Bernardo Bátiz V.
El debate de los ciudadanos

El debate entre Cuauhtémoc Cárdenas y Alfredo del Mazo a estas alturas, ya es historia; reciente e importante pero ya quedó atrás con todo y que produjo sus efectos en la opinión pública del país y en especial de los votantes del Distrito Federal.

Ahora toca a otros actores continuar con la intrincada trama del proceso electoral de este 1997, posiblemente el año en que se consolide el paso del sistema presidencialista al de un juego de pesos y contrapesos reales entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Este otro aspecto del momento actual de la historia política nacional, tan importante o más que la elección por primera vez de un jefe de gobierno de la capital de la república, es la renovación de la Cámara de Diputados, de una parte importante de la de Senadores, y la posibilidad tangible de que, al menos en la primera de ellas, se configure una mayoría distinta a la que tradicionalmente se ha dado desde hace ya muchos años.

En estas condiciones, otro debate menos espectacular que el que vimos el domingo, pero trascendente, es el que se está dando sin reflectores de los medios y un poco en la penumbra, pero que puede y debe salir a la luz pública, entre los candidatos al Poder Legislativo: asambleístas, diputados federales y senadores entre sí y de algún modo, con los diferentes grupos sociales cada vez más interesados en la participación política, así sea ésta no necesariamente partidista.

Dentro de estos grupos interesados en participar en el debate y en el proceso, se destacan Alianza Cívica y Causa Ciudadana APN, que proponen una consulta nacional que tendrá lugar los días 6, 7 y 8 de junio próximos.

En la publicidad de la consulta destaca el título y al mismo tiempo lema de ellas: ``Para que los diputados sirvan'', ``Se comprometan y hagan leyes'', leyes que ``sirvan'', dice el juego de palabras empleado que, como se ve, pone el énfasis en el servicio, en que los mandatarios populares cumplan un servicio en contraposición a la práctica viciosa de servirse del puesto.

Para impulsar desde fuera de los partidos a los candidatos actuales, muchos de ellos futuros legisladores, la consulta pone en el tapete que será un debate más de los votantes y no tanto de los candidatos; un debate con una serie de temas, ocho en concreto, que abarcan lo más importante de los requerimientos de política social y económica de México.

Con la sola enumeración de estos temas se ve la importancia que tendrá la consulta que de resultar amplia, constituirá un verdadero mandato popular para los legisladores al estilo de los cahiers que llevaban a París los representantes del Estado llano a los Estados Generales convocados por Luis XVI en vísperas de la Revolución Francesa. Los grandes temas de la consulta son: mejorar la situación económica; reorientar el presupuesto para atender las demandas sociales; frenar la corrupción; garantizar la participación de los ciudadanos en las decisiones públicas; ejercer el derecho a la libre asociación; lograr equidad de géneros y defender los derechos de las mujeres; fortalecer los municipios y los estados; y cumplir los acuerdos firmados por el gobierno de la República.

Como se ve, este debate no es menos importante que el que en mi opinión con toda seriedad y sin mengua de firmeza y convicción dieron los candidatos del PRD y del PRI, sólo que este nuevo debate al que convocan Alianza Cívica y Causa Ciudadana, es una especie de respuesta al primero; ya oímos lo que proponen los candidatos, ahora nos toca oír lo que propondrán los ciudadanos.