México a través de las producciones de Televisa; primero al mundo de habla hispana, a 400 millones de personas que hablan y comparten nuestra lengua, y aun más allá, a latitudes tan remotas y extremas como China o Turquía, Costa Rica o Canadá, España o Filipinas.

Incluso en lugares donde se hablan otras lenguas, las producciones de Televisa han estado presentes desde hace muchos años y lo seguirán estando, proyectando a un país sin complejos en donde ha operado una empresa sin complejos, guiada por un hombre sin complejos que siempre creyó en la grandeza de México.

La labor de Emilio Azcárraga Milmo no se ha detenido con su partida, porque sus ideales seguirán vivos y prolongados en quienes ahora tienen la responsabilidad de continuar con su labor, entre quienes nos incluimos todos nosotros.

Lo mismo quienes se ocupan de darle mantenimiento a nuestras antenas de televisión y de radio en lugares muy remotos --algunas de ellas en medio de un desierto, otras en lo alto de las montañas--, que quienes hacen reír y les dan alegría a los que recorren largas distancias para ir de la casa al trabajo y del trabajo a la casa; lo mismo quienes buscan información que quienes buscan la verdad de las propuestas y las opciones democráticas que se están dando en este momento de transición y de cambios.

Los principios de Emilio Azcárraga, en lo humano y lo profesional, seguirán presentes para nosotros en todas las labores que nos hemos impuesto, en todas las tareas que él nos marcó. Y nos seguirán guiando para darles a ustedes información y entretenimiento, opciones de cultura y opciones de voto.

* Palabras pronunciadas el 16 de abril de 1997 en el Sistema Radiópolis