Siguen desaparecidos tres agentes antinarcóticos luego de 18 días Participaron en operativos contra los hermanos Arellano Félix
Jorge Alberto Cornejo, corresponsal, Tijuana, BC, 22 de abril Ť Tres agentes federales antidrogas que en septiembre de 1996 participaron en los operativos que concluyeron en uno de los más duros golpes al cártel de los hermanos Arellano Félix, están en calidad de desaparecidos desde hace 18 días, y ni sus familias ni las autoridades mexicanas saben de su paradero.
Según datos oficiales, los agentes habrían sido secuestrados la noche del 4 de abril en algún lugar cercano a las oficinas del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD) en la ciudad de México, y se sospecha que pudieron ser víctimas de un atentado ordenado por el cártel de Tijuana.
Se trata de Roberto Espinoza Mendoza, de 33 años y ex comandante de la Policía Judicial Federal (PJF) en Baja California, y los agentes Marco Antonio Armendáriz Solís, de 24, y José Antonio Hernández Marú, de 32 años, todos asignados a la brigada de inteligencia de la fiscalía especial contra el crimen organizado en la capital mexicana.
Los efectivos antidrogas comandaron operativos conjuntos en Guadalajara, entre la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR) en Jalisco,
entonces bajo la administración del delegado Cuauhtémoc Herrera Suástegui, y el Ejército Mexicano, los días 13 y 14 de septiembre de 1996.
Dichas acciones concluyeron con la detención de Fausto Soto Miller, El Chef, y de Alejandro Hodoyán Palacios, ambos señalados por los servicios de inteligencia del INCD como miembros de uno de los ``brazos armados'' más importantes dentro de la organización criminal que encabeza Ramón Arellano Félix.
Tras el arresto de ambos presuntos narcotraficantes y con base en declaraciones de Fausto Soto Miller, se logró la detención, el primero de octubre, de Emilio Valdez Mainero, El CP, y de Alfredo Hodoyán Palacios, El Lobo, en la isla de Coronado, frente a la bahía de San Diego, California. En esta operación participaron la Agencia Estadunidense Antidrogas (DEA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI).
Una audiencia para solicitar la extradición de ambos está programada para el mes de mayo en una corte federal de la vecina ciudad californiana, pues se les acusa de ordenar y participar en los asesinatos de al menos 15 personas, entre militares, policías y miembros de organizaciones antagónicas al cártel de Tijuana.
En particular se les señala de haber ordenado el asesinato del entonces comandante de la PJF en esta entidad Ernesto Ibarra Santés, quien fuera acribillado junto con otras personas a bordo de un taxi el 15 de septiembre de 1996 en la capital mexicana.
4 de abril, el último contacto
Familiares de los agentes confirmaron a La Jornada que la última vez que se tuvo contacto telefónico con uno de ellos fue el 4 de abril, cuando se reportó desde la capital mexicana alrededor de las 21 horas y prometió hacerlo de nuevo el día siguiente, cosa que no hizo.
Según información proporcionada a este medio, Espinoza Mendoza, Armendáriz Solís y Hernández Marú habían visitado esta frontera a finales de marzo para investigar el asesinato del contador público Felipe de Jesús Equihua.
Luego, el primero de abril, partieron a Guadalajara, Jalisco, para realizar otras investigaciones; el 4 regresaron a la ciudad de México, y ese día fue la última vez que se les vio o se habló con ellos.
No se descarta la hipótesis de que los funcionarios tuvieran ligas con el narcotráfico; sin embargo, la versión de que pudieran haber sido víctimas de represalias de parte de los Arellano Félix parece ser la más contundente y sobre la que trabajan los agentes federales.
Durante 1996, nueve altos funcionarios y ex funcionarios de la delegación estatal de la PGR en Baja California fueron asesinados y según la dependencia se sospecha que tenían ligas con el narcotráfico.