Me refiero a la que floreció durante la sexta década de este siglo en Checoslovaquia, cuando el gobierno comunista de aquel país entreabrió las puertas a la libertad de expresión y la democracia, mismas que fueron brutalmente clausuradas por los tanques soviéticos en el ardiente verano --agosto-- de 1968. Para entender-extender aquella eclosión cinematográfica primaveral de carácter narrativo y documental, es necesario recoger espacios, nombres y filmes. Iniciemos dejando constancia de dos espacios libertarios donde se formaron los cineastas que articularían el nuevo y brillante cine checo que conmovió a la audiencia mundial a partir de los años sesenta.
Es necesario citar, primero, a la Academia de Música y Arte Dramático de Praga; luego, al inmueble que albergaba al grupo Lanterna Magika, cuyos muros cobijaron espectaculares combinaciones de cine y teatro a cargo de Alfred Radok. Acerquémonos ahora a la tendencia fundamental de las películas que florecieron en aquel entonces. Pero antes, demos un salto atrás en el tiempo, para referirnos al cine de animación que había ya prestigiado a la escuela checa en todas las salas de la Tierra, a través de las creaciones de Jiri Trnka y Karel Zeman, cuyo filme Baron Prasil (1961), sobre las andanzas del barón de Munchhausen, disfrutamos en México.
Apartémonos de los trabajos ``fabulosos'' de Trnka y Zeman para hablar de la tendencia que articuló los largometrajes de aquella deslumbrante primavera que en 1966 cristalizaría en 26 premios obtenidos en festivales internacionales. Tendencia de corte realista que ofrecía imágenes veraces de la vida cotidiana, aunque con un matiz crítico, irónico. Criticismo en sordina, sonriente, intimista y sin estridencias. ¿Quiénes son los cine-directores adscritos a esta ideología cinemática? desde luego Milos Forman, cuya reciente película, acerca del erotismo de una pareja (Larry y Althea) y visual de una revista (Hustler) de reciente estreno en México como El nombre del escándalo (1996), dio origen a esta nota.
Ubiquemos a Forman (Cáslav, 1934) acorde a varios comentarios, entre otros, aquel que transcribieron los periodistas que lo entrevistaron después de que el cineasta recogió el Globo de Oro, por People vs. Larry Flynt, y que dice así, según publicó La Jornada el domingo 13 de abril: ``...en esa década, la presión ideológica por alguna razón se debilitó, después que Nikita Kruschev denunció los horrores de Stalin y del estalinismo. Durante pocos años vivimos en un mundo increíble, sin presiones ni de un lado ni del otro. Pero, claro, cuando ese momento mágico se rompió, yo inmediatamente me fui con la cámara a otra parte''.
Durante ese ``momento mágico'' Forman recreó en Cerny Petr (Pedro el negro, 1964) la existencia de un joven ordinario que venía a contraponerse al ``héroe positivo'', propuesta por la burocracia soviética. Realizó también Los amores de una rubia (1965) y Al fuego, bomberos (1967). Después de ese ``mágico momento'', es decir, cuando los tanques rusos irrumpieron en las calles de Praga para desflorar aquella primavera, Forman parte hacia el exilio. Allí, precisamente en Hollywood, concretará a partir de 1970 varios filmes memorables: Taking off, Atrapado sin salida, Hair, Ragtime, Amadeus y Valmont sobre las cuales la crítica francesa opinó: ``Milos Forman es aún capaz de plasmar en el celuloide, aquel cine amable, tierno, frágil, crítico, que dio renombre a la cinematografía checa de los años sesenta''. Si ese es el perfil de la flor más espléndida de aquella primavera cinemática, ¿quiénes son las otras arbóreas presencias? Jiri Menzel (Praga, 1938) es una de ellas, pues fue un cineasta que supo manejar un lenguaje pleno de observaciones maliciosas: Trenes rigurosamente vigilados (1966). La otra presencia significativa es Vera Chytilova (Ostrava, 1929) creadora de un emotivo largo-metraje de ficción cargado de símbolos devastadores Quelque chose d'autre (1963), acerca de la historia paralela de dos mujeres. Posteriormente, realizará en Bélgica un polémico documental Chytilova versus Forman (1981), cuyo discurso cuestiona el quehacer de su ex condicípulo Milos Forman en Estados Unidos. Hasta aquí Primavera cinematográfica, ejemplo mayúsculo de los resultados positivos que pueden obtenerse en un contexto democrático y libertario.