La Jornada 9 de mayo de 1997

Ex militares salvadoreños, azote de migrantes

Alma E. Muñoz Ť La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) denunció, mediante un diagnóstico sobre la migración en la frontera sur, la violencia institucional contra personas que ingresan ilegalmente al país y la presencia del grupo Mara Salvatruchas, el cual está integrado por ex militares salvadoreños que asaltan y secuestran a los trabajadores.

Alertó también sobre la extorsión que sufren los indocumentados por parte de las autoridades migratorias y de integrantes del Ejército Mexicano. Pidió al gobierno mexicano ``poner orden en el traspatio de su casa para poder exigir a Estados Unidos'' respeto para los connacionales.

El diagnóstico, realizado por el Comité Diocesano para ayuda a Inmigrantes Fronterizos, que encabeza el obispo de la diócesis de Tapachula, Felipe Arizmendi Esquivel, destacó las condiciones ``tan deplorables'' en las que alrededor de 100 mil personas migrantes realizan su trabajo en el sur del país.

Indicó que muchas veces, del lado de Guatemala, no cuentan con pase fronterizo y pocas veces existe un contrato laboral. ``Trabajan sin saber de cuánto va a ser el pago, apenas equivalente al salario mínimo y en las galleras (lugares en donde se alojan) los baños, letrinas y alimentos que les proporcionan dejan muchas veces bastante que desear, siendo muy comunes las quejas de que a menudo les dan frijoles ya descompuestos para comer. Ocurre también que grandes grupos son despedidos, sin pago alguno, después de varias semanas de trabajo agotador, acusándolos de ladrones y recurriendo a medidas de fuerza''.

Aquí se incluye a las ``miles'' de trabajadoras domésticas de origen guatemalteco, menores de edad sin capacitación o preparación, quienes llegan a Tapachula para ofrecer su trabajo en casas o puestos informales de contratación ``que se establecen cada domingo por la tarde en el parque central de la ciudad'' y en lo general, son ``peor pagadas y tratadas'' que los trabajadores temporaleros.

A través de un documento de diez cuartillas, el organismo católico recordó que una parte de los refugiados guatemaltecos ya regresó a su tierra y otra espera ``con bastante frustración'' acelerar su retorno o quedarse en el país, y destacó la falta de reconocimiento oficial para los migrantes dispersos pues el gobierno ``sólo habla de ayuda para los instalados en campamentos''. De acuerdo con la CEM, los migrantes provienen de cualquier país centro o sudamericano, aunque en la actualidad predominan los de origen hondureño. Circunstancialmente, añadió, aparecen también ciudadanos de países africanos, del este europeo e incluso chinos ``que se adentran a México de manera ilegal con el ánimo de internarse a Estados Unidos.

La CEM señaló que es muy frecuente que sufran robos y sus mujeres sean violadas por bandas de asaltantes o sean engañados por polleros. Mencionó además la existencia de la ``temible Mara de los Salvatruchas, compuesta al parecer por ex militares de la guerra salvadoreña y cuyos integrantes se identifican con un tatuaje muy peculiar compuesto por las iniciales MS''.

Su área de operaciones cubre todos los pasos fronterizos, desde Estados Unidos hasta El Salvador, pasando por los corredores de migrantes en México y Guatemala y ``para no perder su tiempo es corriente que incursionen en otras áreas delictivas como son los secuestros o los robos de coches''.

Según el organismo católico muchos migrantes, para adentrarse en territorio mexicano, a lo largo del Soconusco sufren accidentes en las vías y corridas del tren por la presencia de autoridades migratorias y el agotamiento y ``se dejan enredar entre las ruedas del tren y mueren en el intento o sufren accidentes graves y serias mutilaciones que les condicionan físicamente para el resto de sus vidas''.

Mencionó asimismo el control migratorio en la frontera sur, el cual se recrudeció con la firma del TLC. ``En la práctica, no todos los funcionarios se atienen a las instrucciones recibidas. A veces se dejan tentar por el atractivo dinero fácil, otras utilizan abiertamente sus armas, incluso con riesgo real de disparos fatales, cuando se trata de un cuerpo de seguridad del Estado que carece de armamento''.

Finalmente sostuvo que las autoridades instaladas en la zona, incluido el Ejército, se inmiscuyan con los migrantes sin la intención de salvaguardar el orden público. ``Esta irregularidad no es ocasional ni circunstancial, sino que obedece al parecer a disposiciones oficiales pues los migrantes se quejan de que hasta en el Distrito Federal son detenidos por miembros de la PGR y si no tienen lo suficiente para la mordida son entregados a Migración y deportados''.