La Jornada 21 de abril de 1997

Avisé a CSG que Ramón Arellano estaba conmigo, reitera Prigione

Girolamo Prigione informó personalmente a Carlos Salinas de Gortari y a Jorge Carpizo de la presencia del narcotraficante Ramón Arellano Félix en la nunciatura apostólica en diciembre de 1993, y los entonces presidente y procurador general de la República nada hicieron para capturarlo, reveló el delegado de la santa sede en México durante una entrevista trasmitida por la cadena Multivisión.

El jerarca religioso indicó que Carpizo McGregor recomendó al ex mandatario no hablar con ``ese señor que es uno de los peores criminales que tiene México. Si el nuncio quiere ayudar, que le diga que se entregue''.

Después de que recibí a Ramón Arellano, explicó, llamé al presidente Carlos Salinas de Gortari para notificarle quién se encontraba conmigo. Era el 13 de diciembre de 1993 y me pidió trasladarme a Los Pinos.

``Fui allí y conté todo. Le dije a Carlos Salinas: ese señor está calmado, dígame lo que yo puedo hacer; si yo puedo ayudar en algo''. Sin embargo, continuó Prigione, el mandatario me contestó que pensaba salir del país, pues era la víspera de su gira a China y Japón -del 17 al 22 de diciembre- y que no podía decidir nada si no lo escuchaba su abogado.

Ante esto, señaló el religioso, Carpizo llegó casi en pijama a Los Pinos alrededor de las 11 de la noche. Ramón continuaba en la nunciatura y el ex procurador recomendó a Salinas lo mencionado.

Nada hicieron por detener al narcotraficante, dijo, y fue entonces que un mes después Benjamín Arellano Félix también llegó a la residencia ubicada en la colonia Guadalupe Inn. Aquí el nuncio no mencionó haber notificado del encuentro.

Prigione fue entrevistado por el periodista Joaquín López Dóriga durante una hora. Le refirió a éste su reunión con los Arellano Félix y también sobre la última vez que vio al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, lo que ocurrió en el anfiteatro de la Cruz Roja de Guadalajara, cuando el jerarca religioso yacía desnudo en una plancha, después de que lo acribillaron el 24 de mayo de 1993 en el aeropuerto de esa ciudad.

Externó cuánto horror le produjo ver tanta sangre en el cuerpo del cardenal y tocar su frente aún tibia. ``Nunca en mi vida había visto tanta sangre, nunca'', exclamó.

Sobre la reforma al 130

Prigione expuso su punto de vista sobre los logros alcanzados con la reforma al artículo 130 constitucional para otorgar a las iglesias su reconocimiento jurídico y reanudar la relación Iglesia-Estado.

Explicó cómo a su llegada a la ciudad de México, hace 19 años, Jesús Reyes Heroles, entonces secretario de Gobernación con José López Portillo, le indicó que haría todo lo posible para evitar la reforma y que él sería el primero, en caso de aprobarse, en externar su protesta pública.