Fue un acto de barbarie, señalan ex presidentes y partidos de AL y España
Ap, Afp, Pl, Dpa, Efe, Reuter y Ansa, La Habana, 24 de abril Ť Cuba lamentó hoy las pérdidas humanas en la recuperación militar de la residencia del embajador japonés en Lima, pero negó que proceda una evaluación de sus relaciones con Perú, país al que había ofrecido colaboración por razones ``humanitarias''.
La Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (ALDHU), con sede en Quito, alertó a su vez a la comunidad internacional y, especialmente a Ecuador, sobre las actitudes del presidente peruano Alberto Fujimori, considerando la ``lógica de violencia'' que utiliza para resolver sus conflictos.
En su primer pronunciamiento oficial sobre el fin violento de la crisis de los rehenes, el vocero cubano de la cancillería, Alejandro González, señaló que ``desde el principio de la crisis, Cuba indicó claramente que se trataba de un asunto interno peruano, y manifestó su voluntad de colaborar para buscar una salida pacífica''.
Ante la insistencia de los periodistas por conocer la reacción de Cuba, cuyo gobierno se había comprometido ante Perú y Japón a recibir al comando emerretista para contribuir en la solución, respondió que ``no procede ninguna valoración sobre las relaciones bilaterales entre Cuba y Perú'', al insistir en que lo ocurrido fue un asunto interno.
Inicialmente Fujimori viajó a Canadá para reunirse con el primer ministro japonés Ryutaro Hashimoto, aparentemente para buscar una salida pacífica, y luego se trasladó a Dominicana y Cuba, y el presidente Fidel Castro le ofreció el 3 de marzo la posibilidad de conceder asilo político a los integrantes del comando del MRTA.
La lógica de Fujimori
El secretario ejecutivo de la ALDHU, el chileno Juan de Dios Parra, declaró que nadie podía alegrarse de una operación que tuvo un costo de 17 vidas humanas y algunos heridos. ``Pensamos que esto no debe servir de aval para que Fujimori se sienta autorizado a continuar usando la lógica de la violencia ahora en contra de los opositores políticos'', dijo.
Recordó que sectores opositores peruanos han denunciado ser víctimas de persecución y se conocen denuncias muy concretas de torturas y asesinatos. Por ello, advirtió que el operativo militar puede llevar a Fujimori a fijar esta misma lógica confrontacional y de poder militar sobre el resto de la oposición política peruana.
Si bien dijo que había que alegrarse por la liberación de los rehenes, subrayó que la comunidad internacional debe estar vigilante porque ante el innegable ``triunfo militar'' de Fujimori, se debe considerar que se trató de una operación cruenta en territorio extranjero y sin la autorización de Japón.
De Dios Parra aseveró que el presidente peruano actuó sin importar los medios, y ya varios rehenes liberados confesaron que los guerrilleros que se rindieron fueron asesinados por los efectivos militares. Criticó así el hecho de que por una parte hubiera estado negociando, y por otra preparara el ``zarpazo''.
A la pregunta de si esto incluiría las negociaciones territoriales con Ecuador, respondió: ``Precisamente a eso me refiero''. Indicó que pasada la euforia por el éxito militar, la comunidad internacional debía tomar conciencia de lo que significan estos detalles y que no son menores. Insistió en que sin consulta se privilegia la salida violenta.
El jefe del comando conjunto de las fuerzas armadas de Ecuador, general Paco Moncayo, afirmó que ``ninguna solución violenta es deseable'', en referencia al rescate militar de los rehenes en Lima. Estimó que los Estados deben crear condiciones para que este tipo de soluciones violentas no se den.
Terrorismo de Estado
Carlos Andrés Pérez, ex presidente de Venezuela, calificó como un ``asesinato'' el ataque militar que terminó la crisis de los rehenes, y calificó a Fujimori como su artífice y de ``dictador con investidura democrática''.
Resaltó que fue un crimen de Estado al anteponerse el ``terrorismo de Estado'' a una acción rebelde injustificable.
Mientras el fiscal colombiano Alfonso Valdivieso se preguntaba si la muerte de los emerretistas habría sido una masacre, el ex líder del M-19, Antonio Navarro Wolf, considero que el MRTA cometió un error de apreciación política al prolongar la crisis y actuar con ingenuidad al olvidar que daba así oportunidad al gobierno de preparar el ataque.
En tanto que el argentino Carlos Menem reiteraba su admiración por el operativo militar, el ex presidente Raúl Alfonsín calificó el hecho de ``barbarie''. En términos similares se pronunció el salvadoreño Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y resaltó que ahora se aleja una eventual solución política al largo conflicto peruano.
Al tiempo que en El Salvador, Uruguay, Paraguay y Honduras se adoptaban medidas de seguridad en torno a las embajadas de Perú y Japón ante el temor de eventuales actos violentos, Bolivia redoblaba la vigilancia en las prisiones que albergan a cuatro emerretistas que son juzgados en ese país.
El Grupo de Río felicitó al gobierno peruano y su presidente por el fin de la crisis de los rehenes y aseguró que condenaba y repudiaba todo acto terrorista. A su vez, Amnistía Internacional exhortó al gobierno de Fujimori a reanudar los indultos de personas que se encuentran detenidas bajo sospecha de terrorismo.
Otras condenas a la forma violenta en que terminó la crisis peruana provinieron de la chilena Alianza Humanista Verde y la Comisión de Derechos Humanos de Centroamérica, al considerar que los emerretistas fueron ejecutados y advertir sobre ``el militarismo y la impunidad'' en la nación sudamericana.
Reacción en España
En España, Izquierda Unida también condenó la ``masacre'' para rescatar a los rehenes, mientras que la prensa estadunidense seguía elogiando la acción. A la par, Japón tomaba medidas de seguridad en todas sus embajadas y agradecía a Gran Bretaña sus ``sugerencias y cooperación'' para ayudar en esta crisis.
El escritor peruano Mario Vargas Llosa justificó y elogió la decisión de Fujimori de rescatar por la fuerza a los rehenes, pero criticó ``el aprovechamiento político'' del caso y que sea usado como cortina que oculte violaciones a derechos humanos. Aseveró que las fuerzas armadas controlan la vida de los peruanos. Javier Pérez de Cuéllar, ex secretario general de la ONU, felicitó desde París a Fujimori y a las fuerzas armadas y policiales por el rescate de los rehenes. Dijo que la misión militar se cumplió impecablemente, aunque lamentó la pérdida de vidas humanas.