Pese a los avances electorales, mantiene el PRI en la capital el control corporativo y ciudadano, advierte el PRD en un análisis
Rosa Icela Rodríguez /I Ť El PRD reconoce como una de las ventajas del PRI que pese a los avances en materia electoral, ``el sistema de partido de Estado mantiene intocables los mecanismos legales e ilegales en el control corporativo y ciudadano de las sociedad capitalina'', lo que le ayudará a alcanzar una mayoría de votos en varios distritos y con ello ``conservará privilegios y vicios'' de funcionarios priístas.
En un amplio diagnóstico electoral y organizativo de las fuerzas políticas en la ciudad de México, el PRD evalúa la situación de los tres principales partidos. Sobre el PRI, dice: ``en el caso de la capital de la República, el partido de Estado enfrentará en 1997 una de las elecciones más difíciles después de las de 1988, sin descartarse la posibilidad de que perdieran la gubernatura y la mayoría en el Congreso local''.
Según la óptica perredista, ``en la actualidad existe un alto nivel de desgaste de las preferencias ciudadanas hacia el PRI e incluso un alto grado de rechazo'', pero llama a ``no subestimarlo ante esta situación de desventaja, porque a lo que se enfrenta la oposición es a un operativo en donde se aplica toda la fuerza del Estado en favor del gobierno que se disfraza de partido''.
Después de hacer un recuento histórico de los últimos resultados electorales en el DF, de 1988 a la fecha, en donde el PRI ha obtenido bajos porcentajes frente a la oposición, sostiene que a esa preocupación se añaden los resultados del ejercicio de gobierno del regente Oscar Espinosa Villarreal..
Entre algunas de las desventajas para obtener el voto ``está la calidad de vida de la mayoría de capitalinos debido a la política económica, la impericia para manejar asuntos de extrema gravedad, el mal entendido concepto de gobierno fuerte proclive al uso recurrente de la fuerza pública, la escandalosa percepción de bonos, compensaciones y aguinaldos multimillonarios de los principales funcionarios de gobierno en las delegaciones, la corrupción de distintas corporaciones y agencias del Departamento del Distrito Federal''.
También la vinculación a nivel federal de los políticos priístas y los narcotraficantes, el incremento de la inseguridad pública y cierta dosis de ingobernabilidad que han propiciado saldos negativos para la credibilidad de la clase política priísta.
El estudio interno realizado por la Corriente de la Izquierda Democrática, que encabeza René Bejarano, cuenta con 54 cuartillas y revela que precisamente porque el PRI sabe que no tiene el control mayoritario del voto capitalino se preparó en esta contienda con los siguientes planes:
``1. Ajuste del aparato de gobierno, primordialmente el cambio de algunos delegados políticos para reforzar el trabajo de gestión y obra pública en favor de la estructura priísta.
``2. El ejercicio del gasto a través de los Programas Operativos Anuales y de los Programas Emergentes (de empleo, de obra pública, bacheo de calles) orientados a desencadenar una magna operación de inducción y manipulación de las necesidades sociales para favorecer las campañas de los candidatos que el PRI postuló.
``3. La negativa a establecer una ley electoral propia, manteniendo la vigencia del libro VIII del Cofipe que no garantiza la independencia, autonomía e imparcialidad de los órganos electorales; con impedimentos a las coaliciones, a las candidaturas comunes, a la elaboración de un padrón confiable y un excesivo gasto de campaña del PRI.
``4. En lo organizativo, el PRI invirtió una cantidad significativa de recursos materiales, económicos y humanos para mantener lista su maquinaria de promoción al voto: actualización del padrón priísta, definición de los nuevos distritos electorales y locales; restructuración de las directivas intermedias del PRI; constitución de sus nuevos 5 mil 543 comités seccionales en la estructura vecinal y el nombramiento de la mayoría de los jefes de manzana, presidentes de colonia y consejos juveniles de conocida militancia priísta''.
Enseguida, explica que ``se está dirigiendo toda la elección capitalina desde la Secretaría de Gobierno'' con el otorgamiento y uso discrecional a la entrega de prerrogativas por separado a cada partido, sólo el PRI y el gobierno saben cuánto se le entrega a cada organización política. Además, se dedica a la promoción y mantenimiento de una interlocución diversificada con los dirigentes políticos y sociales para mantenerlos divididos y confrontados.
Para concluir, indica que los estudios de opinión, el manejo de la imagen, la publicidad y las campañas de difamación de la oposición, son parte de la estrategia priísta.