Luis Javier Garrido
El debate

Las elecciones de 1997 se harán bajo el signo de Carlos Salinas de Gortari, que sigue mangoneando a placer la política en México.

1. Los ciudadanos mexicanos tendrán oficialmente la posibilidad de elegir a sus representantes entre los candidatos de ocho partidos, pero en realidad no tienen más que un margen limitado de elección, pues Carlos Salinas sigue teniendo la mano metida en el PRI (a través de Joseph-Marie Córdoba, gurú de Zedillo), en el PAN (al controlar a Diego y Castillo, dos de sus dóciles aliados) y en el PT, partido creado por los Salinas (a través de Beto Anaya, que es su incondicional).

2. El principal problema que han tenido que enfrentar los tecnócratas ha sido el de la reconversión y refuncionalización del ``sistema'', no para establecer la democracia sino para mantener su dominación, y no parecen haber hallado otra salida que frenar la debacle del PRI y seguir interviniendo en otras formaciones políticas.

3. El sistema de un bipartidismo presidencialista, ideado por los asesores de Salinas en 1986, y que le permitiría al Ejecutivo: a) impulsar a sus candidatos en cualquiera de los dos partidos y, además, b) arbitrar, en su caso, en los conflictos poselectorales, ha seguido siendo una tentación en el sexenio ``de Zedillo'' a pesar de la evidencia del PRD, que rompe ese escenario. En Nuevo León, por ejemplo, el hombre de confianza de Salinas es el priísta Natividad González Parás, en tanto que en el Distrito Federa el candidato salinista es el panista Carlos Castillo Peraza, y lo peor es que esto no se oculta. El diario Crónica, que se dice es propiedad del clan Salinas, hace abiertamente campaña por Nati y por Castillo Peraza, al igual que el noticiero 24 Horas, de Televisa, conducido por Abraham Zabludovsky, reconocido socio de Raúl Salinas.

4. El principal engaño que se ha pretendido imponer a los mexicanos es el de que Carlos Salinas ya no manda en México. Salinas ha sido señalado por un sinnúmero de gravísimos ilícitos, pero a tres años de haber dejado Los Pinos, a través de Córdoba, de Zedillo y del gabinete, tiene la mayor influencia política de que haya dispuesto ex gobernador alguno en México. A la familia Salinas se le ha acusado de enriquecerse sin límites por el tráfico de influencias, el peculado y el narcotráfico, y de ser propietaria de las principales empresas del país, pero no hay investigación en su contra ni acción alguna para reivindicar esas riquezas para el país.

5. El debate sobre Carlos Salinas es por lo mismo, sin que se haya hecho explícito, tema central de las campañas; es centro de la discusión sobre el proyecto nacional.

6. Ernesto Zedillo le ha cubierto las espaldas a Carlos Salinas cumpliendo los términos del acuerdo que lo llevó a la silla presidencial, tras el homicidio de Colosio, y del nuevo pacto a que llegó con su predecesor en casa de Arsenio Farell Cubillas, en marzo de 1995, tras la decisión inevitable de encarcelar a Raúl. No es de extrañar por ello que Jorge Madrazo haga al frente de la PGR lo mismo que el panista Antonio Lozano Gracia: simular que la dependencia a su cargo investiga (y trata de encontrar evidencias contra Raúl) mientras le cuida las espaldas a todos los involucrados en los delitos contra la Nación.

7. El PRI ha sido y es, a pesar de lo que digan Humberto Roque Villanueva (presidente del CEN priísta) y otros dirigentes, un partido salinista. Los priístas no sólo fueron el respaldo incondicional y acrítico de las políticas de Salinas y también los cómplices y encubridores de sus delitos, sino que lo siguen siendo.

8. El principal problema de Acción Nacional, a su vez, no es el que su candidato a jefe del DF haya hecho una campaña de calumnias que deterioró la imagen del partido, como lo han dado a entender líderes panistas --de Felipe Calderón a Ricardo García Cervantes o Gonzalo Altamirano--, sino que esta estrategia puso de manifiesto algo que muchos no querían ver: que Carlos Castillo Peraza, al igual que Diego, ha sido un incondicional de Salinas, manipulado por Córdoba.

9. El CEN del PAN debería informar a los panistas, por ejemplo: a) por qué en los estados en que eran tercera fuerza electoral, como Veracruz, en los años de Carlos Salinas se aceptó dinero por debajo de la mesa o por qué un gobernador como Ruiz Massieu les donó el terreno para su sede en Chilpancingo y les construyó su edificio con fondos públicos; b) por qué dirigentes como Diego se enriquecieron en lo personal a cambio de su apoyo a Salinas en sus políticas económicas y en su guerra sucia contra el PRD, las organizaciones sociales y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; c) por qué Antonio Lozano violó el orden legal del país y como procurador general encubrió al salinismo o, en fin, d) por qué Carlos Castillo Peraza no sólo ha encabezado una campañita para pedir ``el perdón'' para Salinas sino que ha actuado como su edecán.

10. Las elecciones no van a decidir una ``nueva mayoría'', como pretende la propaganda oficial, pero sí van a expresar el malestar de la Nación.