Durante meses se construyeron túneles bajo la residencia japonesa: Fujimori
Reuter, Ansa, Afp, Dpa y Ap, Lima, 23 de abril Ť Los integrantes de la Comisión de Garantes, que encabezó el arzobispo Juan Luis Cipriani, se declararon hondamente consternados por la forma inesperada en que concluyó la crisis de los rehenes e indicaron que el resultado se dio bajo ``la responsabilidad y autoridad exclusiva del gobierno peruano''.
Mientras Cipriani rompía en llanto por las muertes registradas durante el asalto que aniquiló al comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), el presidente Alberto Fujimori se presentó en la mansión del embajador japonés para observar de cerca a los emerretistas caídos y a su líder, Néstor Cerpa Cartolini.
``Fuimos convocados para contribuir a la búsqueda de una solución pacífica a la crisis. En ese sentido, realizamos un trabajo infatigable para buscar un camino dentro del marco humanitario y el respeto de la vida'', señaló Cipriani al leer una declaración conjunta de quienes formaron parte de la comisión mediadora.
Los garantes, entre los que estuvieron el embajador canadiense Anthony Vincent, el delegado de la Cruz Roja Internacional, Michel Minnig, grupo al que en las últimas semanas se había sumado el diplomático japonés Teresuke Terada, dijeron unirse al dolor que embarga a cuantos perdieron a sus seres queridos.
El arzobispo, quien varias veces rompió en sollozos, mencionó las muertes del magistrado Carlos Giusti, de dos elementos de las fuerzas armadas y de los miembros del MRTA.
Tras haber desalojadas las minas y otros artefactos cazabobos de la residencia japonesa, la policía, militares y médicos forenses retiraron los cadáveres de los 14 emerretistas. Los cuerpos fueron llevados a un hospital de la policía.
Poco antes, Fujimori visitó la residencia, y seguido por cámaras de televisión se detuvo un momento para ver a Cerpa Cartolini, como para simbolizar que había vencido al enemigo.
Los cadáveres estaban esparcidos en una estancia y otros en las escaleras, y los interiores de la residencia mostraban la completa destrucción del inmueble por las ondas expansivas de al menos cinco grandes explosiones.
Detalles del operativo
Más tarde, Fujimori dio una conferencia de prensa para detallar el operativo militar explicándolo con una maqueta. Aunque se mostró feliz, advirtió contra todo ``triunfalismo'', y señaló que podría haber nuevos atentados ``terroristas''. Dijo que quedan algunos ``resabios'' de violencia, y que hay indicios de ``terroristas libres'' como Hugo Avellaneda, quien podría estar organizando otro ataque, pero que la policía y el ejército estarán alertas, e insistió: ``la democracia está por encima del terror''.
Justificó el operativo aduciendo que se habían agotado todas las posibilidades de solución, y tras el anuncio del MRTA de que restringiría la entrada del equipo médico a una vez por semana. Entonces, indicó, se apresuró el operativo, ante el temor de que la salud de algunos rehenes decayera y que los rebeldes endurecieran sus posiciones.
Visiblemente satisfecho, Fujimori señaló que el operativo se preparó desde la toma de la residencia, y refirió que durante meses, sus fuerzas especiales cavaron cinco túneles bajo la residencia diplomática, inspirados en los monumentos arqueológicos de Chavín Huantar.
Los túneles, explicó, culminaron en varios puntos estratégicos de la residencia y contaban con iluminación, ventilación y comodidades para que los soldados pudieran permanecer ahí varios días. Los primeros comandos salieron por tres puntos contiguos a la pared de la casa y otro cercano a la entrada.
Dijo que no le llevó ni un segundo decidir la orden del ataque, siempre pensando en rescatar ilesos a todos los rehenes, y aseguró que no se preveía aniquilar a todos los rebeldes, pero que al menos ocho de ellos murieron por la primera explosión, bajo el piso donde jugaban futbol.
Afirmó que Cerpa Cartolini fue sorprendido, y cuando se disponía a tomar su arma cayó aniquilado por los comandos. Los emerretistas que cuidaban a los rehenes fueron ametrallados al dirigirse al punto de las explosiones, o cayeron al producirse las otras detonaciones.
Tras afirmar que si hubiera habido riesgo para los rehenes no se hubiese actuado, Fujimori negó toda participación estadunidense y luego departió con sus allegados y militares en un restaurante por el éxito del operativo.
El MRTA perdonó
El ministro de Agricultura y ex rehén, Rodolfo Muñante, narró que se encontraba junto con otros 20 cautivos en un cuarto cuando se apareció un emerretista y les apuntó, pero que éste finalmente desistió de dispararles, y cuando salía corriendo fue abatido por los militares que ingresaron a la mansión.
En tanto seguían trascendiendo detalles del operativo y se supo que a través de un beeper que portaba uno de los rehenes se avisó a estos del ataque, el Congreso peruano saludó la incursión armada. A las celebraciones se sumó la Conferencia Episcopal y la prensa peruana, así como otros sectores políticos del país.
Nadie duda de que el gran vencedor era Fujimori, quien recuperó sus bonos en imagen, ni pasaron desapercibidas sus reiteradas felicitaciones a las fuerzas armadas, la policía y servicios de inteligencia, así como el hecho de que a la residencia japonesa lo acompañaron su asesor de inteligencia, Vladimiro Montesinos, y el presidente del comando conjunto de las fuerzas armadas, Nicolás Hermoza.
En contrapartida, familiares de los presos emerretistas hicieron saber sus temores de represalias y dijeron que Fujimori nunca estuvo dispuesto a negociar.
Si bien Estados Unidos insiste en que no intervino en el operativo, versiones japonesas y de un ex agente del FBI dan cuenta de todo un sistema de espionaje montado para contrarrestar a los emerretistas.
Se reveló que había modernos micrófonos colocados en diversos objetos como una guitarra o un cuadro de Jesucristo, detectores bajo las cañerías y equipos infrarrojos con apoyo satelital, y que se conocía la rutina de todos. Además, los rebeldes estaban alerta durante la noche, pero se relajaban durante el día.