La Jornada martes 29 de abril de 1997

Marco Rascón
Los túneles de Fujimori

Si los túneles fueron idea original de Fujimori, la idea de las matanzas tiene autoría varia, y pudo ser mexicana, brasileña, guatemalteca, estadunidense o colombiana. De ahí se explican las muestras de ``beneplácito'' de gobiernos y grupos en franca opción por las masacres ejemplares. Los túneles de Fujimori los ha venido construyendo el neoliberalismo en el mundo; es una táctica bajo tierra, justificada con la ``razón de Estado'' y los intereses de la globalización; han sido dispuestos sin titubeo ante el estallido de los obstáculos sociales ante los planes y modelos de integración. Los túneles de Fujimori se vienen cavando desde hace una década en América Latina como respuesta y disuasión a dos alternativas: o asimilamos la nueva realidad o nos liquidan.

Los túneles buscan la liquidación de las naciones. Las nuevas democracias surgidas luego del militarismo en el Cono Sur y Centroamérica han cavado túneles en todos sus territorios y los han minado respaldando a finqueros de Chiapas y Brasil, contra indígenas, mineros, trabajadores, estudiantes y campesinos.

Los túneles cavados en México están en Guerrero, Chiapas, Oaxaca. La envidia militarista por la táctica peruana de convertir el diálogo en simple medida ganadora de tiempo y hacer de los mediadores un conducto de los operativos finales, tiene que ver con la visión tunológica de Fujimori: el exterminio ejemplar y total de la resistencia.

¿No fue la matanza de Aguas Blancas un acto ejemplar del gobierno contra una región? Al interior de los túneles hay una amplia red para desarrollar la violencia cuando el modelo económico empieza a tener dificultades para mantener la estabilidad social. Los túneles complementan la política norteamericana hacia América Latina al imponer mediante la fuerza las condiciones para la alternancia política que debe comprometerse a no alterar el programa económico ni amenazar los intereses de la globalización. A esta alternancia se le exige que no proponga cambios radicales a la política económica y, de hacerlos, partir de la misma matriz que se viene aplicando.

Así, los túneles de Fujimori han hecho explotar la unión entre política y economía para establecer que el cambio político no puede amenazar el orden económico y social. Toda América Latina y todos los partidos están igualmente minados por el pragmatismo peruano.

Aquí hay que destacar la importancia que tenía el artículo 82 de nuestra Constitución política, que había permanecido como un candado frente al exterior. Fujimori es en el Perú, la cabeza de playa de los intereses japoneses en América Latina, de la manera en que Alemania ha hecho de Carlos Hank González el representante económico de sus intereses en México. Ambos son viejos topos, cavadores de túneles, expertos en hacer reventar formas de resistencia política y social, lo cual Fujimori ha universalizado.

Ya es dueño de los derechos de la pelicula de acción que seguramente pronto será filmada. En el papel de Fujimori, actuará él mismo, movido por el raiting, para enseñar su teoría de los túneles y la manera en que lo inspiraron las ruinas incas de Machu Pichu. Además, ya estableció una amplia red de solidaridad y alianza de los grupos militares y gobiernos convencidos de que ésa es la única salida para enfrentar la transición hacia el neoliberalismo: hacer estallar las bombas económicas, luego de los túneles cavados en naciones que se propusieron integrar y subordinar.

En México, ¿cuántos túneles tienen cavados para antes del 6 de julio? ¿Cuántos túneles se han construido bajo el suelo de Chiapas, la sierra de Guerrero, en Oaxaca? ¿Cuántos túneles se han perforado a lo largo del ``diálogo''? Seguramente suponen que la resistencia social y política tiene a la sociedad mexicana como rehén de la modernidad.

Los túneles de Fujimori se construyeron tres meses antes: el tiempo, el diálogo y la ``comisión de garantes'' sólo eran para ganar tiempo y colocar las minas. La actitud del MRTA fue apreciada como ingenua pues, según el criterio de Fujimori, la violencia debe terminar en violencia y desencadenar más violencia, y si no lo hacen los enemigos, las fuerzas del orden deben cumplir esta regla. Según las noticias, Fujimori pudo haber tenido varios guerrilleros vivos y rendidos; sin embargo, optó por liquidarlos convirtiendo una medida táctica (la liberación de rehénes) en medida estratégica, ideológica, ejemplar de exclusión y exterminio. Fujimori logró convertir sus túneles en una bandera: la bandera, desplegada al aire, del neoliberalismo.