Devaluar sería contradictorio: CEESP
Humberto Ortiz Moreno Ť Hay consenso entre agentes económicos y analistas para devaluar nuevamente el peso, reconoció Raymundo Winkler, director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Advirtió que ceder a esta pretensión provocaría una nueva crisis de recesión en el mercado interno, con aumento de precios y de las tasas de interés, deterioro salarial y otras implicaciones en la economía en general.
Cada diez puntos devaluatorios, precisó, presionan una reacción de ocho puntos porcentuales en precios y esto tendría que controlarse con restricciones monetarias que propician recesiones ``brutales''. Sesenta por ciento de los costos de la economía son bienes comerciables y se cotizan en dólares, explicó. Pronosticó que a fin de año la paridad cerraría en 8.70 pesos por dólar.
Caos, crisis e inestabilidad son, en opinión de Winkler, las principales secuelas de toda devaluación. El tipo de cambio del peso frente al dólar, recalcó, aún mantiene una ventaja competitiva.
El titular del CEESP presentó un estudio sobre esos fenómenos en el que toma como referencia 1976 y muestra la evolución año con año, hasta la fecha. Asimismo, puso en tela de juicio los pronósticos de despachos como McIndex.
Observó que México vive actualmente un ciclo de fortalecimiento de su moneda como consecuencia natural del problema posdevaluatorio de diciembre de 1994. Es, dice, ``una revaluación natural'' derivada del programa de salvamento.
No obstante, hizo ver que la paridad muestra una tendencia a la sobrevaluación, que no necesariamente es la principal causa de la crisis.
Así, recomendó prudencia en la política monetaria en relación con la cambiaria, porque si la primera es expansionista e inyecta millones de pesos a la economía, a corto y mediano plazo llevaría a un deterioro del valor real de la moneda.
Economista egresado del Instituto Politécnico Nacional, apoyado por Héctor Larios Santillán, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Winkler habló también de la confianza, fundamentada en la salida, entrada o acumulación de divisas en el país, y aseguró que se observa un mejoramiento real con una balanza positiva de 8 mil 700 millones de dólares.
La tasa de inflación, añadió, aun cuando todavía es alta (24.46 por ciento), muestra una trayectoria claramente descendente, y la subvaluación a marzo, calcula, se ubicó en 1.1 por ciento.
Winkler previó que lo que ocurra con el tipo de cambio dependerá en mucho de lo que las autoridades tomen en cuenta para decidir. De entrada, rechazó la tesis de algunos analistas acerca de que la paridad debe ajustarse conforme al diferencial de precios. ``Sería un error atribuir la responsabilidad a uno solo de los factores'', recalcó.
El director del CEESP expuso que los elementos más relevantes para determinar el tipo de cambio son el manejo de la política monetaria, la fiscal, y la generación de confianza entre los inversionistas y todos los que participan en la economía.
Cuestionó a quienes sostienen que la moneda debe devaluarse si de pronto el balance de divisas es deficitario, y aseguró que éste no es el elemento sustancial para tomar una medida de tal magnitud. ``Los analistas nos equivocamos constantemente y no le pegamos'', admitió.
Winkler observó, sin embargo, que México ha entrado a una etapa de fortalecimiento del peso, debido al mejoramiento de las perspectivas económicas, y sostuvo que no se puede esperar una economía consolidada con una moneda débil.
No tiene sentido devaluar ahora, recalcó. ``Sería una contradicción brutal. Lleva al deterioro de los salarios reales y éstos son difíciles de recuperar''. Larios lo secundó: ``Se encarecería la vida interna''.