En el IFE ``se salió Gobernación, pero nos dejó a Hacienda'': consejero José Cárdenas
Mireya Cuéllar Ť ``El secretario de Gobernación salió del IFE, pero nos dejó adentro al secretario de Hacienda'', define el consejero electoral Jaime Cárdenas y dice que, en términos financieros, el Instituto Federal Electoral no es un órgano autónomo sino una dependencia gubernamental más.
En entrevista con La Jornada el consejero habló de lo que llama ``debilidades del IFE'' y que no sólo tiene relación con que Hacienda fije hasta la tarifa de viáticos a que tiene derecho un miembro del Consejo General, sino a aspectos de la ley que, entre otras cosas, establece mayores facultades al secretario ejecutivo del IFE que a los consejeros.
Una de las debilidades del IFE es la financiera; no sólo dispone de un presupuesto insuficiente para organizar los comicios y se ve obligado a recurrir a los gobiernos de los estados para que le apoyen, sino que en el IFE se tienen que sujetar al catálogo de puestos y salarios que establece Hacienda y deben pedirle autorización para transferir recursos de una partida a otra.
Cárdenas narra que cuando los consejeros electorales se dieron cuenta que 2 mil quinientos pesos como gratificación para los consejeros locales y distritales era muy poco y quisieron aumentarla, tuvieron que recibir la autorización de Hacienda para poder tomar recursos de otra partida presupuestal y destinarla a los consejeros.
Por otra parte, aunque la ley dice que el IFE goza de autonomía, como es el caso de instituciones como el Banco de México o el Poder Judicial, a diferencia de los organismos mencionados, al Instituto Federal Electoral le supervisa el uso de los recursos la Secretaría de la Contraloría, cuando debía ser la Cámara de Diputados y la Contaduría Mayor de Hacienda del Poder Legislativo.
La Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos incluye a los del IFE, y eso no debería ser, ``y no porque pretendamos que nadie nos supervise, sino porque deben hacerlo las instancias correspondientes con la calidad jurídica del IFE''.
Los consejeros electorales locales y distritales --y ese es para Cárdenas otra de las debilidades del nuevo órgano ciudadanizado-- sólo son nombrados para una elección y aunque, como a nivel del Consejo General, tienen facultades para formar comisiones que coadyuvan y revisan el trabajo de las áreas ejecutivas, la ley no les otorga ninguna facultad específica a dichas comisiones.
En el caso del Consejo General, dice, a algunos directores ejecutivos no les agrada mucho que los consejeros verifiquen las tareas operativas y les hacen ver que la ley no otorga ninguna facultad a sus comisiones.
El artículo 80 del Cofipe establece que se debe crear una serie de Comisiones de Consejeros (de Organización Electoral, de Prerrogativas, de Fiscalización de los Recursos de los Partidos y Agrupaciones Políticas), pero sólo para esta última establece facultades, de tal manera que la injerencia de los consejeros en las distintas áreas ejecutivas está en función de la disposición del titular del área, a quien la ley sí le fija facultades.
Cárdenas encuentra en la concepción del IFE y su organigrama (que está en la ley) muchas de las ``debilidades'' de la institución, por ejemplo: mientras a los consejeros electorales sólo les da facultades en tanto son miembros del Consejo General --máximo órgano de dirección del IFE -- al consejero presidente (José Woldenberg) y al secretario ejecutivo (Felipe Solís Acero), les abre el abanico de atribuciones epecíficas aparte.
La Coordinación de Comunicación Social, por ejemplo, depende directamente de Woldenber, al igual que la Dirección de Asuntos Internacionales, de tal manera que si los titulares de esas áreas les corren la cortesía de consultarlos para algo es eso, una cortesía.
Recordó que recientemente visitaron el IFE un grupo de representantes de organizaciones chicanas, con quienes a los consejeros les hubiera gustado platicar, pero que nunca los invitaron a las reuniones. Tampoco Comunicación Social se preocupa por difundir la idea de que el Consejo General del IFE es un órgano colegiado, sino que ante la opinión pública el instituto es Woldenberg.
Esto no es un asunto menor, comentó, ahora que están visitando los estados, muchos funcionarios gubernamentales tienen la idea de que son un grupo de consejeros que andan por ahí de viaje, pero que no representan a la institución.
Narra una anécdota: en una visita anterior a Chiapas, cuando los consejeros solicitaron una reunión con el jefe de la zona militar, éste se disculpó argumentando un dolor de estómago. Después se enterarían que alguien dijo al militar que Woldenberg no estaba en la comisión de consejeros visitantes, así que no tenía por qué entrevistarse con ellos, pues no se trataba de una representación oficial del IFE, sino sólo de un grupo de consejeros.
Por lo que hace al secretario ejecutivo, una de sus atribuciones es representar legalmente al instituto. Así, todo el Departamento Jurídico de la institución depende de él, y sólo si éste lo considera conveniente les consulta a los consejeros que son abogados cuándo hay que sostener alegatos con otras instituciones, como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Cárdenas, que es abogado, considera que el hecho de que el tribunal pueda siempre revocar las decisiones del Consejo General del IFE es una cuestión que tendrá a ambos organismos en constante tensión.
Tal situación, dice, también le resta autoridad al IFE, porque de árbitro (en este gran torneo que son las elecciones) lo convierte en simple juez de línea. Esta situación se las hizo ver a los consejeros el miembro de una delegación de Naciones Unidas que vino a México para conocer la ley electoral.
El problema de hacer unas elecciones con una vieja estructura no es un asunto menor, comentó, porque ``cuando algunos consejeros hablamos de vieja estructura nos estamos refiriendo más que nada a una actitud''. La inmensa mayoría de los funcionarios del IFE son gente muy eficiente, apunta, pero tiene problemas para entender el proceso democratizador del país y los cambios que se dan; saben cómo hacer una elección pero tienen puesto ``su corazón'' en viejos esquemas.