DE VODEVIL
Pablo Espinosa Ť Compatriotas: esta es la primera llamada, prííímera.
Y en los altavoces suena El Tri, con su tema rockero ``que regrese Salinas, que regrese/ Que regrese lo que se robó''.
Ciudadanos: segunda llamada, sééégunda.
Y en los altavoces suenan Los Tigres del Norte, con su corrido El circo: ``Raúl se encuentra en la cárcel/ ya se le acabó la magia/ Carlos en la cuerda floja/ ahora la gente descansa/ Hasta que llegue otro circo/ y otra vez la misma transa''.
La tercera llamada es un pregón colectivo que encabeza Luis de Alba entre butacas, vendiendo cabezas de látex con la efigie de Carlos Salinas:
--¡Llévese su máscara! ¡Ya que no lo va a ver en la cárcel, al menos enciérrelo en su casa y póngale alfileres a ver si así se aplaca el hijo de su rechinar de muelas!
--¡Máscaras del pelón que nos agarró descuidados!
--¡Póngasela para que le pongan en la madre a usté!
--¡Hay máscaras!
En un pequeño teatro de la calle de Antonio Caso ocurre la reaparición del cuasi último mohicano: luego de una ausencia prolongada de la escena, José Natera vuelve al medio donde se mueve como pez en el agua: el chiste político, el teatro con reminiscencias carperas, la magia del calambur, el histrionismo paródico, el teatro popular.
Al contrario de sus últimas apariciones (hace ocho años, en el Teatro Principal) como estelar, esta vez Natera forma parte de un elenco que encabeza Luis de Alba, quien también reaparece en teatro y cuya celebridad obedece (¿todo aquel que aparece mucho en la tele se convierte, tocado por Midas, en celebridad y la gente siente urgencia por verlo en vivo?) a su larga trayectoria televisiva, en la cual ha realizado aportaciones tan trascendentes como el término pirrurri, además de la efectividad de varios de sus personajes. En el símil actual de la carpa, el teatro de parodia política, Luis de Alba crece artísticamente. Es de tal madera su buena prosapia.
Carlos y Raúl ¡Qué encanto!, se titula la comedia en dos actos escrita por Manuel R. Ajenjo y representada por este elenco en el cual Luis de Alba hace el papel de Carlos Chalinas de Mortari, José Natera el del Licenciado Saurio Atlacomulco, Benito Castro es Raúl Chalinas, Nora Velázquez es Doña Rosa y también Paulina Antañón, hasta sumar diez actores con una multiplicidad de personajes, representados o en referencias constantes: Muñoz Brocha, Procurador Gusano, Javier Enlatorre, Pepe Córcoba, Licenciado Chafa Pesadilla, María Bernalgas, La Paca...
La acción principia los últimos días de febrero de 1995 y la primera escena parodia la escenita aquella del ex presidente en huelga de hambre en una casa de Monterrey construída ``con Solidaridad''.
--¡Don Beto, don Beto! ¡Ya tenemos carretera!
--¡A toda madre! ¿Y pa' qué chingaos queremos carretera, si ni coche tenemos?
A las referencias hacia aquellos gags que eran en sí mismos los promocionales que inundaron la tele del sexenio pasado, se suma el trabajo de Luis de Alba --hablando en una mezcla de sus personajes: Chavo de la Ibero, Crispín, Peritos, alternados con su imitación de la labia salinesca: la oratoria impostada que escuchamos durante seis años-- en el que condensa la administración pasada: ``A los ricos los hizo más ricos, a la clase media la hizo pobre, a los pobres los hizo pendejos y a los más pendejos los hizo asesores de su sucesor. Pero buen amigo sí era: a sus cuates les vendió las empresas del Estado a precios bajos y abonos chiquititos chiquititos, y a los que no les vendió nada, algo les disparó''.
El artífice del ``error de diciembre'', el Premio Nobel de Ginecología ``porque puso a parir a todo México'', el que debe usar condón ``pues algo ha de tener, si ya se la metió a 80 millones de mexicanos'': los santitos se le cuelgan a Carlos Chalinas/Luis de Alba: ``Te dije que aprendieras de Raúl, pero de aprender, sin hache, no aprehender'', mientras Natera, en su papel de dinosaurio y su imitación de la oratoria de Miguel de la Madrid, recibe en el Penal de Mole de Olla a sus distinguidos huéspedes (``esta no es una prisión, es un centro cultural, pues aquí están los autores intelectuales''), y la comedia de Ajenjo le mete condimento a la historia de todos conocida, en tono carpero, con sus consabidas dosis de kitsch y camp, pero naturalotes. Y el público desfoga su descontento social y su propia crítica política en las carcajadas que festejan el histrionismo de la pareja estelar: Luis de Alba/José Natera.
Las señoras completan parlamentos, hilvanan tramas, concluyen silogismos. Los señores ríen a mandíbula batiente. El público es una mezcla heterogénea de sucedáneos de los que solían ser asistentes tradicionales de carpa y modernos consumidores de famas televisivas. Los chistoretes no dejan títeres ni titiriteros sin cabeza: priístas y panistas (``los panistas son iguales que nosotros de corruptos, pero más pendejos'', dice Carlos Chalinas/Luis de Alba, y lanza: ``A Diego Fernández de Cebollas yo lo compré, nadie resiste un cañonazo de 50 mil hectáreas en Punta Diamante'', políticos corruptos, funcionarios mafiosos, todo cabe en un jarrito sabiéndose carcajear.
Luego de hora y media de parodias, sketches, cuadros, escenas logradas y alguna que otra fallidona, el Teatro 29 de Diciembre (Antonio Caso e Insurgentes) se llena noche a noche de un público fiel a la tradición carpera y un elenco que busca recuperar la tradición perdida, levantar polvo desde aquellos lodos.
Al culminar el ejercicio del chiste político, más político y más moderno, y luego de una trama cuyo desenlace sesga la preparación de una jugada gubernamental para desprestigiar al Partido de la Revolución Democrática, el numerito termina con un coro a cargo de todo el elenco que exhorta al voto. Antes, con odio jarocho, Luis de Alba proporcionó a su semicomputarizado público ``la dirección de Carlos Chalinas en Internet: C.Ch. arroba arroba arroba...''
Chiste político habemus, carpa habíamos.
Chido chiiiido chííído, diamadre.