La población no es problema, sino un bien social: Gloria Careaga

Juan Carlos Villa Ť Soto ``El concepto de población originalmente estaba asociado con la responsabilidad de los gobiernos de instrumentar políticas para atender las necesidades de la sociedad. En este sentido, el concepto de población pretendía caracterizar a los grupos sociales para darles atención particular de acuerdo a las necesidades que históricamente van presentando''.

La psicóloga social Gloria Careaga Pérez, secretaria académica del Programa Universitario de Estudios de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México, afirmó que este concepto de población ha cambiado: la idea original de que el Estado atendiera las necesidades de los sectores de la sociedad se ha transformado al concebir a la población como el problema de la sociedad. Gloria Careaga nos explica que a partir de la década de los 70 se dejó de hablar de las necesidades de la población y se empezaron a señalar los problemas relacionados con el crecimiento de la población, y, paulatinamente, se pasó de referir los problemas de la población a concebir a la población como un problema a escala mundial.

La psicóloga comentó que durante los últimos 20 años, las políticas de población han estado orientadas principalmente hacia el control de los índices de natalidad. Empero, las políticas de reducir estos índices se han instrumentado fundamentalmente en los países del Sur, con el pretexto de la escasez de los recursos naturales. En cambio, en algunos países del Norte más bien existe la preocupación de elevar los índices de fecundidad. ``Al concebir a la población como problema, se ha planteado como solución la eliminación de ciertos grupos sociales. Esto constituye un riesgo para la preservación de la diversidad cultural'', apuntó la entrevistada.

Careaga Pérez sostuvo que del mismo modo que, ante el deterioro y la devastación que ha sufrido el entorno natural, se han establecido medidas para preservar la biodiversidad, se tendrían que establecer políticas que garanticen preservar la diversidad cultural.

``Si concebimos a la población como un bien social más que como un problema, el diseño de las políticas públicas tendría otra perspectiva. Los programas de planeación familiar estarían orientados a que la decisión reproductiva se tomara con base en las posibilidades de que el individuo naciera en las mejores condiciones''. Al preguntarle si esto no excluye a los sectores de menos recursos, entre los que se encuentran muchos grupos étnicos, la investigadora respondió: ``Se está planteando que el Estado brinde apoyo para que las personas de los diferentes grupos sociales tengan las mejores condiciones para su desarrollo y se garantice la preservación de la diversidad cultural''. Agregó que, entre otras acciones, se tendrán que destinar recursos especiales a ciertos sectores de la población, principalmente a los más desprotegidos. Sin embargo, advirtió que el análisis de la población no sólo implica generar servicios para atender a los diversos sectores, sino también pensar de qué manera éstos pueden contribuir al desarrollo social: por ejemplo, aprovechar la experiencia de los ancianos al mismo tiempo que se atienden sus necesidades específicas. En este análisis intervienen los derechos humanos, la salud, la democracia, entre otros temas, acotó.

Gloria Carega, quien ha tenido una intensa participación en las diferentes conferencias convocadas por la Organización de las Naciones Unidas sobre los temas de población y desarrollo social, dijo que para que el concepto de población sea un instrumento que contribuya a que el Estado atienda las necesidades de la población, es necesario recuperar el concepto inicial y empezar a analizar cuáles son las demandas particulares de los diferentes grupos culturales. ``No se buscaría un desarrollo uniforme ante este mosaico cultural, pero sí de mayor equidad. Pretender que todos los grupos sociales dentro del país caminen por la misma vía es una utopía ajena. El reto es fortalecer la diversidad y al mismo tiempo acercarnos unos a otros'', concluyó.