La Jornada 24 de mayo de 1997

Sin respuestas político-sociales, crisis perpetuas: Sánchez Navarro

Humberto Ortiz Moreno Ť Si el gobierno de Ernesto Zedillo pospone la solución de los problemas políticos y sociales del país, como lo hizo Carlos Salinas de Gortari, no habrá recuperación económica real y siempre estará sobre bases endebles, sujeta a crisis permanentes.

La voz de quien es considerado ideólogo del empresariado nacional, Juan Sánchez Navarro, se agita cuando hace esa advertencia. Azota el puño en la mesa desde donde ofrece una conferencia ante estudiantes en la Escuela Bancaria y Comercial, y enjuicia política y moralmente al sexenio salinista. El último año de gestión, asevera, fue pleno de corrupción manifiesta, crímenes y un autoritarismo ``que no tenía nada que ver con la voluntad popular''.

Sin embargo, cuando un tímido alumno le pide su opinión sobre la administración pasada, el fundador y vicepresidente del Grupo Modelo exonera parcialmente a Salinas por las fallas económicas que precipitaron la crisis y atribuyó el surgimiento de éstas a una ``mala'' estructura política, a los asesinatos, que calificó de políticos, a la pérdida de confianza y al errático arranque del gobierno de Ernesto Zedillo, que nombró un gabinete ``incapaz'' de resolver las dificultades de la coyuntura.

``¡Yo creo en México!'', exclamó Sánchez Navarro quien, a sus 85 años de edad, lúcido y emotivo, teme más a sus respuestas que a las preguntas de sus interlocutores.

Dice que su juicio sobre el sexenio de Salinas es favorable en cuanto a las fórmulas económicas (``creo que fue una obra de primera calidad''), pero ``terriblemente duro en lo moral y en los aspectos políticos de la nación''.

Más aún, asevera que acusar al ex presidente de un desastre nacional en todos los aspectos ``sería un error y una injusticia'', pero sólo por lo que respecta a los primeros cinco años.

Miró fijamente a los alumnos y recordó el primero de enero de 1994, fecha en que estalló ``la primera rebelión grande en el país''.

Añade: ``Era el primer síntoma de que algo en lo político no funcionó'' cuando ``empezábamos a saborear las primeras mieles del Tratado de Libre Comercio''. Los inversionistas extranjeros que habían prestado dinero comenzaron a sentir inquietud por lo que estaba pasando en México, dijo.

``Pero todavía tuvieron un resto de tranquilidad en el movimiento de sus fondos. Durante un mes y medio llegaron al país mil y tantos millones de dólares, adicionales a los 30 mil que teníamos al finalizar el año anterior''.

No obstante, explicó, la confianza estaba destruida. Y si lo político anda mal, insiste, ``tarde o temprano la economía se rinde y produce situaciones absolutamente frustrantes y negativas, y creo que eso pasó en México: mientras en economía íbamos bien, en la política no podíamos ir peor''.

Luego vino el asesinato de Colosio, ``un hecho político con trascendencia económica. Algo andaba mal en la estructura política de la nación. Algo que no se había pensado. Y a los tres días de que fue asesinado el candidato, salen del país más de 11 mil millones de dólares''.

Afirmó que en 1994 el nuevo gobierno ``no pudo cometer peor error'' que nombrar ``un gabinete totalmente incapaz de resolver el problema de la confianza, a tal grado que entonces aún decía que no había crisis, que las reservas nos fortalecían. Finalmente, tuvo que devaluar a los diez días''.

Para el empresario no hay de otra: ``La transición a la democracia debe permitir que cuando un gobierno se equivoca las autoridades cambien. Que la oposición lo asuma en el momento en que quienes manejan el país no lo hacen bien. Si esto sucede, México tomará el camino correcto''.