BALANCE INTERNACIONAL Ť Gerardo Fuji G.
Arabización de Rusia

Los elementos centrales del programa de reformas económicas que emprendió Rusia desde comienzos de la década de los 90 son los siguientes: la privatización acelerada de la economía, la liberalización drástica y la aplicación de una política monetaria extremadamente restrictiva.

La evaluación que el gobierno hace de los resultados de estas reformas es positivo. Por una parte, se afirma que aunque la producción sigue descendiendo, el ritmo de su caída se ha ido frenando, que la inflación se ha reducido considerablemente y que el tipo de cambio se ha estabilizado durante los últimos años.

Sin embargo, una evaluación hecha con una perspectiva de tiempo algo más prolongada, muestra que los resultados de las reformas en términos del comportamiento de la producción han sido dramáticos. En la historia económica, una de las caídas de la producción que siempre se destaca es la que ha sido denominada la Gran Depresión de los años 1929-1932. En este periodo, el descenso de la producción en Estados Unidos ascendió a 36 por ciento, mientras que los desempleados se contabilizaron por millones en todo el mundo. La caída en los niveles de producción de la economía rusa supera en mucho a la que se dio en esos años. Si se compara el nivel de la producción industrial actual con el de 1989, que fue el último año en que la economía creció, se llega a que este sector ha reducido su producción en alrededor de 50 por ciento. En términos del producto total de la economía, el descenso supera al 40 por ciento. En estas circunstancias, afirmar que la reforma comienza a dar resultados positivos dado que la producción sigue cayendo, pero más lentamente, es de dementes.

En términos de la inflación, los datos indican que el ritmo de aumento de los precios ha descendido significativamente, lo que se ha logrado a través de una política monetaria muy restrictiva, que ha reducido drásticamente los niveles de la demanda. La otra cara de la moneda de estos éxitos estabilizadores la constituyen la caída drástica de los salarios reales, de los ingresos de la población y de los niveles de vida. No es un hecho excepcional que las empresas rusas no estén en condiciones de pagar los salarios a sus trabajadores, mientras que los pagos por pensiones y jubilaciones se retrasan durante meses, en virtud de la menor capacidad de resistencia de este sector social. Los jubilados no están en condiciones de emprender movimientos huelguísticos. En resumen, si bien la inflación se ha reducido, qué gran mérito constituye ante el costo social que ha representado el logro de este ``éxito''.

Antes se indicó que el gobierno ruso señala que otro de los efectos positivos de las reformas lo representa la contención de la devaluación del rublo. Esto efectivamente es así. Durante los últimos, años el tipo de cambio se ha estabilizado, e incluso ha habido periodos en que el rublo se ha revaluado con respecto a las otras monedas. Sin embargo, si comparamos el hecho de que a partir de fines de 1995 el tipo de cambio ha ascendido en 31 por ciento, mientras que en el mismo periodo los precios han subido en 135 por ciento, estamos en presencia de una situación que ya todos conocemos en qué termina. En estos meses ha tenido lugar una apreciación del rublo mucho más importante que la que tuvo lugar en México entre 1991 y 1994. Tal como México no pudo evitar la devaluación del peso de fines de 1994, la economía rusa no podrá evitar por mucho tiempo una devaluación mucho más drástica del rublo.

Desde el punto de vista de las perspectivas futuras de la economía, el resultado más dramático de las reformas económicas ha sido el proceso drástico de ``desindustrialización'', que ha significado el cierre de un elevado número de empresas. Esto ha sido tanto resultado de la política de contención de la demanda como de la apertura radical de la economía ante la competencia del exterior. Uno de los campos en que este proceso se manifiesta más plenamente es en el de la cmposición de las exportaciones. Rusia se ha transformado en una economía productora y exportadora de materias primas, especialmente de petróleo, gas y minerales. En otros términos, su perfil de comercio exterior es muy semejante al que tienen los países del Tercer Mundo. Y como a esta forma de inserción en el mercado mundial a través de las exportaciones de materias primas le corresponden determinados cambios sociales y políticos, en Rusia ellos también están teniendo lugar: aparece un sector social enormemente rico, ligado a los recursos naturales, que constituye la base social de apoyo del gobierno, mientras que la enorme mayoría de la población resulta marginada. En este sentido es que se puede afirmar que tanto la economía como las esferas social y política de Rusia están experimentando un acelerado proceso de arabización.