Retorno zapatista a Nixtalucum; ``no toleraremos una agresión más''
Juan Balboa, corrresponsal, San Pedro Nixtalucum, Chis., 17 de mayo Ť El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) advirtió hoy aquí a las autoridades estatales y federales y a la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que no permitirá ``una agresión más'' contra militantes o simpatizantes zapatistas, y aseguró que ``con las agresiones, el gobierno federal intenta justificar la militarización'' de las comunidades indígenas.
``Pero la paciencia que tenemos se está acabando por las agresiones y ataques de los priístas, y no nos quedará otro camino más que responder como sea necesario, si los priístas nos van a seguir persiguiendo y provocando'', dijo Ramón, un representante del EZLN, justo en los momentos en que las mujeres de los propios desplazados localizaron una planta de mariguana a la entrada de la iglesia católica abandonada.
Las trincheras se habían convertido en el vergel de los elementos de la Policía de Seguridad Pública en este poblado de los Altos de Chiapas: ocho plantas de mariguana sembradas en almácigos con tierra fértil traídas de la montaña; dos más en los costales de tierra que cubren la trinchera, y también descubrieron un cigarro consumido a medias, abandonado por los propios policias.
Y no era para menos, pues dos inmensas columnas humanas que partieron a las 9:30 horas de la cabecera municipal de San Juan El Bosque y del ejido San Miguel, embrión del EZLN, y que desembocaron en la pequeña plaza central de San Pedro Nixtalucum, hicieron huir a los elementos de Seguridad Pública.
La presencia de unos 4 mil indígenas tzotziles zapatistas en un poblado con 800 habitantes sorprendió a todos. Los priístas se refugiaron en sus casas y en las iglesias evangélicas; los policías abandonaron sus pertenencias en la única escuela del poblado, tiraron su almuerzo y se olvidaron de las pequeñas matas de mariguana.
Las 85 familias zapatistas desplazadas hace dos meses por la agresión que sufrieron por parte de la policía estatal --en donde murieron cuatro simpatizantes del EZLN-- regresaron hoy a sus casas destruidas y saqueadas. Cuatro mil indígenas de siete municipios --El Bosque, Simojovel, San Andrés Larráinzar, Mitontic, Huitiupan, Chenalhó y Pantelhó-- los acompañaron hasta sus viviendas que abandonaron desde el pasado 14 de marzo. Al mediodía tomaron la plaza central, la escuela convertida en cuartel y las seis trincheras de la policía.
Cuando el mitin inició, un helicóptero (XC-BGC) --el ``de la muerte'', decía el viejo Lucas, un hombre que encabezaba la caravana-- volaba sobre los zapatistas. Ramón, el representante del EZLN, explicaba que han tenido la paciencia de aguantar las ``agresiones y provocaciones del gobierno a través de los priístas y nosotros no hemos querido responder''.
Cubierto el rostro con un pasamontañas agregó: ``No es porque le tengamos miedo a los priístas, a los caciques o al gobierno, sino porque nosotros no queremos pelearnos en contra de nuestros hermanos indígenas, porque no somos enemigos y nuestra justa lucha no es contra de los pobres, sino en contra de las injusticias''.
Insistió en que las autoridades federales y estatales ``dictan órdenes'' a los militantes del PRI de cada municipio con presencia zapatista, para ``provocar divisiones y enfrentamientos entre los hermanos indígenas, con el fin de justificar la militarización de los pueblos y la acción represiva de la Policía de Seguridad Pública''.
Hoy, dijo, ``hemos venido a dejar a nuestros compañeros, que hace días tuvieron que abandonar sus hogares por las agresiones de la policía, de los soldados federales y de los priístas de esta comunidad. Ahora regresan para quedarse en sus casas, pero no necesitan pedirle permiso a nadie porque aquí es su casa, aquí es su tierra, aquí nacieron y aquí tienen que estar, y no tienen que pedirle perdón a nadie'', señaló.
Planteó enseguida siete demandas a las autoridades federales y estatales, entre éstas la salida inmediata del Ejército Mexicano y la Policía de Seguridad Pública del Estado de las comunidades indígenas; la libertad de los presos zapatistas detenidos en Cerro Hueco, y el libre tránsito y garantías para los desplazados que regresaron a esta comunidad enclavada en la cañada más grande de los Altos de Chiapas.
Los representantes de los siete municipios presentes coincidieron con el representante del EZLN en acusar a los gobiernos federal y del estado de continuar con la militarización de Chiapas y se manifestaron porque continúe el diálogo de paz en San Andrés Larráinzar.
Los desplazados, por su parte, confirmaron que a pesar del ``hostigamiento que sufrirán'' por parte de los militantes del Partido Revolucionario Institucional y de la propia policía chiapaneca, decidieron quedarse en sus viviendas, sus hogares abandonados.
``Nosotros no vamos a someternos bajo ninguna orden de los priístas ni del gobierno mentiroso de Julio César Ruiz Ferro; nadie nos viene a mandar, pues no somos esclavos'', dijeron.
Al anunciar públicamente la recuperación de sus viviendas, los desplazados advirtieron:
``Nosotros les decimos claro a ustedes, priístas, que no estamos solos y si nos vuelven a agredir, entonces el pueblo responderá''.