La Jornada jueves 29 de mayo de 1997

Jorge Legorreta
Divergencias y convergencias urbanas del debate

Independientemente de los impactos políticos que generó el debate, habría que comentar ahora la importancia de algunas propuestas divergentes y convergentes entre los candidatos del PRI y del PRD, y por supuesto, algunos vacíos respecto a los problemas más críticos de la ciudad.

Una primera divergencia se dio alrededor de los megaproyectos mencionados por Cuauhtemoc Cárdenas. Entendemos que se refirió al Tren Elevado de Santa Mónica a Bellas Artes, a la carretera de La Venta-Colegio Militar, a los dobles pisos sobre el periférico, al Proyecto Alameda y a los estacionamientos subterráneos, algunos de estos últimos ya en construcción. La oposición del candidato del PRD a ellos se infiere al señalarlos como producto de decisiones minoritarias y de servir como grandes negocios de unas cuantas personas. Sin embargo, aunque compartimos la crítica, lo endeble de tales proyectos no está en que sirvan como negocios de unos cuantos, ¿qué gran obra pública construida no es un negocio para unos cuantos?

El cuestionamiento fundamental está en la reducida utilidad social, en el impacto negativo que causarán al medio ambiente y, principalmente, en que no resuelven los problemas de raíz. El silencio del candidato del PRI expresa claramente su apoyo a tales megaproyectos. Esperemos la postura del candidato del PAN.

Una segunda divergencia es la propuesta de convertir al DF en el estado 32 con una legislatura autónoma y l6 municipios. Es una vieja idea acuñada desde hace más de 20 años por la izquierda comunista, en el intento por recuperar la plenitud de los derechos políticos en la capital del país. La viabilidad política de tal propuesta es difícil, pues nos remite a un complejo problema histórico por la presencia de los poderes federales. No hay necesidad de enfrascarse en una conflictiva modificación jurídica. Un estado de excepción favorecería más la plena recuperación de derechos políticos y conservar, al mismo tiempo, los poderes federales; esto podría lograrse sin necesidad de asignarle al DF el estatus de otro estado de la federación. Hay avances democráticos que, si bien es cierto no son los esperados, demuestra que no es indispensable tal estatus para recuperar algunos de esos derechos. Entre otros, la actual elección del gobernador del DF y en tres años más, la de los delegados políticos; así como algunas atribuciones más autónomas asignadas a la ARDF. Por eso, no compartimos la propuesta del estado 32, como tampoco las endebles críticas del PRI en el sentido de que municipalizar al DF implicaria crear ``l6 problemitas'' en la ciudad. No la compartimos simplemente porque las políticas urbanas de los principales servicios públicos son, y seguirán siendo, políticas de carácter general. París y otras grandes ciudades del mundo cuentan con régimen municipal y no son necesariamente por eso un caos en la administración de sus servicios.

La tercera es una convergencia. Se refiere a la salida de la industria contaminante de la ciudad, exigida originalmente en algunos foros por el candidato del PRD y contenida en su programa Una ciudad para todos que a la letra dice: ``Concertar con las medianas y grandes empresas contaminantes la modernización en términos ecológicos de sus plantas en el corto plazo, o su cierre o su salida de la ZMCM'' (p. 87). En el debate, Cuauhtémoc Cárdenas modificó tal postura al proponer transformar la industria contaminante en industria limpia, omitiendo la opción de reubicarla. Converge así con las actuales políticas ambientales del gobierno por mantener aquí la planta industrial contaminante bajo ciertos controles; y además, con el propio candidato del PRI, Alfredo del Mazo, quien impulsó tal reconversión industrial, en su paso por la Secretaría de Energía.

Por último, los vacíos urbanos. Las grandes ausencias de propuestas específicas sobre el transporte, el agua y el mercado ambulante, entre otras, impidieron debatir las opciones partidarias. Los enfrentamientos violentos entre comerciantes ambulantes con la policía, escenificada hace días en la estación Pino Suarez con el saldo de un muerto, parece desafiar una campaña electoral y sus candidatos, empeñados en debatir todavía los grandes enunciados con mínimas opciones concretas.

El foro del PRD celebrado ayer en el Museo de la ciudad, reseñado aquí por nuestro compañereo Alfonso Urrutia, aporta algunas propuestas concretas sobre el agua, la ecología y la vivienda, mismas que deberían servir de base para continuar ampliando su debate público con la otras fuerzas políticas. Eso es indispensable para fortalecer la emisión de un voto más razonado. Ojalá el PAN y el PRI acepten la sugerencia.