La Jornada 24 de abril de 1997

Nada me obliga a la autocensura: Zedillo

Elena Gallegos y Roberto Garduño Ť El presidente Ernesto Zedillo le advirtió anoche al líder del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador, que ``ni la ley ni la democracia lo autorizan a pedir que me autocensure frente a la propaganda política de su partido, basada en el vituperio al gobierno'', y lo emplazó a que tanto él como los candidatos perredistas y su partido ``renuncien de una vez por todas a respaldar conductas y manifestaciones que se apartan de la ley'', aunque no precisa cuáles.

Al responder a las cartas y críticas que le ha hecho el dirigente perredista --mismas que se agudizaron luego de la participación presidencial en un acto del PRI el sábado 12--, Zedillo también acusó al PRD de haber propalado ``la falsa promesa'' de que la grave crisis económica que vivió el país podía resolverse ``con golpes de mano'', e incluso reprochó que el mismo Cuauhtémoc Cárdenas planteara su renuncia sin importar que con ello ``se violentaba la voluntad popular'' y ``se atropellaba el mandato constitucional''.

En una carta que anoche envió a López Obrador, y que fue dada a conocer a los medios poco después de las 22 horas con 30 minutos, el Ejecutivo federal fustigó al PRD por oponerse a toda medida para enfrentar la emergencia; por haber negado cualquier tipo de respaldo a sus llamados a la solidaridad y pretender capitalizar políticamente y para su interés particular esa situación de adversidad económica que estalló al inicio de su gestión.

Sostuvo entonces que de haberse adoptado las ``falsas promesas'' de ese partido, ``hoy México estaría hundido en una crisis mucho más grave y prolongada de la que hemos superado''.

En el texto, cuestionó a López Obrador por ``distorsionar'' los hechos al afirmar que ``dedico tanto tiempo a actividades partidistas'' y por ``soslayar deliberadamente'' que él mismo empeñara su invariable voluntad política y su paciencia personal para alentar ``la reforma política que ha posibilitado que hoy el país viva un proceso democrático sin precedentes por la intensidad, el pluralismo y la equidad en la competencia política''.

Insistente, Zedillo ubicó las pretensiones de López Obrador sobre su conducta como ``infundadas'', ``injustas'' y ``éticamente'' poco ``democráticas'', luego de lo cual reclamó al dirigente perredista que trate de justificar su afán de censurar su libertad de expresión invocando la tradición del sistema político mexicano.

A continuación el texto de la misiva del presidente Zedillo a Andrés Manuel López Obrador.

El pasado sábado 19 de abril, a través de un diario, conocí la comunicación que se sirvió dirigime. En ella expresa usted juicios que, desde mi punto de vista, son infundados e injustos sobre mi actuación como Presidente de la República en relación con el proceso político que vive actualmente nuestro país. Muchos de tales juicios son repetidos el día de hoy en la comunicación que --ésta sí-- me ha enviado directamente.

Al respecto, me permito recordarle que como Presidente he puesto toda mi convicción y toda la capacidad de convocatoria de la investidura que me confirió el pueblo de México, así como mi invariable voluntad política y mi paciencia personal a fin de lograr la reforma que está posibilitando que el país viva hoy un proceso democrático sin precedente por la intensidad, el pluralismo y la equidad en la competencia política. Lamento que en su comunicación usted haya soslayado deliberadamente este hecho. Permítame recordar que un principio fundamental, inquebrantable y reconocido de mi gobierno ha sido trabajar con todos los gobiernos estatales y municipales, sin ninguna distinción de su origen partidista. Son múltiples los testimonios de presidentes municipales surgidos del partido que usted preside, que avalan esta aseveración.

Es lamentable que en su comunicación distorsione usted por completo los hechos afirmando que dedico ``tanto tiempo a actividades partidistas''. He acudido a ceremonias del PRI exclusivamente en ocasiones muy señaladas como sus aniversarios, su Asamblea Nacional y la toma de protesta de sus candidatos, sin distraer jamás las horas laborales del Gobierno Federal y, por supuesto, sin desatender en absoluto mis responsabilidades como Presidente de la República,

Su distorsionada afirmación me permite llamar su amable atención a precisiones que ya he tenido ocasión de hacer. Vuelvo a insistir en que la comunicación de usted y las opiniones de quienes han criticado el que acudí el pasado sábado 12 a la sede del PRI, denotan que, en realidad, su molestia no proviene de mi presencia en aquel acto sino de lo que allí expuse. Deploro que en su comunicación usted haya eludido referirse a mis argumentos y, en cambio, prefiriera atribuirme motivaciones y conductas que sólo están en su imaginación o en su respetable, pero muy particular, interés partidista.

En esencia, lo que afirmé aquel día es que cuando el país debió hacer frente a la crisis que se desató a fines de 1994, el PRI fue el único partido político que me apoyó para sacar adelante el programa con el que el pueblo de México venció la emergencia y está logrando la recuperación económica. Señalé que no obstante mis llamados a la solidaridad en aras del interés superior del país, otros partidos negaron cualquier respaldo y prefirieron capitalizar políticamente para su interés particular la grave situación que afrontaban los mexicanos. De hecho, el PRD, inclusive por boca de su ahora candidato al gobierno del Distrito Federal, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, llegó a plantear mi renuncia sin importar si con ello se violentaba la voluntad popular de los mexicanos y se atropellaba un mandato constitucional.

A mayor abundamiento de la postura adoptada por su partido, conviene recordar que en los primeros meses de 1995, el PRD no sólo se opuso a toda medida para enfrentar la emergencia económica, sino que emitió falsas promesas de que la crisis podía resolverse con más golpes de mano que con la aplicación esmerada y perseverante de un programa congruente. De haberse adoptado aquellas falsas promesas, inspiradas más en la búsqueda de popularidad inmediata que en la atención responsable y seria a los problemas, hoy México estaría hundido en una crisis mucho más grave y prolongada que la que hemos superado. Es de celebrar que ante la lección de firmeza, perseverancia y confianza en sus capacidades, que ha dado el pueblo de México, ahora el PRD se esté haciendo el propósito de dominar las actitudes antidemocráticas y desestabilizadoras como las que asumió en los momentos más difíciles para el país.

De otra parte, con todo respeto lo invito a reconocer con honestidad que no ha sido mi decisión ni mi responsabilidad involucrar al Gobierno Federal en la contienda electoral. Son ustedes quienes lo han hecho. Yo respetaré siempre el derecho de todo ciudadano y toda organización social o política, a criticar al Gobierno e incluso a que usted haga de esa crítica su principal mensaje de campaña, pero no está usted en lo justo al pedir que el gobierno se quede callado o que deje de defender el esfuerzo y los avances que son de todos los mexicanos. Usted me pide que por ser Jefe de Estado no opine, y al mismo tiempo basa su propaganda política en las críticas al gobierno que encabezo, culpándolo de todos los males del país. Objetiva y éticamente su pretensión no es justa ni democrática.

En su comunicación trata usted de justificar su afán de censurar mi libertad de expresión, invocando ``la tradición del sistema político mexicano''. Entiendo que así lo haga, pues la ciudadanía sabe que usted fue formado y es producto de esa tradición. Sin embargo, le recuerdo que el país y nuestra vida política han cambiado mucho desde que era usted dirigente del PRI en Tabasco.

El cambio democrático de México ya no es el lejano proyecto de algunos; ahora es una realidad de todos. Para ese cambio he trabajado al lado de muchos otros mexicanos, incluyendo algunos muy respetables y distinguidos que militan en su propio partido. Justamente a la vista de la participación de miembros del PRD en el avance democrático de México y de su contribución al consenso con que se han logrado importantes transformaciones, resulta incomprensible que su comunicación incluya absurdos tales como que el Presidente ``es el principal responsable del proceso,electoral y de los comicios del 6 de julio''. Estoy seguro de que usted no ignora que en virtud de la reforma constitucional aprobada por un consenso legislativo que incluyó a todos los legisladores del PRD, ahora las elecciones en México son organizadas por una institución absolutamente independiente del Gobierno Federal. De igual modo, ahora existe un Tribunal dentro del Poder Judicial de la Federación, encargado de impartir justicia electoral. En su comunicación de hoy usted expresa preocupación por hechos ocurridos en el marco de la actual campaña electoral. Tengo absoluta certeza de que si usted, su partido o sus candidatos tienen cualquier indicio de anomalías, agravios o violaciones a las leyes electorales, acudirán a denunciarlos de inmediato ante las autoridades correspondientes.

Convendrá usted en que hoy todos somos responsables de afianzar nuestra vida democrática. Yo seguiré actuando de conformidad con lo que establece la ley, realizando con imparcialidad y transparencia las acciones de gobierno. Seguiré cumpliendo la parte que me corresponde en la construcción de la democracia que la gran mayoría de los mexicanos queremos. Pero ni la ley ni la democracia le autorizan a usted a pedir que me autocensure frente a la propaganda política de su partido, basada en el vituperio al gobierno. Le encarezco igualmente que no me atribuya usted propósitos y conductas que no corresponden con los hechos. Mejor sería que usted, sus candidatos y su partido le dijeran claramente al pueblo cuál es su proyecto de país, cuáles los medios para alcanzarlo, y que renuncian de una vez por todas a respaldar conductas y manifestaciones que se apartan de la ley.

Como siempre le saluda atentamente:

Ernesto Zedillo.