Zedillo, activista del PRI en los hechos: PRD
Rosa Icela Rodríguez Ť Andrés Manuel López Obrador atribuyó la reacción del presidente Ernesto Zedillo respecto del PRD, ``al avance político perredista y al resultado de las encuestas electorales'' rumbo al 6 de julio.
En una misiva de respuesta a la carta enviada por el Presidente, el líder nacional del PRD consideró ``gravísima'' la acusación que les hizo el mandatario de ``respaldar conductas y manifestaciones que se apartan de la ley''. Asimismo, le exigió que aclarara ``cuáles son esas conductas porque de lo contrario si estos cargos no tienen traducción judicial y si no se formulan con claridad y detalle, quedan como otro acto más del poder que no tiene respaldo, porque para ello es autoridad''.
El líder perredista calificó como saludable el ``diálogo epistolar que abandona la postura tradicional de un Poder Ejecutivo aislado, para dialogar con las otras fuerzas políticas a las que se creía suprimir con el monólogo del oficialismo''.
Entre los perredistas fue considerado ``un triunfo'' que el Presidente respondiera a la misiva de López Obrador.
En la nueva carta, el tabasqueño le ratificó a Zedillo la acusación motivo central del debate: ``El Presidente de la República no puede ni debe ser activista del partido que lo llevó al poder. No es su función, así sea muy explicable su deseo de que el PRI persevere en el mando''. A pesar de todo, dijo, ``no pretendo señalarle a usted directiva alguna, sino sólo indicar el punto de vista de ciudadano y de dirigente del PRD''.
El avance democrático logrado, esfuerzo de la sociedad civil
La misiva agrega: ``No le atribuyo a usted ni a su agradecible paciencia personal, la intensidad, el pluralismo y la equidad en la competencia política. El avance democrático alcanzado en el país se debe al esfuerzo de la sociedad civil y los partidos de oposición, al periodismo crítico, al análisis de un buen número de intelectuales y a las presiones internacionales. Por vigoroso que sea todavía el presidencialismo no determinó el proceso democrático sin precedente. Estoy convencido de un hecho: con Carlos Salinas de Gortari terminó la penosa ficción del país de un solo hombre''.
López Obrador insiste: ``Usted dedica demasiado tiempo a actividades partidistas, y la carta que me envió, tan incisiva, lo ratifica. No sólo usted ha acudido a ceremonias del PRI, sino, lo que es determinante, ha intervenido, a juicio de la opinión pública, en procesos de designación de candidatos, ha jubilado la sana distancia por usted prometida, ha respaldado programas gubernamentales con fines partidistas, dedicados a traficar con la necesidad y la pobreza del pueblo, y ha convertido en exigencia de la continuidad de su propio gobierno la pretendida victoria del PRI''.
Y pregunta: ``¿Se concibe mayor actividad partidista que comprometer el buen desempeño de su administración al continuismo priísta?... ¿No podría usted para conseguir el apoyo a sus tareas, simplemente gobernar para las mayorías y acatar el mandato que expresen los ciudadanos en las urnas?''.
Después subraya: ``El reclamo, que no molestia del PRD, se debió a sus palabras no a su presencia en la sede nacional del PRI, el pasado 12 de abril. Habló sobre el apoyo del PRI al proyecto económico. ¿Qué otro partido podría ser? El PAN quería y quiere que se olvide su complicidad abierta con el régimen de Salinas, y en el PRD estamos convencidos de que: a) la crisis de fines de 1994, se debió a la política abusiva y corrupta del gobierno salinista, refrendada por la incapacidad crasa de los conductores de la política económica; b) no estamos de acuerdo que una vez más se le exija sacrificios enormes a la población, en aras de un proyecto que ha mostrado internacional y nacionalmente su combinación de crueldad social e ineficacia''.
Enseguida rechaza que ``la crisis ya haya conocido su fase terminal'' e interroga: ``¿Por qué no cree usted posible que haya quienes califiquemos de incongruente y por qué llama a nuestras propuestas golpes de mano? Para golpe de mano, la devaluación instrumentada por su gobierno en diciembre de 1994''.
Ante varias decenas de periodistas nacionales y extranjeros preguntó: ``¿Si usted creía en nuestras actitudes antidemocráticas y desestabilizadoras por qué no nos denunció ante la autoridad competente? ¿Qué para usted la desestabilización es aún asunto menor que sólo la recuerda cuando tiene que contestar dos años después a un opositor? Con el respeto que me merece su investidura, usted me atribuye lo que nunca he dicho. Jamás se me ocurriría pedirle a persona alguna que no opine, lo que sí pedí y pido es que no lance usted a su partido a una retención del poder a toda costa, a cuenta de construir un auténtico país de leyes. Usted quiere hacerme decir lo que no dije: estoy criticando abiertamente la tradición (del sistema político) y por estar convencido de su carga oprobiosa renuncié al PRI''.
Al reunirse con los candidatos del Partido de la Revolución Democrática a diputados y senadores, Andrés Manuel López Obrador marcó distancias:
``Nosotros no necesitamos asustar a los electores para que voten por el PRD. Dejémosle esto al PRI, que cada vez que se siente cerca de la derrota, evoca al fantasma del acabóse. Estamos por las libertades civiles, por eso estamos contra el PAN que insiste en convertir a su moral caduca en un gran tema de campaña y que niega lo evidente: su relación con Carlos Salinas de Gortari''.
Insistió: ``Nosotros no necesitamos expulsar a Salinas de nuestras filas. Desde 1988 nos enfrentamos a él, a su política antipopular y entreguista, a sus manejos antidemocráticos''.
Luego trajo a colación el lema propagandístico de la campaña perredista: Un México para todos, y les urgió a no improvisar propuestas porque ``si el nuestro no es un gobierno de todos, terminaremos siendo lo que es la administración actual: un gobierno de casi nadie''.
Aclaró que ``la gobernabilidad no es fruto del autoritarismo, del engaño y de la represión; depende del apoyo del pueblo a la autoridad, gracias a su trabajo tesonero, a su conducta de honestidad y de honradez''.
En el curso organizado por el Instituto Nacional de Formación Política, presidido por Alejandro Encinas, efectuado en un hotel capitalino, el presidente nacional perredista dijo a los candidatos que ``para vencer en los comicios del 6 de julio tenemos que convencer; la nuestra debe ser una campaña de ideas propositivas, con imaginación cívica, que hable en todo momento de los problemas actuales de México sin fantasías milagreras y sin demagogia''.
Señaló que la actual es una campaña de imágenes, pero sobre todo de ideas sustanciales, no reducidas al habla publicitaria.``Para nosotros convencer es la forma más importante de vencer, porque no profesamos las ideologías del acarreo o del dogma jubilado. Los lenguajes políticos heredados son hoy cementerios verbales''.
López Obrador sostuvo que ``un ejemplo patético de esto es el PRI, que utiliza el viejo lenguaje del fin del mundo, de su mundo, para allegarse votos: si no votan por nosotros habrá caos y ruina económica. Cuando votar por ellos es votar por el caos actual, el autoritarismo y la defensa legaloide de la corrupción''.
Frente a él, su maestro y paisano Enrique González Pedrero, Ricardo García Sáinz, Demetrio Sodi, Bernardo Bátiz, Jesús González Schmal (todos candidatos externos y próximos legisladores), a su izquierda Lorenzo Meyer (de ponente, no de candidato), a la derecha a los ruidosos guerrerenses, atrás a los ``muy seguros'' morelenses, y justo abajo, a la izquierda, a ``uno de los pilares del PRD'': Porfirio Muñoz Ledo.