Bellinghausen: será Ojarasca un espejo de los derechos indígenas
Renato Ravelo Ť El debate sobre los derechos constitucionales de los pueblos indígenas está ganado y el objetivo de la revista Ojarasca consistirá en ser un espejo donde se vea este triunfo, para que se considere el valor del pensamiento civilizatorio de los pueblos indígenas y campesinos, expresó Hermann Bellinghausen, director de la publicación, durante la presentación de su tercera época.
Así hablaron Blanche Petrich y el abogado mixe Adelfo Regino de la revista: ``el nombre de Ojarasca -así, sin hache- recuerda el valor de lo que supuestamente no vale, de las hojas que reavivan llamas y representa el valor de la tenacidad de la gente campesina e indígena. Son las hojas que abonarán la tierra, aparentemente basura, donde se concentra la esperanza de la vida''.
En la presentación de la publicación, que desde este mes aparece en forma de encarte mensual en este diario, estuvieron también presentes Magdalena Gómez, promotora de justicia en el Instituto Nacional Indigenista, así como el abogado de origen mixteco Francisco López Bárcena, quien hizo un listado de ejemplos de por lo menos 14 legislaciones estatales que abordan la situación jurídica de las comunidades indígenas: ``El fantasma de los derechos de los pueblos indígenas recorre México'', dijo.
Petrich destacó la urgencia de tender puentes entre las comunidades y las distintas sociedades que conforman México, los cuales se incrementaron a partir del levantamiento zapatista en Chiapas: ``De alguna manera tenemos adormecido el sentido comunitario. Estamos ahora en la hora de los indios, de las grandes definiciones, hora de satisfacer la necesidad de saber más. Ojarasca le está apostando contra el cansancio y la indiferencia a la situación en Chiapas, donde se extiende una guerra sorda que pretende cubrir todo en un estado de normalidad''.
Magdalena Gómez sugirió hablar del tema indígena, en la revista Ojarasca, hacia sectores más abiertos. Recordó que cuando esta revista dejó de pertenecer al INI, se vio como una pérdida y no como la necesaria salida de la revista para que abordara los temas, no desde la perspectiva del antropólogo, sino a partir de las propias experiencias de las comunidades. Destacó, asimismo, que en el debate sobre las reformas constitucionales para el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios, ha sido muy importante que no se ha permitido trivializar las demandas.
Insisten en pregonar, sostuvo López Bárcena, ``que no existe el fantasma de los derechos de los pueblos indígenas, aseguran que queremos terminar con el Estado, inventan que reclamamos fueros. Con o sin el reconocimiento, los derechos indígenas van. En el norte, por ejemplo, se invocan para resolver problemas de territorio. Los huicholes, como los conocen los mestizos, defienden su territorio contra ganaderos; en Morelos los indígenas buscan hacer su municipio. Se ha colado el tema en legislaciones de por lo menos tres estados (Oaxaca, Chihuahua y Campeche); diez entidades lo tienen contemplado de acuerdo al artículo cuarto; Guerrero, Quintana Roo y Jalisco tienen el tema pendiente. En ninguno de ellos el Estado ha quedado mermado''.
Con igual vehemencia se expresó Adelfo Regino, quien opinó que el momento que anuncia Ojarasca es el de la complementariedad de la lógica de la cultura de la oralidad, con la lógica de la cultura de la escritura, y agregó:
``Hay que esperar de la revista que se capaz de crear espacios para la reconstitución de nuestros pueblos, que sea un enlace en el que los indígenas podamos manifestar nuestra voz y debe desatar procesos donde haya miedo, como la negativa del INI a dejar las radiodifusoras en manos de los pueblos''.