René Drucker Colín
La Cámara Nacional del Cemento y el IMSS en triste contubernio

Esta historia que van a leer no es un cuento; aunque no lo crean, es una realidad. En octubre 31 de 1995 la doctora Irene Mújica Morales inscribió el trabajo intitulado ``Estudio de los riesgos ergonómicos por procesos industriales del giro metalmecánico en fabricantes de maquinaria'' al 2o. Premio Nacional Anual de Seguridad e Higiene en el Trabajo, 1995. La convocatoria fue publicada en los periódicos y organizada por el IMSS y la Cámara Nacional del Cemento. El trabajo en cuestión fue entregado al ingeniero Guillermo Landa Piedra, del IMSS. El 27 de diciembre de 1995 se publica en El Universal y otros diarios la lista de ganadores y la doctora Mújica resulta ser una de ellos, en la modalidad de ``Investigación sobre riesgos de trabajo''. Con base en la convocatoria, le corresponden a la doctora Mújica un diploma y 20 mil pesos. El 3 de enero de 1996 (o sea, a casi 17 meses de la fecha de este artículo) la doctora Mújica acudió a las oficinas del ingeniero Landa para que le notificaran sobre el día en que sería la entrega del premio mencionado. Ya para junio de 1996 le habían dado vueltas al asunto, sugiriendo que esto se debía a que la Cámara Nacional del Cemento deseaba que el presidente Zedillo entregara personalmente el premio, pero que no daba fecha la oficina presidencial. Luego resultó que como no daban fecha, iba a ser el licenciado Genaro Borrego quien lo iba a entregar, pero que tampoco daba fecha. El 17 de enero de 1997, o sea a más de un año del anuncio de que ella había ganado el premio, le informaron que harían la entrega del citado premio en la 1a. Reunión Nacional de Investigación de Salud en el Trabajo. El 22 de enero de 1997, en el magno Centro de Convenciones del Centro Médico Nacional Siglo XXI le hacen entrega de un diploma (muy feo, por cierto) firmado por el presidente Zedillo, pero sin estar acompañado de los 20 mil pesos, pues según dijeron, las autoridades de la Cámara Nacional del Cemento no se presentaron a entregar el dinero. Hasta la fecha, dicha Cámara no se ha dignado entregar lo que con justicia pertenece a la doctora Mújica.

Haciendo un ejercicio mental sobre esta historia, he llegado a las siguientes posibles conclusiones:

1. La Cámara Nacional del Cemento está en quiebra total y simplemente no ha vendido un solo saco de cemento, por lo cual no han logrado juntar los 20 mil pesotes.

2. Los 20 mil pesos se perdieron a través de un camino sinuoso.

3. La Cámara Nacional del Cemento no pudo presumir su gran interés y magnanimidad hacia la investigación ante el Presidente de la República, se enojó y dijo ``pues no doy nada''.

4. Desde su inicio la convocatoria fue una farsa.

5. La última conclusión es que yo no entiendo lo que pasó.

Para terminar esta triste historia de una investigadora frustrada y enojada, pienso que esto refleja mucho de lo que con frecuencia ocurre en nuestra sociedad, donde se pisotea la dignidad de gente que toma en serio su trabajo, haciendo su mejor esfuerzo. Pero también refleja el poco interés que tienen las autoridades de nuestras instituciones en resolver los problemas cotidianos. En este caso, el director del IMSS, Genaro Borrego, debería de haber tomado cartas en el asunto, resuelto el problema entregándole a la premiada sus 20 mil pesos y ver en qué forma le cobraba a la Cámara ``dizque'' Nacional del Cemento, pues al final de cuentas en alguna forma el IMSS quedó embarrado.

Ahora bien, es factible que Borrego ni esté enterado, pues al ingeniero Landa no le toman la llamada, o este último no fue suficientemente insistente. O quizá peor, en el IMSS a nadie se le ocurre que debe hacerse responsable del problema, aunque vaya de por medio el buen nombre de la institución.