Hoy arriba a Chalco la marcha de maestros de Oaxaca
Claudia Herrera Beltrán, enviada, Ozumba, Edomex, 28 de abril Ť En Oaxaca los niños aprenden matemáticas calculando los bajos sueldos de sus maestros, civismo con los militares en las calles y los artículos de la Constitución en las mantas que cuelgan de las paredes de sus escuelas y que piden el respeto a la legalidad. Así explican el proceso enseñanza-aprendizaje maestros oaxaqueños que se encuentran muy cerca de la ciudad de México luego de recorrer a pie 443 kilómetros.
En un receso de su extensa caminata iniciada hace 15 días, 2 mil 500 mujeres y hombres duermen, platican, se curan las ampollas, reciben masajes en los pies, comen sentados en sus petates, leen o simplemente bailan al ritmo de una canción de la onda grupera. Son los maestros de las regiones Costa, Mixteca, Tuxtepec, Istmo y Valles de Oaxaca que año con año salen de sus comunidades hacia el mismo destino y con las demandas de siempre.
Maestros de Oaxaca que se dirigen a la ciudad de Mexico para
participar en la marcha intersindical el primero de mayo, se
dan un descanso en el palacio municipal de Ozumba, después
de
recorrer 40 kilómetros desde Cuautla. Foto: Omar Meneses
Su penúltima escala antes de llegar al Distrito Federal es el poblado de Ozumba, en el estado de México. Desde ahí insisten en las demandas añejas de la disidencia magisterial: duplicación de los sueldos, 90 días de aguinaldo, construcción de más escuelas, dotación de libros de texto gratuito para los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria y entrega de mayor número de desayunos escolares.
En la plática piden más libros de texto pero reniegan de ellos. ``Nos sirven para dar la versión oficial y luego compararla con la realidad'', explica la maestra Marisol Aguilar mientras uno de los dos médicos que acompañan a los marchistas le frota un pie con Iodex.
``Los libros de texto --interviene otro maestro-- dicen que México es un país rico y la realidad es que a veces los niños no han tomado ni un café cuando están en clase. Las letras en español les aseguran que Carlos Salinas de Gortari ganó bien y lo que ven en sus comunidades es enojo contra el gobierno. Leen que el indio es amado y respetado por los mexicanos y lo que viven en sus hogares es otra cosa, sus padres son perseguidos y luego encarcelados por no saber defenderse porque ni español saben''.
Los maestros que pertenecen a la sección 22 del SNTE, pero también se afirman miembros de la disidencia agrupada en la CNTE, se dicen preocupados porque algunos niños pierden clases mientras ellos caminan diario unos 30 kilómetros en busca de una entrevista con el secretario de Educación Miguel Limón Rojas, con su dirigente magisterial Humberto Dávila Esquivel, que en este tiempo les ha pedido tranquilidad y paciencia, y con el secretario de Gobernación Emilio Chuay- ffet para hacerle llegar una nueva demanda: no más detenciones de maestros que se han distinguido por pertenecer a grupos de lucha política y social.
Raúl Gatica, de 30 años y siete de ellos como maestro normalista, resume en una frase la utilidad de la descentralización educativa en Oaxaca: ``para descentralizar los problemas y no las soluciones''. Y explica que cuando los trabajadores de la educación piden un aumento salarial o más escuelas, las autoridades de Oaxaca responden que ``lo del dinero'' lo resuelve la Federación y que en la entidad se tratan otros asuntos.
Admiten que en sus negociaciones con las autoridades de Oaxaca consiguieron respuesta a algunas de sus peticiones, algunos créditos hipotecarios, aguinaldo de 75 días y mejor dotación de libros de texto, pero advierten que su lucha no acaba ahí. Van a apoyar a los maestros de otros estados que también integran a la CNTE y, sobre todo, exigirán ante Gobernación que se ponga fin a la ``militarización'' del estado.
Instalados en un gran auditorio del palacio municipal, en el atrio de la iglesia de Ozumba y en la Casa de la Cultura de ese pueblo, muchos recuerdan otras caminatas en las que participaron y otros dicen que es la primera, pero no lo consideran un esfuerzo extra.
``Caminamos todos los días muchos kilómetros para impartir clases, nos dormimos en camas de palos y algunas de nuestras escuelas son palapas'', responde Luciana González, de 60 años, con 30 años de experiencia como maestra de educación primaria mientras baja las escaleras de una iglesia del siglo XVI que por el momento le sirve como espacio para dormir.
Al anochecer, los maestros de Oaxaca, aquellos que fueron los únicos en rebelarse abiertamente contra los dictados del dirigente magisterial Carlos Jonguitud, recogen sus maletas y se disponen a dormir en espera de reiniciar hoy muy de mañana la caminata que los llevará a Chalco y luego a su destino final, la ciudad de México, donde encabezarán otra marcha, la que organizan desde hace tres años los sindicatos independientes el primero de mayo.