La Jornada 24 de mayo de 1997

Pide a paterfamilias rechazar cursos que ``genitalizan'' el sexo

Salvador Guerrero Chiprés, enviado, Monterrey, NL, 23 de mayo Ť El congreso latinoamericano Sexualidad: Verdad y Significado acordó exigir a las autoridades civiles de educación pública y de salud ``oponer resistencia a las presiones de políticas antinatalistas'', en tanto los padres de familia fueron llamados a buscar la cercanía con líderes políticos, influir en los ministerios respectivos, acudir a los medios de información, demandar legalmente cuando sea necesario, organizarse

contra cursos de educación sexual que ``genitalizan'' la sexualidad y respaldarse en obispos y material didáctico distinto para evitar esa influencia.

En el que constituyó un reclamo de el Vaticano por un espacio más amplio para la Iglesia católica, ansiosa de participar en la formación de la sexualidad de un millón 200 mil feligreses en el mundo, el Pontificio Consejo para la Familia eligió esta ciudad para legitimar el contenido de lo que será un texto oficial de esa instancia antes de terminar este mes, el cual se difundirá en todas las comisiones episcopales del mundo, según informó el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente de ese consejo.

El texto, que reivindica ``derechos inviolables'' de los padres en la materia, ante instituciones como la Organización Mundial de la Salud, la UNESCO y, en general, frente a las Naciones Unidas y los gobiernos que mantengan como obligatorio un esquema semejante de educación sexual, expresa que las instancias que promueven anticonceptivos o la ``reducción'' de la sexualidad a su aspecto genital y su separación de la familia y el matrimonio, ``son quienes están imponiendo a la familia y a la sociedad un proyecto destructivo, corrupto y antisocial que un gobierno responsable no puede ni debe aceptar''.

El cardenal López Trujillo, a quien se atribuye haber promovido a Norberto Rivera Carrera en el arzobispado de la diócesis más poblada del mundo, en la ciudad de México, hizo votar los acuerdos redactados por una comisión encabezada por Peter Elliot, teólogo oficial del Pontificio Consejo para la Familia. Las manos de los 350 asistentes al Gran Salón del hotel Quinta Real se alzaron sin vacilaciones. Para promover la votación en favor, el cardenal, que estará cercano a la sucesión del papa Juan Pablo II, afirmó antes de ese ``ejercicio democrático'': ``Este texto suena a una proclama clara, de lucha''.

Después de la que llamó ``acogida absolutamente unánime'', anunció que la próxima semana el texto de los acuerdos y recomendaciones para los padres será traducido a varios idiomas y enviado a conferencias espiscopales, movimientos apostólicos, grupos de educadores y legisladores así como a los gobiernos de países con presencia católica.

Luego de tres días de pláticas carentes de preguntas pero abundantes en ``línea vaticana'', con oración al inicio, Angelus antes de la comida y misas oficiadas por Javier Lozano Barragán, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, y el propio López Trujillo, al término de cada sesión, se presentó el conjunto de recomendaciones a religiosas, educadores, dirigentes latinoamericanos y mundiales de movimientos ``pro familia y pro vida''. Se subrayó que los padres busquen el apoyo de éstos últimos.

Se argumentó en el documento conclusivo que ``frente al gran desmantelamiento de los valores morales que atenta a la razón de ser de la familia'', los padres perciben en la actualidad la presión de muchos agentes e instituciones nacionales e internacionales que ofrecen educar a sus hijos en la sexualidad humana sin considerar valores ``centrales para la Iglesia''.

Algunos de los cursos de educación sexual ``banalizan el sexo y lo reducen a un nivel biológico animal; se constata la falta absoluta de valores fundamentales con una promoción indiscriminada de perversiones y desviaciones sexuales. Otros cursos que a primera vista perecieran mejores y que se encuentran incluso en algunos colegios católicos, en esencia sufren del mismo reduccionismo, donde la simple información es más importante que la formación en valores''.

El Congreso decidió, se dice en el texto, ``hacer suyas'' las orientaciones del Pontificio Consejo para la Familia.

Proponen no desligar la sexualidad de ``una visión unitaria e integral de la persona humana... se debe educar a nuestros hijos de una manera progresiva y armónica, ofreciendo una educación estructural según el orden de los elementos constitutivos del ser humano'', lo cual incluye ``dominio de las fuerzas biológicas'', la sexualidad como ``un diálogo de amor'' que incluye respeto y dignidad, como ``testimonio de humanismo''. Se propuso a los padres:

``Primero, ofrecer siempre a los hijos un ejemplo digno de imitación. Segundo, conocer la verdad y los valores fundamentales de la sexualidad que brotan de la bondad que Dios ha impreso en la misma, a través de la cercanía y lectura de fuentes seguras de información. Tercero, educar a los hijos en el correcto uso de su sexualidad sin permitir que la separen de la dignidad y espiritualidad que posee. Cuarto, orientar y responder con claridad, prudencia y precisión moral a las preguntas, dudas e inquietudes que les presenten sus hijos.

``Quinto, enseñarlos a respetar la dignidad de su cuerpo como creación y don de Dios. Sexto, acudir, consultar y preguntar a personas capacitadas y con autoridad moral, para tener la seguridad de una recta orientación ética en el campo de la sexualidad. Séptimo, cultivar en sus hijos la vía de oración, la devoción a la santísima virgen María y la cercanía a los sacramentos penitencia y eucaristía.

``Octavo, formar a sus hijos en la verdad y la honestidad respecto a los temas propios de la sexualidad''.

En el texto aprobado, de ocho cuartillas, se plantea que los padres deberán ayudar ``con delicadeza y con criterio enseñando a sus hijos a reconocer las influencias positivas y negativas de los medios de comunicación y evitar los efectos de la erotización del ambiente, protegiéndolos especialmente de las campañas contra el sida que, equivocada y exclusivamente, se centran en la socialización y distribución de preservativos''.

Se les llama a retirar a sus hijos de todo curso donde se enseñe sexualidad en grupos mixtos, se propone que expliquen detalles en el seno familiar y actuar ``sin dilaciones'' en donde se introduzcan términos como ``derecho a la confidencialidad'', ``derechos sexuales'', ``orientación sexual'', ``salud sexual'', ``salud reproductiva'', ``sexo seguro'', ``maternidad sin riesgo'', ``género'', porque, argumentan, ``son términos formulados con el fin de implementar una ideología destructora de la sexualidad humana, por ende, de todos los valores humanos universales''.